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viernes, 29 de diciembre de 2023

346. Otras huellas, sonhos

 Me va ocurriendo, creo, que cada vez me importan menos mis propias huellas (Huellas) y me interesan más las otras, las de los demás, o al menos el modo y los momentos en que unas (las mías) y otras se pisan, se entrecruzan y se muestran caminos nuevos, inéditos. Será, podría ser, que ya no tengo tanto miedo a olvidar y/o que voy pensando que la memoria, toda la memoria, es en el fondo mucho más colectiva (compartida) que personal.

Encuentro en Twitter (ahora "X") la noticia de la muerte de Odete Santos, veterana militante y dirigente del Partido Comunista Portugués (PCP), miembro de su Comité Central (CC), que desempeñó cargos públicos importantes en Setúbal y fue diputada en la Asamblea de la República durante 27 años. Todo lo que hizo y promovió indica que fue una persona, una comunista, profundamente comprometida con la educación, la salud, los derechos civiles y la felicidad de los seres humanos. Una de las nuestras, y un descubrimiento para mí, porque no la conocía. 

Odete ("mulher de Abril") se interesó especialmente por la función social de la poesía, como "forma de intervención", y la nota publicada por el Secretariado del CC del PCP señala que varias generaciones la recordarán recitando Calçada de Carriche, poema de António Gedeão. Buena ocasión, pienso, para descubrir a un nuevo poeta portugués, siempre una alegría para mi ("a joy for ever", dejó escrito para siempre Keats).

Busco en mi monumental antología de poesía portuguesa, y allí (y también en la Wikipedia) veo que António Gedeão era el pseudónimo de Rómulo de Carvalho (1906 - 1997), autor multidimensional (mejor que polifacético), poeta, científico (era químico), profesor y ensayista, "Alguns dos seus poemas fazem a ponte entre uma poética de reflexão íntima do homem perante o mundo e un certo tipo de comprometimento social, sem deixarem de recorrer a uma grande liberdade de associações e uma ben doseada ironia." *

Así comienza el extenso poema, de claro compromiso social, que recitaba la dirigente comunista:

"Luisa sobe,
sobe a calçada,
sobe e não pode
que vai cansada.
Sobe, Luisa,
Luisa sobe,
sobe que sobe,
sobe a calçada.
(...)"

Mi antología recoge otro de los poemas más conocidos de Gedeão, Pedra filosofal, donde el poeta habla de los sueños y de aquellos que no saben lo que los sueños del ser humano realmente son. Me quedo aquí con los primeros versos y la última estrofa del poema.

"Eles não sabem que o sonho
é uma constante da vida
tão concreta e definida
como outra cousa qualquer,
(...)
 
Eles não sabem, nem sonham,
que o sonho comanda a vida.
Que sempre que um homem sonha
o mundo pula e avança
como bola colorida
entre as mãos de uma criança."

No debemos dejar de perseguir huellas, de cruzar las nuestras con otras en las que a veces descubrimos y reconocemos a los nuestros.


* Poemas Portugueses. Antologia da Poesia Portuguesa do Séc. XIII ao Séc. XXI. Porto: Porto Editora; 2009, p. 1282 y ss.



domingo, 10 de diciembre de 2023

342. Lay down your weary tune, lay down

 Descubrí hace poco esta canción temprana de Dylan a través del detallado comentario que le dedica Christopher Ricks en su Dylan poeta. Visiones del pecado*. Digo temprana porque el poeta la escribió en 1963, con 22 años, aunque no la publicó hasta 1985. Poeta de alta inspiración juvenil, como Claudio Rodríguez y Keats, entre otros y otras (su Mr. Tambourine Man, se publicó en 1965, de modo que debió de escribirlo con 23 o 24 años). Es un buen momento para recordar que Claudio Rodríguez comenzó a escribir su Don de la ebriedad a los 17 años ("Siempre la claridad viene del cielo"). Los nombres de Keats y Dylan, por cierto, se unen en Mr. Tambourine Man, inspirada en parte en la Oda a un ruiseñor del poeta inglés.

Hace ya casi una semana pasamos un día intenso y duro por cuestiones de salud en esta pequeña tribu nuestra (desgracias temidas, imaginadas, después no confirmadas, afortunadamente), y esta canción recién descubierta se instaló en mi conciencia, como un bálsamo, con su ritmo sosegado (como el andante aquel de la Primera Sinfonía de Brahms). Con frecuencia me invento pequeños lemas temporales que me sirven de guía durante varios días, y a veces estos lemas son fragmentos de poemas o canciones que se quedan un tiempo suspendidos, "como pompas de jabón", ante mis ojos (o, más bien, ante mis oídos). No es la primera vez que he encontrado en una canción de Dylan, en su ritmo salmodiado, sus imágenes crípticas, profundas, y sus geniales rimas, su sonido y sentido (Valéry), en definitiva, una medicina frente a la incertidumbre y el desasosiego.

 No se me ocurre mejor homenaje a la canción y a su autor que profundizar en su interpretación, traduciéndola. Lo intentaré estrofa a estrofa, para que el texto  original (en cursiva) y la traducción se encuentren más próximos. Y comenzaré, por lo demás, con la sonrisa que me ha dejado la lectura de la Nota previa a la traducción, por parte de Miquel Izquierdo y José Moreno, en Bob Dylan. Letras (1962 - 2001)**, de donde he tomado la versión original del texto. Advierten los traductores, a quien ose enfrentarse a los versos del bardo, que encontrará allí "una sintaxis tortuosa cuando no intransitable, metáforas descabelladas o decapitadas, alusiones enigmáticas, oraciones truncadas, citas encubiertas o descubiertas, visiones herméticas, cartas sacadas de la manga, juegos de manos y de palabras, ambigüedades, zumbidos, equívocos, caprichos, extravagancias, caminos sin retorno, cantos que ruedan y balas perdidas..." Bueno, tampoco hay que ponerse así, me (les) digo. La poesía no tiene por qué ser fácil (Steiner), y siempre es un placer (enorme) pararse a pensar (o sentir, como diría Pessoa) qué escucha uno y qué comprende en un poema (cantado o no). Sí, lo de intentar trasladarlo a otro idioma (el materno) es una temeridad, pero forma parte de ese placer, y la tarea será más interesante aun si voy confrontando mi versión con el trabajo previo de los traductores (que ya sufrieron lo suyo, como dicen). Recogeré su versión entre corchetes, mientras que la mía irá detrás en negrita.

Lay down your weary tune

[Deja ya tu maltrecha canción]

No sigas más con tu gastada melodía

Lay down your weary tune, lay down
Lay down the song you strum
And rest yourself 'neath the strength of strings
No voice can hope to hum
 
[Deja ya tu maltrecha canción, déjala
Deja ya la melodía que rasgas
Y reposa tras el vigor de las cuerdas
Que la voz no logra imitar]

No sigas más con tu gastada melodía, no sigas más
No sigas rasgueando tu canción
Y descansa bajo el poder de las cuerdas
Que ninguna voz podrá entonar
 
Struck by the sounds before the sun 
I knew the night had gone
The morning breeze like a bugle blew
Against the drums of dawn
 
[Avisado por los ruidos del alba
Supe que acababa la noche
La brisa matinal fue un toque de clarín
Contra los tambores de la aurora]
 
Alertado por los sonidos antes del sol
Supe que la noche había pasado
Como un cuerno soplaba la brisa de la mañana
Contra los tambores del amanecer

Lay down your wery tune (...)

The ocean wild like an organ played
The seaweed's wove its strands
The crashin' waves like cymbals clashed
Against the rocks and sands
 
[El mar turbulento sonaba como un órgano
Las algas trenzaban sus playas
Las olas bramaban como címbalos
Rompiendo contra rocas y arenas]
 
El océano bravo tocaba como un órgano
Las algas tejían sus riberas
Las olas, rompiendo, golpeaban como címbalos
Contra las rocas y las arenas

Lay down your wery tune (...)

I stood unwound beneath the skies 
And clouds unbound by laws
The cryin' rain like a trumpet sang
And asked for no applause
 
[Estaba sin ataduras bajo los cielos
Bajo las nubes sin ley
La lluvia sollozaba como una trompeta
Y no reclamaba aplausos]

Me mantuve liberado bajo los cielos
Y las nubes desatadas por leyes
El llanto de la lluvia cantaba como una trompeta
Sin pedir aplauso alguno

Lay down your wery tune (...)

The last of leaves fell from the trees
And clung to a new love's breast
The branches bare like a banjo played
To the wind that listened best
 
[La última hoja cayó de los árboles
Y se quedó en el pecho de un nuevo amor
Las ramas desnudas como un banjo sonaron
Para los vientos que sabían escuchar]

De los árboles cayó la última de las hojas
Y se posó sobre el pecho de un nuevo amor
Las ramas desnudas tocaban como un banjo
Para los vientos que las escuchaban mejor


* Ricks, Christopher. Dylan poeta. Visiones del pecado. San Lorenzo de El Escorial: Langre, 2007.

** Dylan, Bob. Letras. 1962 - 2001. Madrid: Alfaguara, 2004, p. 214-5.