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domingo, 27 de febrero de 2022

252. Ucrania

 "I fought against the bottle, but I had to do it drunk". 

Así, como cantó Leonard Cohen, parece que estamos con respecto a esta guerra, también de propaganda, información, noticias, o lo que sea todo eso que fija nuestra atención y nos horroriza. Solo el horror (Conrad) de la guerra es verdad; de la que vemos, y no tanto, al parecer, de las que no vemos. De todo lo demás, lo que intentamos, más allá del horror, entender, solo habrá "verdad", al parecer, cuando sea ya historia. Esperemos que entonces, como también ahora, la memoria compense la falta de entendimiento.



sábado, 8 de agosto de 2020

173. Los estadios de la vida (de Leonard Cohen)

El confinamiento nos envejeció un poco más, de repente. Deteniendo, en cierto modo, el tiempo de la vida cotidiana, el movimiento, aceleró un poco el tiempo de la vida entera (que diría, dijo, Marco Aurelio). Cuando terminó el confinamiento nos sentimos algo más viejos, por esto y por algunos motivos más, seguramente. Algo de ese sentimiento se ha disipado después, algo hemos recuperado, ¿el tiempo? Con ese tiempo que escapa y que a veces se recupera, algo, no hay mucho que hacer, pero se puede jugar, como hizo Leonard Cohen en la Ópera de Sídney en su concierto de 2013, antes de cantar The Tower of Song. (Traduzco*.)

Thank you for your generosity.

(Gracias por vuestra generosidad.)

This is a gesture of compassion to the elderly.

(Es un gesto de compasión por las personas mayores.)

You know I was talking with some of the guys,

(Veréis, estaba charlando con algunos de los chicos,)

some of the guys in this band are kind of

(algunos de los chicos de esta banda están ya un poco,)

you know, over the hill.

(ya sabéis, un poco pasaditos de edad.)

And they were talking about the various stages that a man goes through

Y estaban hablando de los diferentes estadios que atraviesa un hombre)

in relation to his allure to the opposite sex.

(en relación con su capacidad de seducir al sexo contrario.)

It was not a scientific evaluation

(No se trataba de una evaluación científica,)

just something that arose over a cup of coffee.

sino solo de algo que surgió tomando un café.)

It went something like this:

(La cosa fue más o menos así:)

You start off irresistible,

Comienzas siendo irresistible,

and then you become resistible.

(y después te vuelves resistible;)

And then you become transparent.

(y luego te vuelves transparente,)

Not exactly invisible but as if you are seen through old plastic.

(no exactamente invisible, pero como si te vieran a través de un plástico viejo.)

Then you actually do become invisible.

(Entonces ya te vuelves invisible de verdad.)

And then, and this is the most amazing transformation,

(Y después, y esta es la transformación más fascinante,)

you become repulsive.

(te vuelves repulsivo.)

But that’s not, that’s not the end of the story.

(Pero ese no es, no es el final de la historia.)

After repulsive then you become cute.

(Después de repulsivo, te vuelves lindo.)

And that’s where I am.

(Y ahí es donde estoy yo.)

 

Y ahí estaba él a sus 79 años. Vale la pena ver el vídeo y la humildad, la ironía y la seductora inteligencia de este breve monólogo**.

 

* Tomo la transcripción del monólogo de:

http://www.leonardcohen.it/discografia/cant-forget-a-souvenir-of-the-grand-tour/stages/

aunque cambio algo la puntuación.

** https://www.google.com/search?q=leonard+cohen+stages&client=firefox-b-e&sxsrf=ALeKk03uWnAkCRsob-gFvduhk7lYvktK3Q:1596879027245&tbm=isch&source=iu&ictx=1&fir=LqtT4nni-bb8HM%252CeycbM-FL2fRZqM%252C_&vet=1&usg=AI4_-kRaxPp86_cWse8V3128c0ZZ5n_9uA&sa=X&ved=2ahUKEwjb5Kv5pYvrAhWG3OAKHSnqAVcQ9QEwDnoECAgQFw&biw=1366&bih=632#imgrc=LqtT4nni-bb8HM



jueves, 26 de marzo de 2020

144. Aplausos

Todos los días, a las 8.00h de la tarde, salimos a la terraza a aplaudir con todas nuestras fuerzas a las personas, muchas de ellas conocidas o queridas (o muy queridas), que están dando la batalla, todos los días, frente a la terrible epidemia. No me importa el lenguaje militar, con todo lo pacifista que me siento, si precisamente los militares están también en esa primera línea. Todos ellos son, como vengo diciendo (§139 y §140), "los nuestros", y mientras aplaudo, no puedo dejar de pensar durante medio instante en esos "otros" que aprovechan la ocasion para sus maniobras (malvadas) de poder. Digámoslo con la lucidez elegante y minimalista de Leonard Cohen:

"But answer me this
I won't take you to court
Did you go crazy
Or did you report
On that day
On that day
They wounded New York."*

Todos tenemos derecho (y en todo caso la mera posibilidad del hecho) de no soportar una catástrofe colectiva, pero mientras los que "comparecen"** actúan, trabajan, hasta los malvados*** deberían guardar un respetuoso silencio.


* Como no tengo a mano una traducción de la canción, aventuro aquí la mía:
"Pero respóndeme a esto
No te llevaré a juicio
Te volviste loco
O te presentaste allí
Aquel día
Aquel día
En que hirieron a Nueva York."


** (se presentan, acuden)

*** No hablo aquí de ningún mal metafísico, que en todo caso estaría del lado del virus, sino de ese otro mal ideológico, cotidiano, fáctico, pequeño, mezquino, egoísta, que a veces parece querer aliarse con él.


sábado, 8 de febrero de 2020

132. Silencio

Con alivio, y no sin cierto placer, apago la radio del coche cuando irrumpe la publicidad. Silencio. No me invadan, por favor, no me agredan, no me aburran (la eficacia del anuncio depende de su repetición, y en ello se manifiesta su esencia hueca e invasiva). En el mando de la tele hay un botón que parece pensado especialmente para esa función autoprotectora. No, tampoco necesito que me seduzcan. Silencio. 

Las palabras de la derecha política, a menudo burdos clichés, ideitas prefabricadas y difundidas para la ocasión por los mismos dispositivos (agencias, canales y aparatos) que emiten la publicidad, merecen el mismo abordaje terapéutico. Silencio. Ese es mi mindfullness. El botón de apagado, el botón de silencio. Déjenme, déjennos, vivir y trabajar en paz. Y en silencio, nuestro bendito silencio. (Dx)


(Escuchando If it be your will, de Leonard Cohen.)


sábado, 19 de enero de 2019

33. Aporías de la democracia: Matteo Salvini y Fabrizio De André


Vengo escuchando con gusto en las últimas semanas, gracias a la aplicación Spotify, a un pequeño grupo de cantautores italianos de las últimas décadas (Fabrizio De André, Francesco De Gregori, Franceso Guccini, entre otros más conocidos aquí como Lucio Dalla o Franco Battiato). Aunque ya sabía de algunos de ellos por un excelente programa de Radio 3 (como todo lo de esa emisora) dedicado a la música italiana, ha sido para mí un descubrimiento encontrar en esas voces y en esas músicas algo nuevo y hasta ahora casi desconocido, y sin embargo, de alguna forma familiar, donde resuena la poesía (propia y ajena) de nuestros cantautores de aquí (en las lenguas ibéricas, quiero decir, desde Serrat, Aute, Luis Pastor, Raimon, Sabina, entre otros muchos, hasta los portugueses, como José y João Afonso). En esas voces, las de esta península (y su extensión iberoamericana, para no olvidar, p. ej., a Silvio Rodríguez o a Caetano Veloso, de nuevo entre muchos otros) y las de la italiana, me parece reconocer algunas de las principales señas de identidad, de sensibilidad, de nuestras generaciones actuales. (Sobre la correspondencia esencial de todos ellos con cantautores del mundo anglosajón, como Bob Dylan y Leonard Cohen, habrá que hablar extensamente en algún momento).

Recientemente, el presentador de la actual edición del Festival de San Remo, el cantante Claudio Baglioni, denunció públicamente y con valentía la política de inmigración promovida por el infame Matteo Salvini, espejo en el quieren mirarse nuestros propios dirigentes neofascistas (inquietante este "nuestros"). En unas rápidas declaraciones televisivas, vi y escuché a Salvini decir algo así como que Baglioni debía dedicarse a cantar y no a opinar (un tic autoritario habitual en este tipo de dirigentes), pero que él, Matteo Salvini, por su parte, prefería escuchar a Fabrizio De André.

No es la primera vez que tengo esta sensación desagradable de compartir (inquietante este "compartir") algo tan personal y tan profundo como una experiencia estética con un personaje que me parece detestable. Ocurre, sobre todo, en el ámbito del arte. Es un tema ya tópico, que la derecha (sus periodistas, fundamentalmente) suele englobar peyorativamente bajo el epígrafe de "la supremacía moral de la izquierda". Sí, en su continua batalla logocrática (G. Steiner), esta derecha también se ha apropiado del término "supremacismo".

Ya había leído algo sobre Fabrizio de André en la Wikipedia (esa Enciclopedia del s. XX, según Umberto Eco), y me había parecido que, como tantos artistas de esos años (recuerdo ahora al Renaud de Mistral gagnant, que descubrí hace unos años circulando en coche por Francia), había mantenido posiciones políticas poco "orgánicas" o convencionales. Un artículo reciente en L'Espresso, con ocasión de la publicación de sus Diarios* (Fabrizio De André murió en Milán en 1999), recoge "la sua passione per i marginali, gli ombrosi, i perdenti e i perduti". Nada que pueda reivindicar la política de Salvini, en principio. Sin embargo, sus Diarios, según ese artículo, también reflejan su escasa "simpatía" por el 68 y por el Partido Comunista Italiano. Esto nos lleva a lo ya comentado en la entrada de este blog de 30/09/2018. Parece probable que sea por ese lado anticomunista por donde Salvini reivindica a De André, al menos el gusto de escucharle.

Sin embargo, en mi breve experiencia de escuchar a Fabrizio De André, reconozco que hay mucho más, muchisimo, que vale la pena explorar, sobre todo desde el punto de vista poético, en este cantautor. Nuestra vida colectiva, política, implica que tenemos que convivir necesariamente con personas (y personajes), como Salvini, cuyas acciones consideramos moralmente detestables, fundamentalmente porque impiden el desarrollo de una vida colectiva mejor y más satisfactoria para todos (y niegan a muchos lo básico o elemental de la vida, o la vida misma, tout court). Y que tenemos que combatir sus ideas, también con the beauty of our weapons (L. Cohen), que ellos, en ocasiones (y aquí está la aporía), también admiran.


(*) http://espresso.repubblica.it/visioni/2016/04/05/news/quanto-e-politico-il-privato-nei-diari-di-de-andre-1.257004

(Dx. Escuchando, primero, Il sogno de Maria de Fabrizio de André, y después, Far from me, de Nick Cave.)



viernes, 10 de noviembre de 2017

9. Música y pensamiento



La música es perfecta cuando, escuchada, deja de sentirse para convertirse en pensamiento. Algo parecido le ocurre al pensamiento con respecto a la realidad cuando se hace claro y ligero y nos libera del tremendo peso de querer entender, entendiendo.
Shostakóvich, Op. 57. Intermezzo, cuarto movimiento. Esa tensión mantenida y modulada de los violines sobre el ritmo constante que marca el piano representa a la vez un pensamiento y un sentimiento, de modo que es lo mismo oírla que pensarla. (Huellas, 1992)

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Sí, ciertamente, he sido y soy todavía capaz de conmoverme profundamente con la gran música, de un modo que otras formas artísticas pocas veces alcanzan, llevando nuestra capacidad emocional, aparentemente, más allá de nosotros mismos, o al menos de nuestro horizonte cotidiano. El Andante del Concierto para piano Nº 2 de Brahms, o el Benedictus dei de la Missa Solemnis de Beethoven (por poner un par ejemplos que llevo especialmente conmigo desde hace muchos años) siguen teniendo ese intenso efecto luminoso sobre mí. "Siempre la claridad viene del cielo" (Claudio Rodríguez). De esa claridad hablo. Sin embargo (entiéndase aquí solo un matiz, un giro, una inclinación, más que un "pero"), han sido sobre todo las canciones de Bob Dylan, Leonard Cohen, Dire Straits, Aztec Camera o Billy Joel (entre otros muchos) las que le han devuelto, alegre o melancólicamente, el sentido, al menos durante unos instantes, a muchas horas oscuras de mi vida. (Huellas, 2018)

Y no exagero, que podría parecer, habría que añadir. (2019)

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"Para que el hilo tenue tan infinitamente se prolongue,
para que solo quede por decir
la total extensión de lo indecible,
para que la libertad se manifieste,
para que andar del otro lado de la muerte sea
semplice e cantabile
y aquí y allí la música nos lleve
al centro, al fuego, al aire,
al agua antenatal que envuelve
la forma indescifrable
de lo que nunca nadie aún ha hecho
nacer en la mañana del mundo."

José Ángel Valente, Arietta, opus 111.

(Segundo movimiento de la Sonata Nº 32 en do menor, de Beethoven, la última que escribió.)