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martes, 23 de abril de 2024

362. Gramsci y los filósofos

 Estos QSY, que nacieron como un experimento (gadameriano, me decía yo, sobre todo al principio), se han ido convirtiendo, a veces, en otras cosas. Nunca han dejado de ser (o de querer ser) meras notas, pero (de ahí el experimento), notas públicas (por más recónditas que puedan también ser). Cumplen, al menos para quien las escribe, otra función, de la que seguramente no conviene hablar mucho (si acaso, más adelante). Digamos de momento que, mientras la cumplan, bien está. Hay aun otra más, sencilla, inmediata, y es la de hacer de registro, de phármakon (Platón, Derrida) para la memoria (una función bastante común de las notas, naturalmente). 

Anoto aquí, por ello, una cita de Gramsci, interesante por verdadera, que encontré en uno de los artículos de Marcial Suárez que Mu anda revisando últimamente*. Aquí la cita, en una versión algo más extensa que la del artículo:

"Todos los hombres son intelectuales, podríamos decir, pero no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales (...). No hay actividad humana de la que se pueda excluir toda intervención intelectual, no se puede separar el homo faber del homo sapiens. Cada hombre, considerado fuera de su profesión, despliega cierta actividad intelectual, es decir, es un "filósofo", un artista, un hombre de buen gusto, participa en una concepción del mundo, tiene una consciente línea de conducta moral, y por eso contribuye a sostener o a modificar una concepción del mundo, es decir, a suscitar nuevos modos de pensar." **

"Todo el hombre está en todo hombre", nos enseñó Montaigne y nos recordó Sartre (Les mots).


* Suárez M. Los intelectuales y la libertad, El País, 31/12/1976. (https://elpais.com/diario/1976/12/31/cultura/220834805_850215.html) Hay un addendum del 11/01/1977: La cita era de Gramsci (https://elpais.com/diario/1977/01/11/opinion/221785207_850215.html).

** Gramsci  A. Los intelectuales y la organización de la cultura. La cita está tomada del Estudio Introductorio de GA Varesi, pp. 36-37, a la selección de textos con título Hegemonía y lucha política en Gramsci, Buenos Aires: Luxemburg, 2016.



lunes, 15 de abril de 2024

360. Intolerancia o silencio

No sé si puede tener algún interés, qué se yo para quién, mostrar aquí cierta metodología en la gestación de estos QSY (valga la redundancia), por poco sistemática que sea. El caso es que habían encontrado un lugar, de un modo más o menos espontáneo, en algo que podríamos llamar un proto-QSY, dos textos, uno de Karl Jaspers y otro de Marcial Suárez. La idea originaria de ese (este) QSY era cierta relación, aún no del todo clara (más bien intuida), entre ambos textos; una relación (una idea), pues, que, para aclararse convenía dejar madurar o, al menos, reposar. Y eso hice, dejarlos aquí varias semanas, en espera de algo que no es fácil de prever ni describir, algo que solo puede señalarse cuando ocurre, como un pequeño acontecimiento. Quizá tenga que ver con cosas de la vida cotidiana que han pasado entre tanto, y quizás también con el recuerdo oportuno (quién sabe, de nuevo, por qué) de otro texto, este de Habermas, de lectura también reciente. El centenario filósofo alemán publicó en 1973 un artículo (el texto de una conferencia impartida por la radio) con el título de ¿Para qué aún filosofía?. La pregunta estaba restringida, más o menos, al ámbito alemán y al medio siglo precedente, y se apoyaba, de entrada, en un texto previo de Adorno: "La filosofía, al tener que justificarlo todo por sí misma, no podía ya soñar por más tiempo en hacerse dueña del Absoluto; es más, debería prohibirse pensar en él para no traicionarlo, y, sin embargo, no debería dejarse desplazar un ápice del enfático concepto de Verdad. Esta contradicción es su elemento."

Los textos, dice LLedó, tienen relieve, y en este último, a la luz de mi lectura, destacó especialmente ese "concepto de Verdad", al que, reconozco, no soy particularmente aficionado. Y así quedó, de alguna forma, en mi memoria, envuelto en una vaga reflexión sobre si, al cabo, no hacemos (aún hoy, en lo filosófico y en lo cotidiano) sino discutir eternamente entre nosotros sobre aquello que cada uno considera verdadero y sobre el modo en que ha llegado a considerarlo así. Socráticamente, diríamos, en el mejor (el mejorcísimo, claro) de los casos. 

Así, pues, fue esta última idea la que me permitió encontrar la relación (quizás ya intuida al principio) entre los dos textos previos.

Dice esto Jaspers cuando analiza la confrontación de la fe filosófica (lo que él denomina de este manera) con la fe religiosa:

"Las posiciones ideológicas secularizadas tienen a menudo en el seno de las culturas occidentales ese rasgo de absolutidad, de persecución de otras ideologías, de secta agresiva, de interrogatorio inquisitorial de los demás, siempre como consecuencia de creer en el derecho de exclusividad de la verdad considerada como absoluta por el que la sustenta.

Frente a toda esa realidad, la fe filosófica no tiene otra perspectiva que la idea, difícil de aceptar, de que contra la ruptura de comunicaciones y contra la prohibición de la razón, admitida solamente con condiciones, fracasa la mejor voluntad de llegar a una franca comunicación." **

 El segundo texto, sobre el que Mu y yo hemos hablado mucho recientemente, pertenece a la segunda parte de la novela El agua y el vino, de Marcial Suárez:

"Andrés sentía una gran estimación por Berardo, y Berardo la sentía por Andrés. Por eso, cuando Berardo acabó de hablar, Andrés guardó silencio durante un rato. Era el silencio de la estimación. Cuando dos personas hablan de una cuestión sobre la que tienen puntos de vista contrarios, los silencios pueden evitar acritudes, dan serenidad al desarrollo de una discusión que, de otro modo, iría avanzando -o retrocediendo- a golpe de choques y choques." ***

Cuando decidí poner estos dos últimos textos en contacto, me inclinaba más bien por una defensa del silencio (en el sentido ahí propuesto por M. Suárez) como garante, paradójicamente, de una "franca comunicación" (en el sentido de Jaspers). Callar, sin embargo, para evitar el bloqueo, la confusión y el daño, debería permitir además, en algún momento (cuando sea posible) iniciar cuidadosamente una comunicación abierta y confiada, despersonalizada, una búsqueda común de la verdad.

"Tú verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a  buscarla.
La tuya, guárdatela." ****

 ¿Para qué guardársela?, cabría preguntarle virtualmente al poeta. Para recordar, quizás, alguna vez, que no hay verdades individuales; que, como escribió otro poeta (E. E. Cummings), solo sintiendo somos nosotros mismos, mientras que cuando creemos, pensamos o sabemos, somos "muchos más".


* Habermas J. ¿Para qué aún filosofía? Teorema: Revista internacional de filosofía, Vol. 5, Nº. 2, 1975, págs. 189-212.

** Jaspers K. La fe filosófica. Traducción de J. Rovira Armengol. Buenos Aires: Losada, 2003, p. 94.

*** Suárez M. El agua y el vino. Segunda Parte. Barcelona: Anthropos, 1992, p. 88.

**** Machado A. Proverbios y cantares, LXXXV. Nuevas Canciones.



sábado, 29 de julio de 2023

323. Nec ego loquor omnibus

 Las cosas de la web, las redes sociales, los algoritmos de búsqueda y la inteligencia artificial; cosas que no dejan de sorprendernos y que parecen reclamar una toma de posición por nuestra parte. Aquí un ejemplo.

Raf Vallone (1916 - 2002), el actor y director italiano, vino a España en 1990 (lo compruebo en la web) para representar un Tito Andronico impresionante y terrible, que fuimos a ver Mu y yo con Marcial Suárez (esto último lo recuerdo bien). Entre los documentos de su padre que Mu viene clasificando y archivando desde hace unos años se encuentra una carta de Vallone a Marcial, en la que le agradece el envío de dos artículos suyos publicados en El País. Marcial se los había enviado, en junio de 1991, tras una visita de Vallone a Peñíscola, para la celebración del 30 aniversario del rodaje de El Cid. En una entrevista publicada en El Independiente (11/06/1991), el actor italiano se había mostrado muy crítico con los dirigentes comunistas europeos que celebraban la liquidación en curso de la Unión Soviética y del mundo socialista, y citaba a Lenin: "No hay revolución sin tradición." A Marcial tampoco le gustaba nada lo que estaba pasando, y no creo que le fuera a extrañar mucho, si aún viviera, la evolución posterior de todo aquello, incluyendo los desastres de la guerra actual. Así se lo explicaba en su carta: "Me permito enviarle dos artículos que he publicado en El País, de Madrid. Con ellos, quiero rendir un modesto homenaje de amigo a la firme claridad de su posición política, es decir, humana." "Humana", esto también es importante, o es lo más importante.

En su respuesta, dice Vallone que sus artículos le han recordado una cita y una idea de Petrarca, y la recoge allí en latín y en italiano. En cuanto la leo, me resulta muy sugerente y afín a otras citas o ideas que utilizo (y que diré), y  me propongo buscarla en la web. Durante varias semanas ni Google ni el dichoso ChatGPT me sirvieron de gran cosa. Parece ser que entre las virtudes de este último no está la búsqueda de textos (lo que contrasta con su demostrada capacidad para crear textos). Ayer, sentado en la peluquería, haciendo tiempo (bonita expresión, esta) mientras esperaba mi turno, encontré por fin la cita en un remoto foro de especialistas en Petrarca, dentro de una red social en la que, por cierto, tuve que registrarme trabajosamente. El texto latino que recogía Vallone en su carta estaba algo modificado, y eso debió de contribuir a la dificultad de la búsqueda. 

"nec ego loquor omnibus, sed tibi, sed mihi et his paucis quibus hec rara conveniunt"

"non mi rivolgo a tutti, ma a te, a me e a quei pochi cui si addicono queste cose eccezionali"

 El texto es del segundo capítulo de De vita solitaria, del poeta (y uno de los padres de todos ellos), y podría trasladarse al castellano así: 

"no me dirijo a todos, sino a ti, a mí, y a los pocos que comparten estas cosas excepcionales."*

"We few, we happy few, we band of brothers", escribirá unos siglos después Shakespeare (Enrique V, Acto IV, Escena III), uno de los principales seguidores de Petrarca. Amistad, humanismo y, si se quiere, algo que en algún otro lugar, por aquí, he llamado sano elitismo. Todo ello muy compatible con lo que entendemos, sanamente también, como vida solitaria, y especialmente durante las (ya inminentes) vacaciones de verano.

Rescatada la cita del laberinto de la web (Jarauta), la incorporo como una divisa principal de estos QSY. El "qué se yo" de Montaigne podría completarse así con el "para quién" de Petrarca.


* Sigma, hermano de Mu, profesor singular y apasionado de latín y griego, me sugiere (por Whatsapp) esta traducción, claramente mejor, para el final de la frase: "...sino para ti, para mí y para esos pocos con los que estas marcianadas (sic) nos hermanan." Es la lectura que habría hecho (o hizo) Shakespeare, seguramente.



sábado, 10 de junio de 2023

303. El "poder" de las vanguardias (y el cinismo de un pacto)

 Decía Freud que, en su exploración de los rincones desconocidos del alma humana, siempre que descubría un nuevo ámbito de estudio para la ciencia, algún poeta había estado allí antes que él. Algo parecido ocurre en la política, que trata, como enseñó Aristóteles, no de lo que es (objeto de la ciencia), sino de aquello que puede ser de una u otra manera. En algunos frentes de avance político y social (pienso ahora en el feminismo, el ecologismo y el animalismo*), hay personas, activistas, que llegan antes porque van "haciendo camino", en ocasiones de modo ruidoso, escandaloso y algo teatral. Otros, más calculadores (maquinadores, por decirlo con un término que Heidegger desarrolló en un sentido iluminador), aprovecharán después esos mismos caminos para mostrar al mundo adónde lleva ("como no podría ser de otra manera"), no la imaginación y la audacia, sino la necesidad y el sentido común. Son aquellos y no estos, sin embargo, como cantó el poeta (comunista)**, "los imprescindibles" ("die Unersetzlichen"***).

*El activismo del que aquí se habla (docta spes, para decirlo con Bloch) es, precisamente, el que ha elevado el feminismo a la lucha por la dignidad de la diferencia humana, el ecologismo a la lucha por la supervivencia de la biosfera, y el animalismo, no solo a la defensa de los animales no humanos, sino, también y más allá, a la reivindicación de la condición esencialmente animal del ser humano.

**Ver nota al pie en §257.

***"Los insustituibles", en una traducción más precisa y también más al caso del pacto político reciente (y cínico) que aquí se comenta.



sábado, 25 de febrero de 2023

288. Contad los muertos

 A un año ya del inicio de esta guerra, como todas, evitable, recuerdo la sorna con que Marcial Suárez contaba la leyenda patriotera de la batalla de Rocroi. "¡Contad los muertos!" Recuerdo también cómo en algunas discusiones políticas, a veces duras, crudas (la fuerza del logos), él mismo denunciaba el recurso (fácil, a veces desesperado) de algún participante a "los muertos", y especialmente a los muertos de un bando, del otro o, con aparente ecuanimidad, a los de ambos bandos. "Venga, ahora vamos a ponernos a contar los muertos", decía. Un comunista cansado de que le estuvieran echando encima (como aún hoy nos los echan) "los muertos del comunismo".

De los vivos y los muertos, la admirable trilogía de Símonov, sobre aquel episodio, aquella visión, de Pierre en Guerra y paz. Novela que leí por recomendación de Faustino Cordón.

Contar los muertos, que es, como nos enseña Heidegger con sus singulares juegos etimológicos (en sus lecciones sobre Nietzsche), contar-con ellos. Con los que haga falta, como una mercancía más. Tanatopolítica.

En la tercera parte de Los Thibault, El verano de 1914, Jacques, el Aliosha de la familia, vive en Ginebra con otros revolucionarios y pacifistas. Pensando en un artículo que tiene que entregar, recuerda un texto de Lamartine: "Hay dos patriotismos. Hay uno que se compone de todos los odios, de todos los prejuicios, de todas las groseras antipatías que los pueblos, embrutecidos por gobiernos interesados en desunirlos, alientan unos contra otros... Hay otro que se compone, por el contrario, de todas las verdades, todos los derechos que los pueblos tienen en común...". Sí, primero piensa que se trata de "verborrea decimonónica", pero después se da cuenta de que sigue plenamente vigente. 

También hoy. Que alguien cuente (y nos cuente) los muertos de esta guerra. Y que nos cuente para qué han muerto, para qué se han matado unos a otros.

Algo así se preguntó Mark Knopfler durante la Guerra de las Malvinas:

 "Now the sun's gone to hell and

The moon's riding high

Let me bid you farewell

Every man has to die

But it's written in the starlight

And every line in your palm

We're fools to make war

On our brothers in arms."

 


miércoles, 27 de abril de 2022

257. Recordando a Carlos Álvarez bajo una morera machadiana

 En el barrio de Tetuán, en un sitio elevado desde donde se ven las afueras de Madrid, hay una morera grande y vieja que los vecinos quieren salvar del pelotazo urbanístico de turno. En el invierno pasado parecía seca, muerta, condenada, y en el plan de algún constructor estaba cortarla; pero la movilización de los vecinos le dio una prórroga a su ya larga vida, y "con las lluvias de abril" se ha vuelto a vestir de verde en este "otro milagro de la primavera". 

Allí estuvimos reunidos el pasado 23 de abril, Día del Libro, unas 10 - 15 personas en un sencillo, sencillísimo, homenaje a Carlos Álvarez, poeta (y) comunista recientemente fallecido (sirva la conjunción entre paréntesis para recordar a Marcial Suárez y su teoría de la resistencia de los adjetivos*). La amistad, el respeto y la admiración que ambos se profesaron tenía bastante que ver con que Mu y yo nos hubiéramos incorporado a aquel pequeño círculo sagrado de lectores de poesía. Hacía frío, soplaba un viento potente desde la sierra, lloviznaba, y el descampado abandonado donde sobrevive la morera nos había llenado los zapatos de barro. Daba igual, allí pudimos escuchar, dignamente recordadas, recitadas, las ásperas y atormentadas palabras del poeta, como aquellos "cantos agresivos, duros, de aristas afiladas (...)" convertidos por el tiempo y la vida en esos cantos rodados, oscuros, del lecho del río, que el poeta perseguía, "¡cantos que ayer gritaban y hoy meditan mientras el río fluye contra el cielo!**


* De acuerdo con esta teoría, no todos los adjetivos serían capaces de resistir la fuerza de algunos sustantivos, pero el adjetivo "comunista" parece resistir bien la del potente sustantivo "poeta". Hay así una consistencia y solidez en la expresión "poeta comunista" (y un buen número de ejemplos notables) que no se percibe, p. ej., en la de "poeta socialdemócrata".

** Cantos y cuentos oscuros.

 

 

sábado, 16 de abril de 2022

256. Bertrand Russell en Pontevedra

 Hace unos días Mu y yo hicimos un viaje rápido a Pontevedra para consultar el Archivo Provincial de la ciudad. Buscábamos algunos artículos que Marcial Suárez había publicado en la revista Litoral, homónima pero distinta de la de Prados y Altolaguirre, que se había editado en esa ciudad durante los años 50. 

Fue un viaje muy agradable, en el que pudimos disfrutar de algunos encuentros con gente querida, y de paseos tranquilos por aquella espléndida ciudad de calles bonitas, enxebres, e impresionantes camelios.

Hojeando cuidadosamente la revista digitalizada (años 1957 y 1958), encontré, entre las noticias internacionales, una referencia a un episodio político protagonizado por Bertrand Russell. Eran más o menos los primeros tiempos de la Guerra Fría, una reciente cumbre de la OTAN* había tensado una vez más las relaciones entre EEUU y la URSS, y se hablaba ya del peligro de una guerra nuclear. La revista, en su número de abril de 1958, recogía la carta abierta que Russell había dirigido a través de la revista New Statesman a los dirigentes norteamericanos y soviéticos**. Una vez recibidas y publicadas las respuestas (primero de Kruschev y después de Dulles, Secretario de Estado de Eisenhower), el filósofo publicó su propio resumen de la situación.

"Hay dos potencias en el mundo, A y B. La potencia A es y fue siempre sumamente virtuosa, B siempre perversa. A intenta la libertad. B conduce a la esclavitud. A cree en la paz. B en la guerra imperialista. A pide la justicia para el débil. B se asienta en la tiranía. Ambos países están de acuerdo en todo esto y nosotros de acuerdo con ellos. Pero se da una pequeña diferencia: saber quién es A y quién es B."

Ahora que las bombas vuelven a matar (también) en Europa, ¿qué habría que tener en cuenta para actualizar el análisis de Russell, además de incluir a la potencia C?


* Dentro de un par de meses se celebrará otra muy cerca del parque que suelo recorrer plácidamente en bici.

** Aquí se puede encontrar una referencia a las cartas abiertas: 

https://www.newstatesman.com/uncategorized/2014/03/magazine-missile-crisis-and-movement




jueves, 29 de julio de 2021

222. Antídoto

 Escribí hace unos meses sobre la "dieta de datos" (§203) a la que debía someterme para terminar un artículo a todo correr, dejando atrás, o a medias, seguramente, la sobredosis de filosofía del momento. Ahora, verano, inicio de vacaciones, perspectiva de largas lecturas, paseos y conversaciones, horizonte de calma, querría prescribirme (medice cura te ipsum*, como le gustaba decir[me] a Marcial Suárez) todo lo contrario, la anti-dieta de datos, la fiesta, la orgía de las ideas, las intuiciones, no necesariamente claras y distintas, como quería Descartes, sino vagas, inquietas, huidizas, como las ideas-liebre de Bergamín. El antídoto de los datos, nombre, por cierto, de un riquísimo vino soriano que Dionisos puede aportar a la fiesta.


* Lucas, 4, 23.



sábado, 17 de octubre de 2020

181. El desánimo y la imagen

 Uno mismo es su primer lector, le escuché una vez a Marcial Suárez, autor (de textos y de actos*) de referencia en este blog. Releerse (como en general, releer) ayuda. El anterior #180, que sustituyó parcialmente al #180 original, devuelto este a su condición primera de borrador, me llevó a un cierto desánimo "sociológico". Hace un par de años comencé una mini-serie en este blog bajo el título genérico de aporías de la democracia. Algunas quedaron ya escritas, mientras que otras, aún borrosas (borradores), forman parte de este desánimo larvado** y recurrente. Una de ellas tiene que ver con la obligación política de convivir (coexistir) en un mismo país, valga la redundancia, con los/las que aquí muy acertadamente, con la imprecisión justa (sensu lato), llamamos fachas***. No con unos pocos fachas residuales, sino con millones de personas, también jóvenes (¡ay!) que se han tragado todo ese paquete ideológico de la peor de las Españas****. No se trata solo de personas, lo sabemos, que ya sería bastante, sino de estructuras socioeconómicas y sociopolíticas (esto es, ontológicas).

Ha venido en mi ayuda, sin embargo, en la referida relectura, el reciente (y relativamente más optimista) #177. Pensemos, me digo, en el extraño poder de las imágenes frente al que nos previene Emilio Lledó. Pensemos, un paso más, con cierto giro fenomenológico, qué sería todo ese mundo facha sin imágenes. ¿No es él mismo un resultado más, hipertrófico y grotesco, de ese pseudo-mundo creado por la publicidad y los medios de comunicación corporativos? No quiero decir que sin imágenes***** ese mundo facha desaparecería, sino que la mayor parte de lo que vemos de él, los gestos, las mentiras, el cinismo chulesco y provocador, se han hecho solo para la imagen (dirigida, corporativa, publicitaria), como los "argumentarios" en los que se inscriben. No, seguramente ese mundo no desaparecería, pero es posible que fuera (casi) irrelevante. Al menos para este desánimo.

Un amigo me contó hace poco que había dejado de tener televisión en casa. Sí, algo tan sencillo, dejar de verlos, podría ser una buena idea. También podríamos salvar las películas que vemos (una buena parte de la narrativa que necesitamos como un alimento), conservando esas pantallas (entre las otras muchas, seguramente hoy irrenunciables), y quedarnos con lo formal (y en consecuencia esencial) de ese gesto. No verlos, no escucharlos, no entrar, ni siquiera críticamente (¿para qué?) en esa trampa. Ponerlos entre paréntesis, como diría un fenomenólogo, dudar incluso de que algo así pueda existir en realidad, al margen de la pura propaganda. Si fuera posible, olvidarlos.


* Procede, creo, recordar aquí, de nuevo (con motivo del binomio autor/actor, precisamente en un dramaturgo) a su buen amigo Carlos Gurméndez, y su sartriano El hombre actor de sí mismo. Ensayo de una antropología dialéctica (Akal: Madrid, 1977). Otra de las obras del filósofo que leí con gusto.

** En fase larvaria, ¿y en la espera/esperanza de una próxima metamorfosis?

*** La cursiva pretende llamar la atención sobre la feliz confluencia en este término castellano, según el DRAE, de dos significados con origen en dos términos italianos diferentes, faccia y fascio, que nos llevan a distintas acepciones (poéticamente confluentes) en nuestro idioma: mamarracho y fascista.

**** En palabras de un tuit reciente del admirable (y lúcidamemente longevo) Edgar Morin, la de las "ruidosas botas" y también la de las "silenciosas pantuflas".

***** Recordemos aquí un momento al Peter Handke de La pérdida de la imagen o por la sierra de Gredos



sábado, 2 de febrero de 2019

35. Podemos y el camarada Sverdlov

LLevamos algunas semanas asistiendo a un nuevo episodio de eso que el periodismo actual (tan impregnado de metodología publicitaria) denomina "crisis de la izquierda". De la izquierda realmente alternativa, se entiende, no de la "alternante", la que alterna con la derecha la gestión de un Estado estructuralmente antiigualitario (véase, como ejemplo de esta alternancia cíclica y retroalimentada, la gestión de la enseñanza pública, lastrada desde hace décadas por la enseñanza concertada). Desde que tengo uso de razón (política), he conocido numerosas "crisis" de esta izquierda alternativa, en España y en esa parte del mundo de la que tenemos alguna información regular (de nuevo, aquí, el periodismo, o mejor, los medios de comunicación). Tantas, que podría uno pensar que más que de "crisis", en un sentido más bien clínico*, se trataría de procesos de generación de iniciativas políticas ante nuevos contextos históricos.

Hay al menos dos elementos constantes (a lo largo de los años) en la evaluación que solemos hacer de estos periodos de "cambio rápido" en la izquierda: el de las ideas y el de la organización. También solemos juzgar las acciones individuales y colectivas, lealtades, deslealtades, traiciones, firmezas, la astucia, la inteligencia, la ignorancia, la mala fe, entre otras, aunque todos estos aspectos parecen estar vinculados de algún modo a las ideas y/o a la organización (qué importancia tendrían, si no, salvo para una interpretación literaria de estos procesos).

¿Qué relación hay entre las ideas y la organización en un movimiento político? Desde hace algunos años se ha impuesto un eje (o plano) de pensamiento definido por el par de contrarios abierto-cerrado. Así, la apertura de las ideas, frente al dogmatismo, la ortodoxia, la intolerancia, incluso, se correspondería con la apertura de la organización, frente al sectarismo, el centralismo, la disciplina. Es curioso que en Podemos, la organización política que ahora, presuntamente (si se nos permite el uso de este término, tan del gusto de los medios), se encuentra en "crisis", hay otro par de contrarios muy activo en los debates ideológicos y organizativos: arriba y abajo, en la sociedad y en la organización ("los de arriba" y "los de abajo"), que traduce una estructura de poder, los que deciden (de nuevo, "crisis") y los que se atienen a las decisiones. Los que deciden están "arriba" en la sociedad, y "abajo" en la organización política, y los que se atienen a las decisiones están "abajo" en la sociedad y "arriba" en la organización. Esa es la idea, la estructura y el funcionamiento de la organización política reproduce de alguna forma sus propias ideas y sus fines políticos, que pretende trasladar a la sociedad. De ahí la importancia de la organización y de la lealtad a la organización.

En estos debates, el ejercicio de una organización fuerte y estructurada (que, de acuerdo con el esquema anterior, debería traducir unas ideas claras y unívocas) se suele  asociar (observo que también por parte de algunos filósofos académicos), en un sentido algo peyorativo (como si ya debiéramos saber todos de antemano lo malo que es eso), a nociones como "leninismo" y "sovietización": lo extremadamente "cerrado" y "arriba" en la organización, al parecer**.

Marcial Suárez (1918 - 1996), escritor del exilio interior, y maestro de unos cuantos de nosotros en cuestiones de política, y de muchas otras cosas, dedicó unas acertadas reflexiones a esta cuestión en un artículo en la revista Tiempo de Historia (1981)***, con motivo de la publicación de un discurso inédito de Lenin dedicado a la memoria de Yakov Mijáilovich Sverdlov al año de su muerte, con 33 años, hace ahora un siglo. Acierta Marcial Suárez cuando, leyendo a Lenin, encuentra una estrecha relación entre la consistencia ideológica y la eficacia organizativa, de la que Sverdlov habría sido un ejemplo excelente.

Una cuestión clave para evaluar hoy la consistencia ideológica y organizativa de un movimiento político puede ser su estrategia electoral. Es también una cuestión antigua, tan antigua como la izquierda de la que aquí se viene hablando, y que tiene que ver con la idea de "revolución". Para no alargar más esta reflexión, podemos preguntarnos: si (a pesar de la experiencia contrafáctica de Tsipras, por mencionar solo una reciente) se considera que la única vía para transformar realmente las condiciones actuales de desigualdad social es ganar unas elecciones, ¿qué organización se requiere para este fin, y qué ideología corresponde a esta organización? Como resulta cada vez más manifiesto en la política actual, para estos fines bastan algunas estrategias publicitarias y algunas técnicas de comunicación (y mucho dinero para pagarlas). Cuando los fines políticos no son solo electorales, o lo son de forma secundaria, como consecuencia natural de la actividad política y social, entonces hace falta una organización fuerte, eficaz, y algo más, mucho más, que una estrategia electoral.
 
En cuanto a la dimensión trágica de la aparente "crisis" permanente de Podemos (según los medios de comunicación), no está mal recordar irónicamente el diálogo que tiene lugar entre el personal del servicio, en el primer episodio de Downton Abbey (1ª temporada), con motivo de la muerte, en el hundimiento del Titanic, de dos parientes de los Lores a los que sirven, y las funestas consecuencias  de estas muertes para la transmisión hereditaria del patrimonio familiar:
- Es una verdadera tragedia.
- Es algo aun peor que eso: una contrariedad.


(*) Conviene recordar el uso habitual del término "crisis" en griego antiguo con el significado de "juicio" o "decisión", y también (p. ej., en los Tratados Hipocráticos) con el de "cambio de estado" en el curso de una enfermedad (mejoría o empeoramiento).

(**) No está de más recordar que, a diferencia de lo que se suele pensar, el virtuoso término medio aristotélico no resulta de un cálculo geométrico a partir de dos extremos opuestos objetivamente dados, sino que, en el sentido original de Aristóteles, es este término medio "natural" el que se toma como referencia para definir los extremos viciosos. No basta, pues, con dar por sentados "objetivamente" (ideológicamente) los "extremos", y bien podría ser en muchos casos que eso que parece "extremo" (de nuevo, en los medios de comunicación) fuera en realidad lo natural, el término medio virtuoso.

(***) https://www.youscribe.com/catalogue/documents/savoirs/sciences-humaines-et-sociales/un-inedito-de-lenin-el-discurso-funebre-para-sverdlov-1802418




sábado, 23 de septiembre de 2017

6. Filosofía de la mente y socialismo


Ando ahora, por cuestiones académicas, con lecturas de filosofía de la mente, y voy poco a poco desgranando, entre otros, el texto que parece fundamental para iniciarse ordenadamente en este ámbito, The concept of mind, de Gilbert Ryle (1949). Volví a este campo, en el que siempre encontré algo de artificioso (recuerdo intensas y combativas lecturas de El Yo y su cerebro, de Eccles y Popper, hace ya mucho tiempo), desde mi preocupación de estos últimos años por el lenguaje y de la mano de Richard Rorty en su Philosophy and the mirror of nature (1979). En este contexto, me parece interesante recordar un texto de Lenin que recogí allá por 1984, y el comentario que me sugirió su transcripción hace un par de años (Huellas).

"Es, por supuesto, totalmente absurdo que el materialismo deba postular la 'inferior' realidad de la conciencia o que necesariamente deba adherirse a una 'cosmovisión mecanicista' de la materia en movimiento y no a una electromagnética o aún a otra concepción inconmensurablemente más complicada." (Materialismo y empiriocriticismo, en Obras Completas, Ed. Progreso.)

Este texto evoca aquella otra cita, que utilicé tanto hace unos años, recogida por Ernst Bloch, en la que Lenin decía que "el marxismo inteligente está más cerca del idealismo inteligente que del materialismo vulgar". El marxismo no era entonces un ingrediente cultural importante, como es ahora para muchos de nosotros, sino que constituía el marco de nuestra manera de pensar, en ciencia, en filosofía y en las cosas cotidianas, incluidas las políticas; era una ideología, en suma. Un par de textos que he leído recientemente me permiten trazar la distancia entre mi manera de ver las cosas entonces y ahora, en lo referente al marxismo. G. Lukács escribe esto en un prólogo de 1962 a su Teoría de la novela, publicada por primera vez en 1916: "Teoría de la novela no es conservadora sino subversiva por naturaleza, aun cuando se base en utopías inocentes o infundadas -la esperanza de que la desintegración del sistema capitalista y, junto con esta, la destrucción de categorías sociales y económicas alienantes y negadoras de la propia existencia, den paso a una vida natural y digna del hombre". Este otro texto de Richard Rorty también resuena, a la vez como lamento y homenaje, con mi propia experiencia y mi visión actual de la cuestión: "Pero debo admitir que hemos perdido algo muy importante ahora que no podemos vernos a nosotros mismos combatiendo al 'sistema capitalista'. Lo que hemos perdido es la sensación de que estamos continuando una tradición grande y noble. Para bien o para mal, el socialismo es una palabra que ha alzado los corazones de la mejor gente que vivió en nuestro siglo. Muchos hombres y mujeres valientes murieron por esa palabra. Murieron por una idea que resultó que no funcionaba, y sin embargo ellos y ellas personificaron virtudes a las que la mayoría de nosotros difícilmente podríamos aspirar. Fueron las personas más decentes, devotas y admirables de su tiempo". Nada que añadir por mi parte. (De Huellas, 2015)

Sí, algo se puede añadir. Si recojo aquí este texto de Rorty es porque creo que yo he tenido una experiencia parecida a la suya, y más o menos directa, con este tipo, o categoría, de personas. Marcial Suárez, Faustino Cordón y Eloy Terrón, por mencionar solo a los más próximos.