Así decimos a veces cuando dos personas, grupos o entidades se enfrentan en igualdad de condiciones, de madurez, de posibilidades. Creo que la expresión vale referida al reciente proceso de negociación para la investidura (de momento inexistente) de un presidente del Gobierno. Sin embargo, bajo la simetría aparente de la expresión, es posible explorar en este caso una notable asimetría de sus términos (homónimos).
En este caso, digo, en estas negociaciones, me parece haber visto a un lado un poder sustantivo, efectivo, fáctico (esto es lo que hay), rodeado de sus coartadas (nacionales e internacionales) no menos fácticas (ojo con lo que hacéis), y eficazmente expuesto, emitido, por los medios de comunicación corporativos. Al otro lado, enfrente, me ha parecido ver otra fuerza, la de otro poder, la del verbo (poder), la acción, poder-hacer, poder-ser, en el sentido de la posibilidad real de Bloch*. El poder político cerrado y limitante, frente al poder-ser abierto, la posibilidad (real) de lo nuevo. De poder a poder.
De momento no hay acuerdo, no ha podido ser, y el desencuentro (urdido) ha puesto en cuestión su oportunidad. La posibilidad real ya es otra, ha cambiado. ¿Para mejor o para peor? Esperemos, con Beckett, que el próximo fracaso sea "mejor".**
* Ernst Bloch. El Principio Esperanza I. Ed. Trotta. Madrid, 2004. (Pág. 269 y ss.)
** Samuel Beckett. Rumbo a peor. Traducción de L. Aguilera, D. Aguirre, G. Dols, R. Falcó y M. Martínez Lage. Ed. Lumen. Barcelona, 2001.