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sábado, 8 de junio de 2024

371. El mal y la política

 Me preguntaba hace unos cuantos QSY (§347) si al final haría su aparición la política en el libro de Ana Carrasco-Conde, Decir el mal*, que entonces solo había empezado a leer. La política práctica, decía, la praxis política, cuya función principal intuimos dirigida a combatir el mal. Al cabo de una revisión (dolorosamente) exhaustiva de las formas históricas más extremas y masivas del mal, todas ellas asociadas a la guerra (la Alemania nazi, Camboya, Ruanda, pero (me pregunto) ¿por qué no también las inmensas masacres producidas por los bombardeos masivos de la población civil en Dresde, Hiroshima, Nagasaki o en Vietnam (entre otras muchas), como ahora mismo en Gaza?), se hace evidente la multilateralidad del mal. También los "nuestros" (las tradiciones que asumimos, de alguna forma, en nuestra propia visión y actitud políticas), los del siglo XX y siglos anteriores, hicieron, en no pocas ocasiones, cosas malas (asesinatos, torturas, violaciones, entre otras). Hay que ser muy concreto y muy específico al hablar del sufrimiento que produce cualquier actividad humana, cualquier actividad política; porque el sufrimiento es el mal (y, quienes lo causan, o impiden eliminarlo, son responsables de ese mal). Y, como dice Carrasco-Conde, hay que decir siempre todo el mal, y aquí vale la manida expresión (no por ello menos verdadera), "venga de donde venga". Pero todo es todo, creo que ahí está la clave, y por eso podemos hablar (malgré tout), sin renunciar a reconocer siempre lo intolerable, de "los nuestros".

Al final de mi Aristóteles y el Che** (siempre hay que disculparse por una autocita), expresaba mi intención de ponerme alguna vez a buscar las claves de una sana biopolítica. Tras los pasos de Didier Fassin, una de esas claves (utópica, pero no de máximos, sino de mínimos) puede estar en el objetivo (imperativo moral y ontológico) de reducir el sufrimiento, todo tipo de sufrimiento, cuya raíz está en último termino, ligada a la vida. Aquellos que han perseguido ese objetivo en el pasado, y quienes, a pesar de todo (el consumismo, el egoísmo, la indiferencia, la ignorancia y la mala fe) lo siguen persiguiendo hoy, esos son los nuestros.

(Víspera de las elecciones europeas del 9 de junio.)


* Carrasco-Conde A. Decir el mal. Comprender no es justificar. Barcelona: Galaxia-Gutenberg, 2021. 

** https://www.catedradehermeneutica.org/por-una-postmodernidad-alternativa-15/

 

 

miércoles, 31 de agosto de 2022

274. Eufemismos

 Ayer murió Mijail Gorbachov, último Secretario General del PCUS y uno de los principales ejecutores de la liquidación de la URSS. Como era de esperar, su muerte es una buena piedra de toque para explorar el estado del anticomunismo actual. El anticomunismo, ya no como idea o como conjunto de argumentos, tantas veces repetidos y discutidos (en eso, en combatirlo, consistió en gran medida nuestra educación política), sino como clima cultural, como marco cognitivo, como elemento incorporado prerreflexivamente a nuestro mundo de la vida (Lebenswelt). Comento aquí brevemente dos artículos de hoy mismo, bien pensados (a pesar de la evidente prisa) y bien escritos, pero algo desarticulados, desencajados, en su estructura lógica. No soy nada partidario de las discusiones puramente formales (una secuela, quizás, de aquellas argumentaciones interminables y agotadoras), y sonrío cuando leo lo que Heidegger escribió sobre la lógica (como puro y frío ejercicio académico, de escasa utilidad), pero creo que tengo algo así como un sentido interno (con permiso de Avicena) que me indica cuando algo "no cuadra".

Leo esta mañana, también deprisa, un artículo de Rafael Poch* donde coloca a Gorbachov en su Panteón personal junto a Mandela, Gandhi, Ho Chi Minh y el Che Guevara. Nada que objetar al Panteón, mayoritariamente comunista, por cierto, salvo por la nueva incorporación (y su problemática lógica). El autor analiza en detalle y con conocimiento histórico profundo el periodo final de la URSS y el papel que tuvieron en él diferentes dirigentes políticos. Si las consecuencias de las políticas de Gorbachov tuvieron un impacto tan negativo, durante décadas, sobre la población del país (y su esperanza de vida), si además supusieron una rendición efectiva frente al imperialismo (más que el mero "fin de la Guerra Fría"), ¿basta con concluir que el balance de Gorbachov es "muy, muy ambiguo"? 

Por la tarde leo un articulo de Pablo Iglesias** que en varias ocasiones hace referencia al anterior. Aunque escrito desde un punto de vista que me resulta más afín, la estructura (y la luxación, por decir así, lógica) es similar a la del artículo de Poch. Dice Iglesias, como conclusión, de nuevo, de los desastres, las concesiones y las derrotas que sucedieron a la desaparición de la URSS:

"La URSS no era un régimen defendible, pero que su desaparición alejó a la humanidad de un futuro humanamente viable es también una evidencia. Decirlo hoy supone saltarse los infames consensos mediáticos y políticos pero no es más que decir la verdad, la puñetera verdad, frente a los necios."

Ay, la historicidad, ¿es que no hay ninguna consecuencia historica que sacar? ¿Ninguna responsabilidad frente al pasado y también frente al futuro? La URSS no era un régimen defendible, se dice, pero a la vista de las catastróficas consecuencias de su desaparición para el mundo entero, ¿no habría que haberla defendido entonces? Algunos lo hicieron, por cierto.

Habría que llevar esas argumentaciones hasta el final, pues, y dejarse ya de eufemismos al hablar del comunismo y el anticomunismo, esto es, de manifestaciones "suaves o decorosas", como dice la RAE, o de "consensos infames", como dice Pablo Iglesias.


* https://rafaelpoch.com/2022/08/30/luces-y-sombras-de-mijail-gorbachov-1931-2022/

** https://ctxt.es/es/20220801/Firmas/40615/urss-mijail-gorbachov-capitalismo-pablo-iglesias.htm



jueves, 20 de enero de 2022

248. Un paseo por (hacia) la biopolítica

 Una nueva iniciativa de la Cátedra Hercritia y del foro Glauca (Por una postmodernidad alternativa, desplazando al neoliberalismo), y aquí una nueva contribución, resultado de un largo paseo (2020 - 2021) por (y en busca de) la biopolítica, en medio de esta crisis biopolítica global:

https://www.catedradehermeneutica.org/por-una-postmodernidad-alternativa-15/



miércoles, 1 de mayo de 2019

55. Vale más

Algo más sobre biopolítica. 

Enero de 1993. Antonio Gades, el bailarín, organizó entonces un viaje a Cuba con todos los médicos que le habían atendido a lo largo de los años, entre ellos José Luis Barros, "amigo de sus amigos" (ver QSY de 30/03/2019), y yo mismo, que iba en representación de mi padre, neurólogo*, fallecido en 1975. (Mi padre había atendido a Gades hacía años por un problema de dolor en una rodilla, derivado de un paso de baile que después modificó.) Cuba se encontraba entonces en el peor momento del "periodo especial"** que sucedió a la desaparición de la URSS y la intensificación del embargo (bloqueo) por parte de Estados Unidos (26 años después, lo estamos viendo en directo, también en Venezuela). Llevábamos un buen cargamento de material sanitario, y durante nuestra estancia dimos charlas y sesiones prácticas de actualización sobre distintas especialidades médicas. Todos, los convencidos igual que los más conservadores y escépticos del grupo, quedamos admirados de la capacidad de resistencia de aquella gente, y de sus infinitos recursos para superar las carencias de la vida diaria, también en el ámbito sanitario. Allí pudimos percibir un vínculo entre cada persona y la existencia colectiva, cuando se ve amenazada, que raras veces vemos aquí.

Un día nos llevaron a todos desde La Habana a Varadero. Viajamos en una pequeña guagua, y yo iba sentado delante, con el conductor, charlando y escuchando en un aparato de música, una tras otra, canciones de Rocío Jurado (los caminos de la música popular son inescrutables). Yo estaba fascinado con la arquitectura de La Habana, y especialmente con ese suave color azul de muchos edificios, el "azul de La Habana". Pasamos por delante de una construcción sobria y bonita, también azul, con una amplia entrada. "Es el Hospital Calixto García, el hospital universitario más antiguo de La Habana", me dijeron con orgullo. Por encima de la entrada principal había un cartel grande con un texto. "¿Puede parar un momento, por favor?", le pedí al conductor. Me bajé de la guagua e hice la foto que me ha acompañado desde entonces por los despachos que he tenido, y que figura en mi perfil de Twitter. El cartel, recordemos, a la entrada de un hospital universitario, dice:

"Vale, pero millones de veces más, la vida de un solo ser humano, que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra".

En la firma, muy pequeña, se lee: Che. Ernesto (Che) Guevara, médico y revolucionario. A partir de esta frase, de esta idea radicalmente humanista, se puede construir una teoría política, una, por decir así, sana, biopolítica.



* https://www.fundacionromanillos.es/premio3.html
** https://es.wikipedia.org/wiki/Per%C3%ADodo_especial