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sábado, 15 de octubre de 2022

277. Lo amable y lo intolerable

 Me invitan a participar en una tertulia, que al parecer se celebrará de forma regular en forma de desayuno, en torno a la sanidad. Es una consecuencia remota, transpandémica, de aquella conferencia que recogí aquí en §99. Allí, además de hablar de algunas cosas que hago y sé, en la cena posterior a la charla me definí políticamente (más bien ontológicamente), a instancias de algunos comensales, como "heideggeriano de izquierda". Parece ser que es esa autodefinición lo que les ha llevado a invitarme amablemente a estas próximas tertulias. También por eso he aceptado con gusto.

Anoto aquí, para recordármelo ahora y en el futuro, la pregunta que debería guiarme en esas tertulias, tal como la formulé después de conocer el concepto de "lo intolerable" de Didier Fassin (§263): ¿cómo es posible que tanta gente entre nosotros esté tolerando lo intolerable, esto es, la destrucción de una de las mejores sanidades públicas del mundo? ¿Cómo es posible que no estemos haciendo nada para detener esa destrucción?



viernes, 10 de junio de 2022

263. Aporías de la democracia: lo intolerable

 Nos enseña Didier Fassin que los grupos humanos (colectivos) definidos por intereses, valores o formas de vida comunes pueblos, clases o grupos identitarios más o menos estables, esenciales se rebelan solo frente a lo que consideran intolerable*. Esto es menos tautológico de lo que parece, porque para cada grupo, en su propio contexto histórico, lo intolerable se constituye de acuerdo con factores culturales y materiales determinados. Es algo que está presente, como una posibilidad extrema, un límite, en la vida de cada grupo de seres humanos.

Las próximas elecciones en Andalucía y las correspondientes encuestas preliminares presagian una nueva derrota ejemplar de la izquierda real. ¿Cómo es posible que tantos gobiernos se hayan dedicado en nuestro país a destruir sistemáticamente los sistemas públicos de sanidad, educación y dependencia sin que el resultado haya llegado a ser intolerable para la mayoría de la población? Podría pensarse que, de los opios del pueblo, el más eficaz entre nosotros es el de la concertación; esa ilusión privada, financiada, naturalmente por el Estado, de que el Estado (la cosa pública) es innecesario en las cuestiones esenciales de la vida. Un dispositivo, en el sentido de Foucault (esto es, un dispositivo de poder, de gobierno), realmente eficaz, prodigioso. Tanto, que resulta inmune a su denuncia. No se oculta, sino que se exhibe, transparente, obsceno. La Concertada, decimos, como paradigma.

¿Qué hacer, que no sea desespèrarse? Repolitizar el mundo nos dice Fassin. Luchar, no solo contra lo intolerable, sino también, hoy especialmente, para que sea conocido, reconocido. Para que no llegue a ser, en modo alguno, tolerado. 

Crear conciencia de clase, decíamos. Instinto de clase, dice Gopegui. Mejor, quizá, con el permiso de Lukács.


* Fassin, Didier. Por una repolitización del mundo: Las vidas descartables como desafío del siglo XXI. Buenos Aires: Siglo XXI, 2018.