sábado, 30 de marzo de 2024

359. La memoria común

 A vueltas con la idea de tradición en Jaspers y su relación con lo que se viene conociendo como memoria colectiva (a partir de Halbwachs y Blondel). Ese modo de existencia común (co-existencia y también ex-sistencia), modo de lo abarcador (das Umgreifende), en la comunicación y la razón común (logos). 

Eso somos en última instancia (o en una de las últimas, al menos), todo eso que somos capaces de evocar, recordar y reconstruir, como grupo, como tribu (también como generación), alrededor de una mesa y de una botella de vino (¿tótem?). (Dx)

 

 

domingo, 24 de marzo de 2024

358. Lo casual

Hace unos días fui a Oporto a dar una charla y viajé en coche, claro, como siempre. Me habían invitado a contar la historia del banco de cerebros, los bancos, tres décadas ya de historia, también personal. En el título de la charla incluí la pregunta, quizás algo irónica, de si, al cabo, la cosa había valido la pena. Se me ocurrió, por ello, comenzar citando (en una diapositiva) el poema Sísifo de Miguel Torga, en realidad solo el comienzo y el final, justamente los versos recogidos aquí en un QSY anterior (§314):

 "Recomeça..."

  Sí, hubo que recomenzar varias veces el banco a lo largo de los años, y en diferentes lugares, y la loucura lúcida con la que remata Torga el poema concuerda con mi pregunta del título de la charla.

 El viaje hasta Oporto fue agradable, tranquilo, aunque largo y, al final, un poco cansado. Llegué a media tarde al hotel donde tenía una habitación reservada, en una calle bonita (y no turística, afortunadamente) de edificios antiguos, cubiertos de azulejos, muy próxima al Hospital Santo Antonio, donde daría mi charla al día siguiente. Un hotel pequeño (también bonito), sin un espacio donde dejar el coche antes de descargar y llevarlo a un parking. Di algunas vueltas por aquellas calles estrechas hasta que encontré un pequeño hueco para dejar el coche un momento. Bajé del coche, cogí la mochila y lo cerré. Mientras me aseguraba de que quedaba bien cerrado miré a la pared que tenía enfrente, medio cubierta por unos bonitos azulejos, muchos de ellos ausentes. Sobre los azulejos, escrito con mucho cuidado, nítidamente: "Recomeça...", precisamente los primeros versos del poema de Torga. Rápidamente, hice una foto con mi teléfono móvil, convencido de que tendría que incluirla en la presentación de mi charla.

 Así me recibía Oporto, pensé, de un modo tan amable y tan personal. Así me recibía ese país, como el mío, de grandes poetas. Que esta historia fuera a resultar verosímil en mi charla del hospital, eso no lo veía tan claro.