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miércoles, 15 de abril de 2020

151. Lo inesperado (un apunte y una interrogación)

La pandemia de COVID-19, como otras catástrofes colectivas (esta en grado superlativo debido a su especial intensidad y extensión global) ha dejado una vez más a la vista (de quien quiera o pueda verlas) las profundas y crueles desigualdades del mundo actual. Nada nuevo, si se mira desde este punto de vista, salvo por la dimensión gigantesca de su impacto sobre una parte importante de la población del planeta. Desigualdades "hacia abajo", me gusta decir, carencias, ya que las desigualdades "hacia arriba" no tendrían mayor importancia si no formaran parte de la estructura y los procesos socioeconómicos que causan las primeras. Desigualdades entre países y dentro de un mismo país. 

Sin embargo, por si esto no fuera bastante (siquiera solo para analizarlo), me parece que hay algo más, algo nuevo e inesperado, en esta crisis global. Se están publicando muchos análisis científicos* y filosóficos sobre el origen y las posibles evoluciones de la crisis en sus múltiples dimensiones (sanitarias, sociales, políticas, económicas, culturales). Estos últimos, los filosóficos, son especialmente interesantes porque revelan diferentes ángulos teóricos desde los que hoy se piensa la vida humana**. Sin embargo, todos ellos (hasta ahora) me dejan la impresión de que los autores asumen, de una u otra forma, que todo esto, en su configuración actual, real, podía pasar o incluso que tenía que acabar pasando antes o después***. Omiten, creo, algo esencial de esta crisis, de todo lo que viene ocurriendo durante las últimas semanas en nuestras vidas, súbitamente amenazadas: lo inesperado. Lo omiten seguramente porque no es algo que pueda uno atrapar en una noción filosófica más o menos unívoca****. Pienso en el novum de Bloch, pero, si no la he entendido mal, esta noción siempre está ligada, de alguna forma, a las de latencia, anticipación y potencia, de modo que no se trata, creo, de lo radicalmente, inesperadamente nuevo; de lo inimaginable que irrumpe en nuestra vida desde ninguna parte (desde nuestra propia vida, probablemente), amenazándola, como haría una enfermedad desconocida. Pienso también en esa expresión, quizás ocasional, de Bloch que recojo en §83, la de sorpresa, aunque ahí parece tratarse en todo caso de una sorpresa positiva, y no, para decirlo con una expresión familiar, de una desagradable sorpresa. Terrible sorpresa.

Quiero expresar aquí solo una inquietud. Nadie había previsto la magnitud que ha adquirido esta crisis, nadie, y este hecho debería ser un ingrediente importante de cualquier reflexión. Lo que tenemos entre nosotros es una nueva enfermedad (que vamos conociendo cada vez más, rápidamente), y eso, cierto es, no es nuevo en la historia de nuestra especie. No es nuevo, es inesperado.


* Recojo aquí un análisis interesante, en forma de entrevista, de Eudald Carbonell, a pesar de un biologismo (enteramente consciente, por otra parte) un tanto plano que no puedo compartir: https://www.publico.es/entrevistas/entrevista-eudald-carbonell-covid-19-aviso-conciencia-critica-especie-proxima-humanidad-colapsara.html

** Entre todo lo que he leído hasta ahora, quisiera destacar este texto, que me ha parecido especialmente lúcido y sereno, y ofrece abundante material para la reflexión: https://www.filco.es/covid-19-critica-en-tiempos-enfermos/

*** Esto se manifiesta de una forma dramática (y ejemplar), "por contraste", en la reflexión un tanto prematura e interesada (pro domo sua) y negacionista, de G. Agambén: https://www.quodlibet.it/giorgio-agamben-l-invenzione-di-un-epidemia

 **** Hay caminos posibles, abiertos, en Heidegger y Zizek, p. ej., por los que podría continuar alguna vez este QSY.