sábado, 17 de noviembre de 2018

21. Das Glasperlenspiel

Uno de los mayores aciertos de Hermann Hesse* es haber sabido representar como "juego de abalorios" (Glasperlenspiel) eso que venimos haciendo con la cultura y el conocimiento, con nosotros mismos, los que hemos creído desde que tenemos uso de razón, por así decirlo, que nada hay más importante, salvo las personas mismas, que el pensamiento, que no es sino pensamiento de algunas personas**. Incluso ese "algunas" ha sabido traducirlo Hesse delicadamente en un sentido "democráticamente" elitista***. Yo no podría decir cuántos "juegos de abalorios" he planeado  y comenzado, muchos, muchísimos, y en eso ha consistido hasta ahora principalmente mi vida intelectual. ¿Terminaré alguno de ellos o es solo uno el que se termina a lo largo de la vida? ¿O es, más bien, que el juego intelectual, aun el de los que lo abordan seriamente, con su vida entera****, consiste solo en eso, en planear y comenzar? (De Huellas, 2006)


* Quizá el mayor de todos, entre otros muchos, fue su valiente y decidida apuesta por la paz frente a las dos Guerras Mundiales del s. XX, en compañía de otras figuras geniales, como Romain Rolland, André Gide y Stefan Zweig. De este pacifismo ejemplar y perfectamente vigente, se hablará en otras entradas de este blog.

** Hecho pensamieno transmisible y colectivo en el lógos común, compartido, el lenguaje.

*** No en un sentido clasista, sino de elevación personal. No de elevación "sobre los demás", como en el poema de Goytisolo ("Me lo decía mi abuelito / me lo decía mi papá [...]"), sino de elevación sobre uno mismo, en el sentido de Agustín de Hipona.

**** ¿Profesionalmente, académicamente?