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viernes, 28 de julio de 2023

321. El sueño de una noche de verano (1)

Venimos hablando últimamente de felicidad y de amistad, nociones muy aristotélicas y estrechamente vinculadas. Y de su fragilidad. Por aquí también cayó un rayo hace tiempo. Uno entre unos cuantos, y de los peores. Cuando nos recuperamos del primer golpe (¿se recupera uno alguna vez del todo?), recordé en Huellas tres textos que había estado rumiando durante aquellos meses. Uno de ellos era una sentencia de Epicuro y otro un poema de Emilio Prados. Habrá ocasión de volver sobre ellos, quizás. El tercero, un soneto de Lope, habla de la amistad y del miedo a perderla.

 "Yo digo siempre, y lo diré, y lo digo,
que es la amistad el bien mayor humano,
más ¿qué español, qué griego, qué romano
nos ha de dar este perfecto amigo?
Alabo, reverencio, amo, bendigo
aquel a quien el cielo soberano
dio un amigo perfeto, y no es en vano,
que fue, confieso, liberal conmigo.
Tener un grande amigo y obligalle
es el último bien, y por querelle, 
el alma, el bien y el mal comunicalle;
mas yo quiero vivir sin conocelle;
que no quiero la gloria de ganalle
por no tener el miedo de perdelle."

 


sábado, 16 de abril de 2022

256. Bertrand Russell en Pontevedra

 Hace unos días Mu y yo hicimos un viaje rápido a Pontevedra para consultar el Archivo Provincial de la ciudad. Buscábamos algunos artículos que Marcial Suárez había publicado en la revista Litoral, homónima pero distinta de la de Prados y Altolaguirre, que se había editado en esa ciudad durante los años 50. 

Fue un viaje muy agradable, en el que pudimos disfrutar de algunos encuentros con gente querida, y de paseos tranquilos por aquella espléndida ciudad de calles bonitas, enxebres, e impresionantes camelios.

Hojeando cuidadosamente la revista digitalizada (años 1957 y 1958), encontré, entre las noticias internacionales, una referencia a un episodio político protagonizado por Bertrand Russell. Eran más o menos los primeros tiempos de la Guerra Fría, una reciente cumbre de la OTAN* había tensado una vez más las relaciones entre EEUU y la URSS, y se hablaba ya del peligro de una guerra nuclear. La revista, en su número de abril de 1958, recogía la carta abierta que Russell había dirigido a través de la revista New Statesman a los dirigentes norteamericanos y soviéticos**. Una vez recibidas y publicadas las respuestas (primero de Kruschev y después de Dulles, Secretario de Estado de Eisenhower), el filósofo publicó su propio resumen de la situación.

"Hay dos potencias en el mundo, A y B. La potencia A es y fue siempre sumamente virtuosa, B siempre perversa. A intenta la libertad. B conduce a la esclavitud. A cree en la paz. B en la guerra imperialista. A pide la justicia para el débil. B se asienta en la tiranía. Ambos países están de acuerdo en todo esto y nosotros de acuerdo con ellos. Pero se da una pequeña diferencia: saber quién es A y quién es B."

Ahora que las bombas vuelven a matar (también) en Europa, ¿qué habría que tener en cuenta para actualizar el análisis de Russell, además de incluir a la potencia C?


* Dentro de un par de meses se celebrará otra muy cerca del parque que suelo recorrer plácidamente en bici.

** Aquí se puede encontrar una referencia a las cartas abiertas: 

https://www.newstatesman.com/uncategorized/2014/03/magazine-missile-crisis-and-movement




sábado, 16 de noviembre de 2019

111. Emilio Prados

"Cerré mi puerta al mundo;
se me perdió la carne por el sueño...
Me quedé interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.

Lleno hasta el mismo borde de mis ojos
me iluminé por dentro.

Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo."

                         Memoria del olvido, en Cuerpo perseguido


sábado, 2 de junio de 2018

18. Ducha o bici

Cuando era joven, o muy joven, tenía la costumbre de dar largos paseos solitarios, con frecuencia por el barrio de El Viso, no lejos de mi casa, que me ayudaban, como suele decirse, a aclararme las ideas. Ahora ya no lo hago, ya no soy tan solitario, prefiero leer a Rousseau que practicarlo, y del soliloquio de Cernuda me quedo con todo menos con la soledad. Sin embargo, esa misma impresión de dejar que las ideas fluyan libremente, como en busca de algo que a veces encuentran, sin que uno sepa bien por qué, la experimento con cierta frecuencia mientras me ducho, con o sin música, y cuando monto en bici. En la ducha, uno cierra los ojos, como en el poema de Emilio Prados ("Cerré mi puerta al mundo...") y por unos momentos el mundo se hace íntimo, cálido y acogedor, y se encuentra uno pensando en mil cosas casi sin darse cuenta. En bicicleta, el ritmo del movimiento físico, la velocidad, el mundo que uno ve pasar, adquieren unas dimensiones igualmente agradables, humanas, y la reflexión se activa y fluye por caminos inesperados.

Por si tuviera algún sentido a lo largo del tiempo, en este blog indicaré las notas cuyas ideas de origen hayan surgido en la ducha (Dx) o en la bici (Bx). Esta que aquí termina, por cierto, es Dx.