viernes, 21 de agosto de 2020

175. El orden de los textos

 Me había formulado una tarea para este mes de agosto (una tarea vacacional, se entiende) bajo el título o lema de “el orden de los textos”, título que no puede evitar evocar el de aquel texto deslumbrante de Foucault ya mencionado aquí en algún lugar, El orden del discurso (§131). Ocurre, viene ocurriendo, que estos breves textos de QSY han ido sustituyendo poco a poco a aquellos de Huellas; han ido ocupando su lugar (en el discurso) en el momento de su concepción (intuición) y elaboración (escritura). ¿Qué sentido tienen unos y otros? ¿Un sentido meramente autobiográfico (Huellas) o de expresión/reflexión de lo actual (QSY)? ¿Es posible separar ambos sentidos ante la blanda necesidad ocasional de escribir estas breves notas sobre lo que hay en cada momento? Ontología de la actualidad, enunciaba Foucault. En cuanto a lo autobiográfico, un fragmento de otro texto también deslumbrante, en este caso de Derrida*:

“La autobiografía, la escritura de sí del ser vivo, la huella del ser vivo para sí, el ser para sí, la auto-afección o la auto-infección como memoria o archivo de lo vivo sería un movimiento inmunitario (por consiguiente un movimiento de salvación, de salvamento y de redención de lo salvo, de lo santo, de lo inmune, de lo indemne, de la desnudez virginal e intacta) pero un movimiento inmunitario siempre amenazado de tornarse auto-inmunitario, como todo autos [cursiva del autor], toda ipseidad, todo movimiento automático, automóvil, autónomo, autorreferencial. Nada corre el riesgo de resultar tan emponzoñador como una autobiografía, emponzoñador para sí, en primer lugar, auto-infeccioso para el presunto firmante así auto-afectado.”

Tres años después de iniciar este QSY, este experimento gadameriano, recuerdo, es hora de devolver a Huellas su condición original (equívoca y cuestionable, por cierto) de texto escrito, en principio, solo como registro (contra el olvido), y no con intención expresiva, comunicativa. Esto último, aunque discretamente (equívocamente también), corresponde a QSY. Seguirá siendo posible, sin embargo, que algunas Huellas emerjan de vez en cuando de ese fondo reflexivo personal, como burbujas, y lleguen a formar parte del modo expresivo de QSY, esto es, que puedan ser compartidas. Sigo sin saber por qué, el experimento (ahora también derridiano) continúa, seguramente porque valga la pena hacerlo (o expresión equivalente).

 

* Jacques Derrida. El animal que luego estoy si(gui)endo. Traducción de Cristina de Peretti y Cristina Rodríguez Marciel. Madrid: Ed. Trotta, 2008.

 

 

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