domingo, 30 de enero de 2022

249. ¿Amateur o autodidacta?

 Ya, parece claro que estos dos términos nombran cosas diferentes, aunque también parecen estar, de alguna forma, extrañamente, relacionados.

En La información, de Martin Amis, extraña (también) novela, el antihéroe (y anti-autor) protagonista, Richard Tull, charla con una especie de rufián, ex-presidiario (que se ha intelectualizado en la cárcel), y explora la posibilidad de que alguien le dé una buena paliza a un colega (¿amigo?) escritor de enorme y súbito éxito. Se acaban de conocer y se están tanteado. 

"(...) Tragó saliva y, con cierto esfuerzo, dijo:

Soy autodidacta.

 Sí, escucha, pensó Richard: incluso sabe decir autodidacta... (...) Notó que no se trataba de un joven del montón. Tampoco un prototipo, quizá; pero no convencional. Comprendió también (por primera vez) que los autodidactas siempre están sufriendo. El miedo a la ignorancia es violento, atávico; el miedo a lo desconocido es como el terror a la oscuridad. (...)

Yo me licencié en Oxford con sobresaliente repuso Richard. Autodidacta..., esa es una vocación dura. Siempre está uno intentando ponerse al corriente, y no llega a amarse plenamente el conocimiento. Siempre es para uno mismo."*

Duro juicio el de Richard Tull, desde su trágico cinismo, piensa uno (¿por alusiones?). ¿Cuándo es uno amateur y cuándo autodidacta? ¿No debería uno evitar ser las dos cosas a la vez? ¿Dónde queda en todo esto lo (meramente) académico?

Y la última: ¿quizás demasiadas lecturas recientes de (y sobre) Nietzsche?


* Martin Amis. La información. Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Barcelona: Anagrama, 1996; p. 156.




jueves, 20 de enero de 2022

248. Un paseo por (hacia) la biopolítica

 Una nueva iniciativa de la Cátedra Hercritia y del foro Glauca (Por una postmodernidad alternativa, desplazando al neoliberalismo), y aquí una nueva contribución, resultado de un largo paseo (2020 - 2021) por (y en busca de) la biopolítica, en medio de esta crisis biopolítica global:

https://www.catedradehermeneutica.org/por-una-postmodernidad-alternativa-15/



miércoles, 19 de enero de 2022

247. Si me das a elegir

 Sé que no tiene mucho sentido tan siquiera plantearlo o mencionarlo, pero son cosas que, quién sabe por qué, se le ocurren a uno conduciendo por la M-30 camino del trabajo. Y que el condicional retórico, tan improbable, solo se lo plantea uno a sí mismo como escuchando la canción de fondo*, algo que pasa con frecuencia cuando se va conduciendo. Pues eso...

Hay una perspectiva, que a veces, como ahora mismo, me parece interesante, en la que, malgré tout y con perdón de la neurociencia y la neuro-profesión, si me das a elegir entre Giner de los Ríos y Ramón y Cajal, creo que me quedo con el primero**. 


* También me quedo, entre las versiones de esa canción, con la de Antonio Vega, tan frágil y verdadera.

** De momento, solo quería dejar anotada esa perspectiva, o esa conclusión. Habrá que explicar en algún momento la intuición de partida (que suelen ser fugaces y también frágiles), pero algo tienen que ver, sin duda, mis recientes lecturas de La tradición de la intradición, de Víctor Méndez Baiges (Tecnos, 2021). Lecturas que todavía prometen mucho. 



martes, 18 de enero de 2022

246. Un consejo de Goethe

 Encuentro en Huellas (1994) esta cita, que podría no venir mal en este momento, en cualquier momento:

“Nuestro consejo es que cada cual prosiga por el camino emprendido y no se deje impresionar por la autoridad, ni oprimir por el consenso general, ni arrebatar por la moda”.

Nada menos, so easy, tal cual.  Dejo para otra ocasión encontrar el locus de la cita (Del legado póstumo) y, como procede, el nombre de su traductor(a).



sábado, 8 de enero de 2022

245. De profesiones y aficiones

"‒¿Lo sabías que pinto? ‒preguntó complacida‒. ¿Quién te lo ha dicho?
 ‒Qué más da, lo he sabido por ahí. 
‒Yo no pinto bien, ni lo pretendo. Soy aficionada solamente se defendió. Eso para el que sea profesional.
Yo le dije que no se debe ser aficionado en ninguna cosa, que si no le parecía la pintura una cosa importante, que no cogiera nunca un pincel."

 Este breve episodio literario, recogido en Entre visillos, de Carmen Martín Gaite, tenía (tiene*) lugar presumiblemente en Salamanca, a orillas del Tormes, cerca del puente de piedra. Lo leí con gusto hace poco, en Navidades, mientras pasábamos unos días agradables paseando por aquella espléndida ciudad.

Pablo (el narrador), un profesor de alemán, de vuelta, por un tiempo, en su ciudad natal, y Elvira, una joven existencial e intelectualmente asfixiada entre aquellos visillos provincianos de posquerra, insinúan, entre leves movimientos a lo Rojo Negro, uno de esos amores difíciles** que tan bien nos contó Italo Calvino. Era fácil, asomándose al puente de piedra, imaginar allí abajo a los dos protagonistas, tumbados sobre la hierba, en sus sutiles, y al final tristes, juegos de desafío y seducción.

Sin embargo, más allá del interés literario y metaliterario de la escena (¿será Salamanca un lugar donde los personajes de las novelas se vuelven reales, o viceversa, como el Augusto de Niebla?), el episodio, quizás metafóricamente autobiográfico (para la autora y para mí), me hizo pensar en uno de mis temas recurrentes. 

Lo profesional y lo amateur (la ciencia y la filosofía, para mí, respectiva y sencillamente). Es posible que se trate solo de una división (¿oposición?) figurada, o convencional, de diferentes categorías sociales para describir una práctica o un hábito personal. Categorías sociales estructuradas alrededor del trabajo. Más allá de eso, que es tan complejo como todo lo socialmente determinado, lo principal, para lo uno y para lo otro, parece ser lo que le aconseja Pablo a Elvira: que si no le parece importante, que no coja el pincel. Que implica lo complementario, esto es, que si le parece importante, que no deje de hacerlo. Lo amateur y lo profesional, ellos hablan de amores, en realidad (o también), de todos los tipos, y de las decisiones que llevan consigo.


* A este respecto, el de la intemporalidad de lo escrito, viene a cuento un texto de Elena Fortún con el que Martín Gaite abre su Caperucita en Manhattan: "(...) lo que ha pasado no está escrito en ninguna parte y al fin se olvida. En cambio, lo que está escrito es como si hubiera pasado siempre."

** "Amores cobardes", los llamó (llama) Silvio Rodríguez en Óleo de una mujer con sombrero, si es que se trata ahí de lo mismo.



domingo, 2 de enero de 2022

244. Hablar / escuchar

 Si estamos con alguien que habla mucho, no hay que intentar hablar más que él/ella. Y si habla poco, tampoco. (De Huellas, 1993)

Experiencias de algunas conversaciones asimétricas, imagino.

Una cosa es enunciar una recomendación o una máxima (cualquiera que sea el motivo para hacerlo), y otra seguirla uno mismo; que bien podría ser que el motivo de imaginarla y formularla fuera justamente la incapacidad (más o menos consciente) de seguirla (Dx).