Mostrando entradas con la etiqueta Heidegger. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Heidegger. Mostrar todas las entradas

domingo, 9 de marzo de 2025

403. Filosofía del don

 Llevo un tiempo dándole algunas vueltas, a ratos, a esto del don (the gift, en inglés), de la filosofía del don, y a las perspectivas filosóficas que poco a poco voy descubriendo en este ámbito teórico: Derrida, Han, Heidegger, Vattimo, Jaspers, y otros/as. Para mi propia orientación/navegación, lo dejé mencionado en el congreso reciente sobre Foucault. La vida, la existencia, como un don, como parece indicar Heidegger en sus Beiträge, aunque todavía me queda mucho para llegar ahí (y en el fondo, quizás, la cuestión estribe en llegar precisamente ahí). Ahora, con motivo de la celebración del décimo aniversario del banco de cerebros de Oporto (y Portugal), y de las exposiciones y conferencias sobre ciencia y arte programadas a tal efecto, se me ha ocurrido desarrollar ("armar", como dicen en Argentina y Uruguay) un ensayo de análisis más modesto y controlado (y también más práctico y vivido) sobre la donación de cerebro. Science & philosophy of brain donation, se titulará la charla. Si la (buena) divulgación científica es difícil, ¿no lo será aun más este intento de divulgación filosófica eficaz, es decir, fácilmente comprensible?

 

 

lunes, 30 de diciembre de 2024

396. Peixoto, Saramago y el fin de año

 Me dejo deslumbrar, con mucho gusto, por quien escribe así, de forma deslumbrante, escritor(a) o filósofo/a. 

"Somos todos escritores, só que alguns escrevem e outros não." * 

Es cuestión de luz, de iluminación, de claridad, y de lenguaje, dice una y otra vez Heidegger. Uno de mis últimos descubrimientos en este terreno es José Luís Peixoto, y su Autobiografia, deslumbrante (sí) juego de espejos entre biografía y autobiografía, entre el propio (auto) Peixoto y Saramago. También hay algo especular y muy autobiográfico en todo fin de año. Así lo viven Saramago y Pilar del Río en la ¿novela?:

"O fim de ano desregulou as rotinas, não terminaba apenas o dia, terminava um ano inteiro, a responsabilidade de cada minuto era muito maior, os sentimentos potenciados. Depois da meia-noite, no entanto, o tempo voltou à sua duração habitual." **

Y ahí andamos, esperando a que vuelva el tiempo.


* Citado en la novela de Peixoto como "Saramago, 1997", seguramente de Cuadernos de Lanzarote (pendiente de confirmación).

** José Luís Peixoto. Autobiografia. Lisboa: Quetzal, 2019 (p. 197).



sábado, 7 de septiembre de 2024

380. Padres e hijos

Cena con hijos (con Mu, Pi y Alfa), ya adultos e independientes, siempre admirables (como quería mi cita favorita, quizás imaginaria, de Hesse [§353]). Sus vidas, entrelazadas (a veces más, y a veces ya menos) con las nuestras. Sus esperanzas y alegrías, como sus penas y preocupaciones (Sorgen), siempre también las nuestras. Calidez común del reencuentro, recordada, renovada. Comprensiones y algunas incomprensiones, sutiles, generacionales, necesarias. Momentos de vida rotunda y plena que merecerían unos versos de Jorge Guillén.

(Sí, ahí en el fondo suena, resuena, Father and son, de Cat Stevens, que (mal) recordábamos hace poco durante una cena especialmente agradable, entre copas (de vino), y también la novela de Turguéniev, y esos versos doloridos, catárticos, de Claudio Rodríguez y Eugénio de Andrade, que dejé aquí hace tiempo en suspenso.)

 

 

sábado, 1 de junio de 2024

370. Fulgurante

 Internet, las redes sociales, comunicativas, entre caóticas, libres y (oculta, pero muy precisamente) dirigidas. Uno sabe, por lo general, qué puede esperar de ellas, información menos homogénea que la de cada medio corporativo (ahí están todos, al menos los que no están prohibidos), más diversa y más extrema (as usual, eso dependerá de dónde se sitúe el punto medio virtuoso, y en eso son especialistas los medios corporativos), mucho dolor y espanto (la guerra: el mal), mucha rabia, y a veces también expresiones de auténtica felicidad, y de inteligencia, y de belleza. 

En esa especie de mercado persa, la poesía tiene el efecto purificador que suele tener en la vida (cotidiana, si uno tiene buen cuidado Sorge de que la poesía se convierta en algo cotidiano). Purificador de las palabras, de su sonido y sentido (Valéry), de los instantes, los sentimientos (propios y compartidos), de la memoria (individual y colectiva), de eso, en fin, medio oculto que pre-sentimos como verdadero. 

Afortunadamente, si uno se deja buscar por ella (por los algoritmos dichosos, supongo), hay mucha poesía en internet, sobre todo citada, y uno no puede sino agradecer (a quien corresponda) cuando en la pantalla se cruzan unos versos que no le son conocidos... y son, además, fulgurantes.

Así es la buena poesía, la grande, y ese es el término que me vino inmediatamente a la conciencia cuando los leí: fulgurantes. Versos traducidos, además, del alemán, con todo lo que la traducción podría dejarse en el camino. Unos versos de Rilke, un poeta lleno de fulgores (como, entre nosotros, Valente). 

No conservo la pantalla original ni puedo decir que esta sea exactamente la traducción (ni la versificación) que me llegó entonces, y he tenido que dirigirme de nuevo a la web para buscarla (no tengo el libro físico en alemán ni en español). No cuesta nada encontrarlos porque toda la gran poesía está en la web (en unos pocos aspectos, este mundo hipertecnológico es maravilloso).

"Giro desde hace miles de años 

Y todavía no sé: ¿soy halcón? ¿soy tormenta?
¿O bien soy un gran canto?" *

No es fácil explicar (ni explicarse) cómo un conjunto tan limitado de palabras puede tener un efecto tan potente sobre el alma (si a algo podemos llamar hoy alma sería justamente esto, aunque también, con Aristóteles, Heidegger y Byung-Chul Han**, podríamos llamarlo corazón). En estos casos, antes de hacerme más preguntas, prefiero buscar el texto original e imaginar (pecado de hybris) mi propia traducción. Para ello también fue generosa la web. Incluyo aquí la estrofa completa, que permite apreciar el contexto de los versos. 

"(...) und ich kreise jahrtausendelang; 
und ich weiß noch nicht: bin ich ein Falke, ein Sturm  
oder ein großer Gesang." ***
 
No se me ocurre nada que pueda acercar el texto castellano del traductor a mi propia lectura de los versos de Rilke. Quizás, podría parecer que la pregunta tiene una nota más suave e indecisa en el texto original, sin signo de interrogación, y eso le da al texto un carácter más meditativo, como si en realidad el poeta no esperara ninguna respuesta a sus ¿preguntas?. Conviene, en todo caso, tener presente qué significa ahí el giro al que hace referencia la voz poética. Estas estrofas pertenecen al comienzo del primer Libro del poemario, Das Buch vom mönchischen Leben, El libro de la vida monástica. El poeta acaba de despertar y su mirada redescubre el mundo (O brave new world, exclama la Miranda de Shakespeare), que se le presenta como se le ofrecen a una novia las cosas que desea, las pequeñas y las grandes, y el alma se echa a volar.

"Vivo la vida en círculos crecientes
Que sobre las cosas se dibujan…
El último quizás no lo acabe
Y sin embargo quiero intentarlo.
Giro en torno de Dios, de la torre antigua.
Giro desde hace miles de años
Y todavía no sé: ¿soy halcón? ¿soy tormenta?
¿O bien soy un gran canto?" *

Como decía, leí estos versos hace unos días, cuando cruzaron la pantalla de mi ordenador como una estrella fugaz, y reconocí en ellos su efecto fulgurante. Ayer, al despertar de un breve sueño de propofol mezclado con un gas de estupendos efectos, despertar digno de un poeta, creo que los comprendí (viví, erlebte) algo mejor.


* Rilke, Rainer María. El libro de las horas. Traducción de Federico Bermúdez Cañete. Barcelona: Lumen, 1993. 

** Han, Byung-Chul. El corazón de Heidegger. Barcelona: Herder, 2021.

*** https://www.gutenberg.org/files/24288/24288-h/24288-h.htm