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miércoles, 20 de marzo de 2024

357. Lo terco

No importa perderse a veces, olvidarse incluso, estar a otra cosa. También explorar, porque quién sabe, quién puede estar siempre seguro del camino. Y lo nuevo (novum, decía Bloch) se anuncia, porque somos tiempo (dice Heidegger), pero volvemos a ello (¿siempre, una y otra vez, como quiso Nietzsche?), aunque sea de un modo re-novado. Si paramos un momento (cuando podamos) y cerramos los ojos (como nos propuso Husserl), notamos que está por ahí cerca, acogedor. Jaspers lo llamo lo abarcador (das Umgreifende), y yo, en un ámbito más pequeño y personal, más autobiográfico (como lo comprendió Dilthey), prefiero llamarlo ahora lo terco, lo que no nos abandona y constituye así una certeza, la mayor, quizás. Y nos persigue, a veces, como un recuerdo, y lo sentimos en el cuerpo, como el tábano de Sócrates.



miércoles, 12 de julio de 2023

314. El Sísifo de Torga

 Por suerte (luck) no lo hemos leído todo, o no (siempre) recordamos una buena parte de lo leído. Mientras tomamos unas muestras de tejido, y hablando laxamente de poesía portuguesa (siempre se habla mucho en esos momentos de especial concentración), un rotante de Braga me descubre un poema de Miguel Torga que no conozco/recuerdo, Sísifo. Él, residente de patología, lo tiene puesto delante del microscopio, en el hospital de Oporto donde trabaja, como un texto motivacional. ¿Hay un destino mejor para un poema? ¿Puede haber algo más motivacional que un (buen) poema?

"Recomeça...
Se puderes,
Sem angústia e sem pressa (...)"

Me encanta esa interpretación animosa, casi optimista, del mito de Sísifo, tan de amor fati nietzscheano, expresada con el estilo sobrio, minimalista y seco de Torga (que tanto admiró al Unamuno poeta, también seco y duro, como para llevar su nombre en su propio pseudónimo).

Me encanta especialmente el difícil juego de indicativo/subjuntivo de los últimos versos, que proyectan el poema hacia el futuro y las posibilidades de cada uno.

"Só é tua a loucura
Onde, com lucidez, te reconheças."




sábado, 25 de febrero de 2023

288. Contad los muertos

 A un año ya del inicio de esta guerra, como todas, evitable, recuerdo la sorna con que Marcial Suárez contaba la leyenda patriotera de la batalla de Rocroi. "¡Contad los muertos!" Recuerdo también cómo en algunas discusiones políticas, a veces duras, crudas (la fuerza del logos), él mismo denunciaba el recurso (fácil, a veces desesperado) de algún participante a "los muertos", y especialmente a los muertos de un bando, del otro o, con aparente ecuanimidad, a los de ambos bandos. "Venga, ahora vamos a ponernos a contar los muertos", decía. Un comunista cansado de que le estuvieran echando encima (como aún hoy nos los echan) "los muertos del comunismo".

De los vivos y los muertos, la admirable trilogía de Símonov, sobre aquel episodio, aquella visión, de Pierre en Guerra y paz. Novela que leí por recomendación de Faustino Cordón.

Contar los muertos, que es, como nos enseña Heidegger con sus singulares juegos etimológicos (en sus lecciones sobre Nietzsche), contar-con ellos. Con los que haga falta, como una mercancía más. Tanatopolítica.

En la tercera parte de Los Thibault, El verano de 1914, Jacques, el Aliosha de la familia, vive en Ginebra con otros revolucionarios y pacifistas. Pensando en un artículo que tiene que entregar, recuerda un texto de Lamartine: "Hay dos patriotismos. Hay uno que se compone de todos los odios, de todos los prejuicios, de todas las groseras antipatías que los pueblos, embrutecidos por gobiernos interesados en desunirlos, alientan unos contra otros... Hay otro que se compone, por el contrario, de todas las verdades, todos los derechos que los pueblos tienen en común...". Sí, primero piensa que se trata de "verborrea decimonónica", pero después se da cuenta de que sigue plenamente vigente. 

También hoy. Que alguien cuente (y nos cuente) los muertos de esta guerra. Y que nos cuente para qué han muerto, para qué se han matado unos a otros.

Algo así se preguntó Mark Knopfler durante la Guerra de las Malvinas:

 "Now the sun's gone to hell and

The moon's riding high

Let me bid you farewell

Every man has to die

But it's written in the starlight

And every line in your palm

We're fools to make war

On our brothers in arms."

 


sábado, 26 de marzo de 2022

254. Dual use

 Fue en aquel comité ético (de investigación) europeo, poco antes de abandonarlo cumplido ya el periodo preceptivo de permanencia, donde aprendí el verdadero alcance de este término. Dual use, doble uso, civil y militar, de la investigación científico-técnica realizada (solo aparentemente) en el ámbito (académico, p. ej.) no militar. ¿Doble? Ahora que la guerra (esta guerra, principalmente) lo ocupa todo desde la unilateralidad de alguna de las partes enfrentadas (información, noticias, internet, economía, política, cultura), descubrimos la cara oculta de una vida colectiva (política) que se venía desarrollando (solo aparentemente) en paz. Para bellum, ¿en qué medida, en esta prehistoria (Marx) inacabada, todo es en último término -o mejor, en potencia- para la guerra? ¿Y la guerra de quién (Nietzsche)?

En una de sus conferencias sobre Nietzsche, precisamente, dedica Heidegger unas páginas especialmente lúcidas, como en otros muchos lugares de su obra, a definir lo que diferencia radicalmente la actividad cietífico-técnica del ejercicio del pensamiento filosófico. 

"De acuerdo con la disposición gobal que adopta la historia del hombre sobre la tierra, el carácter técnico idustrial que se viene abriendo paso desde hace un siglo y medio seguirá contribuyendo a determinar el destino de la ciencia actual. El contenido semántico de la palabra «ciencia» (Wissenschaft) se desarrollará por consiguiente en la dirección que queda acotada por la palabra francesa science, por la que se entienden las disciplinas matemático-técnicas. Los grandes sectores industriales y el Estado Mayor están mejor «enterados» de las necesidades científicas que las «universidades»; también disponen ya de mayores medios y de fuerzas más adecuadas, ya que efectivamente se encuentran más próximos a lo «real»."*

Los sectores industriales, el Estado Mayor y lo "real". ¿Puede haber algo más "real" que ese misil que vemos acertar** con prodigiosa precisión su objetivo dual (civil y militar)? ¿Cuánta investigación civil (para curar, para jugar) se oculta tras esa perfección militar (para matar)(§116)? ¿No es esta una expresión de la razón cínica***  esencialmente característica de nuestro tiempo?


* Martin Heidegger. Nietzsche. Ariel: Barcelona, 2017 (p. 219)

** Del término latino certum, "cosa cierta" (DRAE).

***En esto, no en otras cosas, tengo que darle la razón a Sloterdijk.



domingo, 30 de enero de 2022

249. ¿Amateur o autodidacta?

 Ya, parece claro que estos dos términos nombran cosas diferentes, aunque también parecen estar, de alguna forma, extrañamente, relacionados.

En La información, de Martin Amis, extraña (también) novela, el antihéroe (y anti-autor) protagonista, Richard Tull, charla con una especie de rufián, ex-presidiario (que se ha intelectualizado en la cárcel), y explora la posibilidad de que alguien le dé una buena paliza a un colega (¿amigo?) escritor de enorme y súbito éxito. Se acaban de conocer y se están tanteado. 

"(...) Tragó saliva y, con cierto esfuerzo, dijo:

Soy autodidacta.

 Sí, escucha, pensó Richard: incluso sabe decir autodidacta... (...) Notó que no se trataba de un joven del montón. Tampoco un prototipo, quizá; pero no convencional. Comprendió también (por primera vez) que los autodidactas siempre están sufriendo. El miedo a la ignorancia es violento, atávico; el miedo a lo desconocido es como el terror a la oscuridad. (...)

Yo me licencié en Oxford con sobresaliente repuso Richard. Autodidacta..., esa es una vocación dura. Siempre está uno intentando ponerse al corriente, y no llega a amarse plenamente el conocimiento. Siempre es para uno mismo."*

Duro juicio el de Richard Tull, desde su trágico cinismo, piensa uno (¿por alusiones?). ¿Cuándo es uno amateur y cuándo autodidacta? ¿No debería uno evitar ser las dos cosas a la vez? ¿Dónde queda en todo esto lo (meramente) académico?

Y la última: ¿quizás demasiadas lecturas recientes de (y sobre) Nietzsche?


* Martin Amis. La información. Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Barcelona: Anagrama, 1996; p. 156.




domingo, 21 de noviembre de 2021

236. Discutiendo el hiyab

 Descubrí un uso singular del verbo inglés to discuss (discutir) leyendo a Iris Murdoch, aunque después lo he encontrado también en otros autores*. Por ejemplo, alguien llega a una cita y sospecha que dos amigos que han llegado antes acaban de estar hablando de él (o ella), y pregunta: were you just discussing me? La traducción no es directa ni fácil: ¿estabais hablando precisamente de mí, estabais comentando algo sobre mí, me estabais criticando? 

Nos vemos de repente envueltos, como sin saber por qué (cosas de los debates en la izquierda), en una encendida discusión sobre el uso del hijab y su significado ideológico y político. Políticas de izquierdas que lo utilizan en actos públicos, una estudiante de secundaria que no puede acceder a su centro con el hijab puesto... que si la laicidad de la izquierda, que si el sometimiento de la mujer, que si el feminismo, los feminismos, todos, también el musulman... 

Las palabras y las cosas (Foucault), en este caso las personas. Ideas, principios, axiomas, mejores o peores, argumentos que se cruzan a veces sin tocarse, consistencias e inconsistencias. ¿Quién tendrá razón? (¿Quién tiene el poder, quién lo quiere y qué hace para conseguirlo?, preguntaba siempre Nietzsche.) O mejor, ¿de quién estamos hablando? Nos imagino en una terraza, ese producto icónico de la pandemia, sentados a una mesa, discutiendo de todas estas cosas (de todas estas personas), mientras una mujer con hijab se nos acerca (la política o la estudiante, por ejemplo) y nos dice dulcemente, con una sonrisa: were you just discussing me? Es posible que entonces nos pusiéramos a hablar, no de nuestras ideas, sino de su vida, no de ella ni de "lo que representa", sino con ella, y de las cosas que nos pasan a todos. Es posible también que entonces fueramos incapaces de pregunatrle por qué lleva puesto el hijab, por respeto, por pudor, y porque no nos resultara ya nada importante.


*Sirva esta construcción gramatical como ejemplo inesperado de la insuficiencia del masculino genérico en algunos casos. Recuerdo bien haber leído el uso lingüístico que comentaré en Iris Murdoch, autora, y también en otros autores (masculino genérico) que he leído en inglés y que ahora no puedo precisar. Podría tratarse, si las lecturas son más o menos recientes, de Doris Lessing (autora), Edith Wharton (autora), Joseph Conrad (autor), Somerset Maughan (autor), o aun (para complicar más la cosa) George Eliot (autora con pseudónimo de autor masculino). Si en la segunda parte de la frase escribo solo "otros autores", 1) se produce una discordancia, bien que leve y posiblemente transitoria con el género de Iris Murdoch, a quien se refiere "otros", y 2) podría parecer que solo pretendo aludir a autores del género masculino, porque sea eso lo que me indica mi memoria. Sí, para evitar (1) y (2) optara por marcar los dos géneros (añadiendo "u otras autoras"), el resultado tampoco sería del todo satisfactorio. El uso del masculino genérico, por su parte, permite evitar esa extraña disyunción, que daría una idea excesivamente vaga de lo que se quiere decir.



lunes, 11 de octubre de 2021

233. El desierto crece

 Hemos ido hoy a la librería del paseo de la Castellana y hemos encontrado un "se alquila". Otra más. Siempre he conocido una librería en ese lugar: Aguilar, Crisol, . Desde mis primeras visitas apasionadas, adolescentes, a las librerías de Madrid (Buchholtz y Miessner, sobre todo, y también otras muchas que ya no existen), hasta ahora, hasta el verano pasado, seguramente.

He recordado inmediatamente la frase de Nietzsche que cita Heidegger en ¿Qué significa pensar?: "el desierto crece...".



sábado, 25 de septiembre de 2021

230. Silly habits

 Hay una curiosa paradoja en el hecho de que, por más que nos pasemos el día, y quién sabe si también la noche, pensando en ese natural y satisfactorio gobierno de nuestros actos y nuestras ideas que es el vivir consciente de cada día, con proyectos con que llenar el tiempo y razones con que justificar las cosas, basta con que se nos escape un gesto inconsciente, irracional o al menos imprevisto, para que, entre avergonzados y divertidos, estemos seguros ya para siempre de no ser en realidad otro que ese del que partió el gesto, y que todo lo demás es solo apariencia. Yo, al menos, estoy más seguro de ser éste que a veces hace alguna tontería que este mismo cuando se afana todos los días en construir su irrepetible vidita racional y modélica. (De Huellas, 1992)

Y así es. Con el tiempo he aprendido a jugar con estas cosas freudianas, a jugar con el límite, a domar lo irracional y a la vez disfrutarlo. Ese instante, en medio de una conferencia, en el que se evalúa sobre la marcha si soltar una pequeña ocurrencia, una tontería, y haberla dicho ya, y lamentarlo un poco, solo a medias, porque el rastro que deja es agradable, un poco gamberro. Jugar en el límite, caminar por el alero. Silly habits. (De Huellas, 2018)

Me pregunto ahora (que empiezo a releerlo), si ya habló también de esto Zarathustra.

 

 

sábado, 25 de julio de 2020

171. ¿Por qué lloran los caballos de Aquiles?

Dejo aquí solamente apuntado un tema de trabajo (no laboral) para el verano y una posible comunicación a un próximo congreso de filosofía. Una cuestión para desarrollar en más que excelente compañía: Homero (Ilíada, Canto XVII) (en sus diversas traducciones, con la de Agustín García Calvo como referencia), Nietzsche, Cavafis (nuevo re-descubrimiento), David F. Krell (quien me descubrió el tema), Derrida, Eugénio de Andrade... y los que están aún por llegar. 

Creo que ya intuyo el camino de la respuesta -solo intuyo, de momento. ¿Por qué lloran?