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sábado, 31 de diciembre de 2022

283. De la complejidad

Hace tiempo ya que la noción de complejidad reclama mi atención. Solo de vez en cuando, evocada (invocada) por alguna lectura o algún episodio de la vida, como es ahora el caso. Tengo aún pendiente leer y pensar en profundidad lo que de ella dicen, entre otros, Edgar Morin y Lambros Couloubaritsis. Unas veces me parece que no hay gran cosa tras esa noción, y otras, en cambio, creo que, como concepto negativo, puede ser un buen vector para explorar territorios desconocidos, difíciles, "complejos", como solemos decir casi como una disculpa.

Se me ocurre, sin embargo, recurriendo a nociones clásicas, que una de las características de las estructuras, procesos, conformaciones, situaciones o acontecimientos complejos (en función del marco ontológico al que uno se adscriba) puede ser la combinación, yuxtaposición o mezcla (también eso depende del marco) del bien y del mal, esto es, de lo bueno y lo malo  (lo deseable y lo inaceptable) para nosotros, o para la entidad que esté siendo considerada. 

Nada nuevo en esto, ya sé, amistad/odio (Empédocles), eros/tánatos (Freud) y tantas otras oposiciones que se han propuesto como fundamento de las cosas. Sin embargo, bajando de esas nubes (que son también, a poco que uno se fije, conformaciones), podríamos, quizá, ver una representación actual, viva y vivida, de lo "complejo" en ese entrecruzamiento sutil que encontramos a veces, en la vida cotidiana, entre lo que consideramos bueno (lo que vale) y malo (lo que no vale).