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sábado, 5 de julio de 2025

423. Sobre héroes y tumbas

 Veo en la web que hace unos días, el 2 de julio, se conmemoró el centenario del nacimiento de Patrice Lumumba (1925 - 1961). Panafricanista, anticolonialista y antimperialista, el artículo de la Wikipedia describe bien sus logros políticos y el papel del Occidente colonial en su derrocamiento y asesinato*. Pienso entonces en otra figura también admirable, Thomas Sankara (1949 - 1987), envuelto en la misma lucha, y comunista, como Nelson Mandela, y en su muerte ordenada también por los gobiernos imperialistas y coloniales. De nuevo todo está bien recogido en el artículo correspondiente de la Wiki.** Conviene detenerse un momento en el papel de Mitterrand (nada menos) en su muerte. Hay más casos, claro, como el de Amílcar Cabral*** (1924 - 1973) y Sylvanus Olympio**** (1902 - 1963). Conviene no olvidar estas cosas cuando pensemos en ese continente desgraciado desde nuestra orgullosa posición de europeos. Entre esos países y el nuestro hay hoy 20 años de diferencia de esperanza de vida. 

 

* https://es.wikipedia.org/wiki/Patrice_Lumumba

** https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Sankara

 *** https://es.wikipedia.org/wiki/Am%C3%ADlcar_Cabral

**** https://es.wikipedia.org/wiki/Sylvanus_Olympio

sábado, 28 de junio de 2025

421. Perdedores

 Sigue desarrollando su joven vida de libro recién publicado la biografía de Faustino Cordón*. El catedrático de Historia de la Ciencia de la UAM Javier Ordóñez Rodríguez, que nos sorprendió gratamente en la primera presentación del libro (Residencia de Estudiantes, Madrid, noviembre de 2024) con su referencia a Hobbes y al exilio interior (§390), acaba de publicar una reseña en la revista Llull** El tono y el marco son los de aquella presentación, pero (me) cuesta (quizás ahora más, en el texto escrito) asociar el recuerdo personal, vivo (revivido) y apasionado***, a la objetividad del discurso historiográfico. El autor no conoció personalmente a Cordón, ya lo dijo en la Residencia de Estudiantes, y tampoco conoce en profundidad su obra y su pensamiento (también lo dijo). Lo que conoce bien es la biografía que reseña detalladamente, y aun mejor, sin duda, el país en que se inscribió esa vida singular:

 "La historiografía española ha prestado una gran atención al exilio que se produjo a raíz de la guerra civil, pero se ha limitado a explorar el destino de los que debieron salir a México, Argentina u otros lugares extramuros. Sin embargo, poca atención ha recibido el exilio interior. El destino de los que debieron quedarse fue siempre ser considerados como perdedores. Perdieron la guerra, la posguerra, y finalmente la transición. Este colectivo está formado por personas como Faustino Cordón, pero también por un contingente numeroso de mujeres y hombres que quedaron disueltas en la sociedad franquista, condenadas a la invisibilidad. Tal vez sea el momento de dar voz a este colectivo. Ya es hora de honrarlos."**

Perdieron  (también) la transición, y nosotros, los de mi generación, los conocimos y admiramos (dignos, activos y pacientes, en cierto modo resignados, pero también confiados en un futuro de justicia y esperanza), y tenemos una responsabilidad especial en esa honra (memoria) colectiva. 

 

De Miguel, E, Cordón, E. Faustino Cordón. El biólogo insumiso. Madrid: El Garaje Ediciones, 2024.

** Llull, Vol. 48 (N.º 96) 2025 - ISSN: 0210-8615 (impresa) / 3020-6014 (en línea), pp. 213-241. 

*** Hay un testimonio visual inolvidable del valor y la verdad de este recuerdo personal en la exposición de los dibujos y las historias de Paco Roca que ha tenido lugar recientemente en el Instituto Cervantes de Madrid: https://cultura.cervantes.es/espanya/es/la-memoria.-viaje-emocional-por-los-c%C3%B3mics-de-paco-roca/178770

 

 

domingo, 22 de junio de 2025

420. Lingua franca, lingua belli

 Llevo varias semanas resistiéndome a escribir este QSY (intento evitar eso de "estoy harto" de...), a pesar de que se trata de una cuestión antigua y recurrente para mí: el uso (y abuso) del inglés (y especialmente del inglés hablado) en nuestro trabajo científico cotidiano. Sesiones, seminarios de personas castellanohablantes, que además trabajan juntas, intentando discutir en inglés cuestiones llenas de matices, y en especial de todos los matices, grandes y pequeños (suposiciones, sugerencias, bromas o ironías), que implica cualquier diálogo. Lo que se escucha al final en una reunión de este tipo (he participado en muchísimas y en lugares diversos) es un lenguaje estándar, impersonal, gramatical y léxicamente pobre y plano, en el que se repite un corto número de giros, a veces expresados, paradójicamente, con cierta pretensión (más bien patética) de originalidad personal. En esas ocasiones, no sé si echo más de menos el castellano (lo ricas y agradables que serían esas discusiones en nuestra lengua) o el inglés (esa riquísima lengua, con aproximadamente el doble de palabras que el castellano, en la que creo haber disfrutado hasta ahora de la literatura como en ninguna otra, salvo, claro aunque a muy corta distancia, en mi lengua materna).

Es la lingua franca, te dice alguien enseguida cuando haces algún comentario al respecto. Sí, alguna vez fue el latín, y ahora esto es lo que toca, lo que hay, ya conocemos ese tipo de argumento normativo (normativísimo). La lengua de la industria, la economía, el comercio, la ciencia (te dicen), al menos en esta parte del mundo; la lengua colonial, de la metrópoli (piensa uno). Anoche, el ejército más poderoso del mundo, ejército imperial, que se expresa y mata en esa lengua, actuó una vez más de forma infame y al margen de la legalidad internacional, contra un país con el que no estaba en guerra. Me he decidido finalmente a escribir este QSY convencido ya de que esta lengua que se nos ha impuesto para tantas cosas (no la de Shakespeare o la de Melville, por decirlo con el muy respetable tópico) no es ya tanto una lingua franca como una lingua belli

 

 

domingo, 1 de junio de 2025

418. El exilio interior

 Este concepto, que se evoca de forma natural en el artículo (in progress), adquiere una dimensión cada vez más clara y significativa para nosotros a medida que va ampliándose la perspectiva histórica, de la memoria personal (autobiográfica) y transgeneracional (colectiva). Recojo aquí una referencia del artículo de Miguel Salabert en L'Express (octubre de 1958), donde se utilizó por primera vez (en francés, claro) este término. Poco después, Salabert publicaría una novela autobiográfica con ese mismo título (en castellano).

 https://www.marcel-carne.com/les-films-de-marcel-carne/1958-les-tricheurs/les-tricheurs-temoignages-de-marek-hlasko-pologne-bill-hopkins-royaume-uni-miguel-de-salabert-espagne-lexpress-1958/#sud

 

 

domingo, 4 de mayo de 2025

412. Entre las voces, una

 Me encanta discutir, especialmente si es de política, o de esa extraña mezcla de política cotidiana, ideología y teoría (o filosofía) política en que suelen acabar muchas discusiones políticas en la izquierda. Y todo ello sobre el fondo semi-consciente de nuestra memoria colectiva, y de las memorias (y amnesias) autobiográficas que también se ponen ahí en juego. No me gusta tanto el regusto amargo que a veces dejan estas discusiones, sobre todo (de esto me he dado cuenta últimamente) cuando se producen en la red, de forma, como solemos decir ahora, no presencial. 

Independientemente del formato y del contexto de la discusión, me pregunto ahora (a raíz de una experiencia reciente, claro), en qué medida nos escuchamos personalmente, escuchamos lo que cada uno tiene que decir desde su propio mundo, su experiencia y reflexión personal. En ocasiones (por no generalizar demasiado), escuchamos (y también adoptamos, de forma especular) "tipos", "posiciones", en discusiones muy previsibles, impersonales, poco productivas y no exentas del ejercicio de algún "micropoder". Cuando ocurre eso, en realidad, no nos escuchamos. Ojalá pudiéramos seguir, también en esto, el ejemplo poético de Machado:

"A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una." *


* Retrato, Campos de Castilla.



viernes, 2 de mayo de 2025

411. Apagón

 Ni siquiera una reflexión, más bien una impresión efímera (me temo) después del apagón de hace unos días, y de algunos textos que se han publicado después con ese motivo. (El recuerdo todavía reciente de conducir por calles llenas de gente, sin semáforos, pero con mucho cuidado por parte de todos, y con una especie de sonrisa generalizada, una inusual conexión con los demás, una comprensión compartida de la situación excepcional que estábamos viviendo). 

El concepto de "pueblo", tan difícil de entender (e incluso de creer) en circunstancias normales, parece evocarse de forma natural en estas situaciones de crisis colectiva. Y eso es siempre un motivo de esperanza (política).



domingo, 12 de enero de 2025

399. Aporías de la democracia: biopolíticas públicas

No es fácil precisar el concepto de biopolítica, porque los autores que han pensado en este ámbito de cuestiones (Arendt, Foucault, Negri, Esposito, Sloterdijk, Zizek, entre otros) han destacado diferentes aspectos de un tema común (amplio y de límites difusos). El propio Foucault, que nos enseñó a pensar cómo el poder político alcanza los niveles más profundos de nuestra existencia biológica, llegó a proponer y a utilizar tres nociones diferentes de "biopolítica"*. Hace un tiempo hice un primer viaje (de ida y vuelta) a la biopolítica, y me emplacé a mí mismo a ir recogiendo materiales para lo que entiendo desde entonces como una (posible) biopolítica afirmativa, de signo contrario a la "necropolítica" dominante**. 

En algunas de estas recientes comidas navideñas, Mu y yo, de nuevo, a vueltas con la defensa de la sanidad y la educación públicas; cuando las correspondientes entidades privadas, cada vez más poderosas (como ponen de manifiesto el affaire MUFACE y la proliferación ilimitada de las universidades privadas en el país, a punto de superar en número a las públicas) se permiten desafiar al Estado negociando con las vidas de miles, cientos de miles de personas. En alguna de esas discusiones se me ocurrió recurrir a la ingenua sugerencia de Edgar Morin [§280], en cuanto a la posible capacidad de una masa (una multitud, diría Negri) de consumidores o usuarios para enfrentarse a una política (o anti-política) determinada. Asumimos el deterioro progresivo de la sanidad pública en los últimos años, deterioro limitado a los tiempos de demora en las citas para las patologías o condiciones no graves ni urgentes, esto es, cuidadosamente calculado para trasladar toda esa carga asistencial "de bajo riesgo" a la sanidad privada). Asumimos también el empeoramiento de las condiciones de trabajo de los profesores de la enseñanza pública, la reducción forzada de plazas para alumnos y la creación de guetos sociales disuasorios. Bien (es un decir), sin embargo... ¿y si, con una precisa organización política en cuanto a su organización espacio-temporal, como si de una huelga general se tratara, decidiera todo el mundo, a la vez, renunciar a la sanidad y a la educación privada (concertada) (todo el mundo con la suficiente conciencia política y social, se entiende) y reclamar su derecho (humano, constitucional) a un servicio público de calidad? Eso es imposible, es la respuesta inmediata, nadie se va a jugar la vida (biológica o biográfica) de esa manera. Y esa es precisamente la cuestión, cuya ambivalencia Foucault supo diseccionar perfectamente, y que de alguna forma representa los dos signos, positivo y negativo, de la biopolítica. Una buena política (pública) hoy, en un país como el nuestro (esto conviene no olvidarlo), permitiría curar, cuidar y educar en un grado (técnico y de equidad) excelente. Sin embargo, esas mismas políticas alcanzan niveles tan profundos y frágiles de la vida, que dejan a la población inerme cuando, en malas manos, van dirigidas, en último término, contra la vida, la vida mejor de la mayoría.


*Lemke, T. Introducción a la biopolítica. México: Fondo de Cultura Económica, 2017 (p. 49).

** https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8773159

 


sábado, 26 de octubre de 2024

388. La caída

 Hace años ("pre-pandemia", suelo decir para resumir) escribí un largo QSY (§35) que tenía como protagonista indirecto (como conjunto complementario, diría Mu) al dirigente político ahora caído. Se trataba entonces de lo político y organizativo, y de lo ideológico. Ahora el torrente mediático, de planos y estratos múltiples que no pretendo abordar aquí, me lleva (sigo bajo la influencia de una constelación que incluye a Merleau-Ponty y a Foucault) a una pequeña reflexión sobre el cuerpo y su encuentro con otros cuerpos, piel con piel, que es (no dejemos de ser en esto siempre aristotélicos) también alma con alma; sobre la reciprocidad esencial de ese encuentro. No debería ser posible disfrutar, ser feliz, si no lo es, a la vez (hama, diría Aristóteles) el otro, la otra persona. No lo es, en realidad, y afortunadamente se ha podido legislar (gracias a los nuestros, las nuestras) para fijar ahí el límite del delito: íntimo, profundo, traumático. Son oportunos aquí estos versos de un poeta comunista*, Juan Rejano:

"He de olvidarme de mí 
para no olvidar lo ajeno."

Nunca, y aun menos ahí, en el (glorioso) cuerpo a cuerpo.


* En relación con esta categoría (poeta comunista), ver nota al pie en §257.
 
 
 

viernes, 25 de octubre de 2024

387. El Imperio contraataca

 Escucho con un escalofrío esta declaración de Antony Blinken, Secretario de Estado de los E. U. A., durante su reciente visita a Israel. Traduzco:

"Desde el 7 de octubre, hace un año, Israel ha alcanzado la mayoría de sus objetivos estratégicos por lo que se refiere a Gaza, y todo ello con la idea de asegurarse de que no vuelva a ocurrir un 7 de octubre. En el espacio de un año ha conseguido desmantelar la capacidad militar de Hamas, ha destruido gran parte de su arsenal, ha eliminado a sus líderes principales, incluyendo, recientemente, a Yahya Sinwar. Esto se ha producido con un coste, gran coste, para los civiles palestinos de Gaza. Ahora es el momento de convertir esos éxitos en un éxito estratégico duradero. Y en realidad hay dos cosas que hacer: traer a los rehenes a casa y poner fin a la guerra (...)."

Ahora ya sí, misión cumplida; la necropolítica más fría y atroz, una nueva bomba atómica. Ni siquiera es posible contar el número de muertos, más adelante se harán estimaciones, como la publicada hace unos meses en The Lancet* (y no serían menos de 200.000 a estas alturas).

"Israel ha matado en Gaza a más niños que hombres y mujeres." (Naciones Unidas) **

"El ejército israelí ha asesinado en un año a más mujeres, niñas y niños en Gaza que en cualquier otro conflicto reciente durante el mismo periodo." (Oxfam Intermón) ***

Así son los éxitos de Blinken. Que nadie ose desafiar al Imperio, especialmente si pertenece a eso que geopolíticamente se viene llamando el Sur.


 * Khatib, Rasha et al. Counting the dead in Gaza: difficult but essential. The Lancet, Volume 404, Issue 10449, 237 - 238. https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01169-3/fulltext

 ** https://news.un.org/es/story/2024/09/1532906

 *** https://www.oxfamintermon.org/es/nota-de-prensa/israel-asesina-mas-mujeres-menores#



domingo, 13 de octubre de 2024

miércoles, 28 de agosto de 2024

377. Las verdades y las voces

Reunión de verano, vacaciones, de una pequeña tribu de izquierdas, feliz, con todo. Ya en los postres, como se dice, se habla francamente de política, a pesar de los riesgos, por todos conocidos. Hablamos más alto, también más tosco, intentamos resumir en un brochazo lo que habría que pararse a dibujar con más detalle. Nos conocemos bien todos y sabemos, más o menos, lo que vamos a decir unos y otros. Intentamos argumentar, pero lo hacemos todos a la vez, y así es imposible. Hay prisa en decirlo todo, o lo más importante, o solo esa clave que nadie sabría interpretar tan bien como quien la deja caer ahí como un martillazo. Tienen razón nuestros hijos cuando dicen que todo esto es, por lo demás, cosa de machos.

Al final cunde cierta sensación compartida de desastre, de fracaso (de la tribu o de la izquierda, en esa visión un tanto burguesa de que es mejor no discutir mucho, que tanto da, si se puede pasar un rato agradable, comiendo y bebiendo y hablando de cualquier cosa). Sin embargo, quiero ver algo positivo en esos momentos de oscuridad y confusión, de arañazos a veces duraderos (¿qué argumentación política no tiene su componente retórico ad hominem?) A voces, a golpes también, todos estamos peleando ahí por una verdad común, compartida, que, si no nos parece evidente, sí creemos al menos posible (aunque cada uno de nosotros piense que es la suya, exclusivamente). Si no, ¿qué sentido tendría discutir con tanta pasión? Yo diría (y busco ahí la compañía de Vattimo) que esa verdad existe, pero que no es, por decir así, teórica, y que tiene menos que ver con los fuegos artificiales de la discusión (mucho ruido muy efímero, afortunadamente) que con eso que nos llevó a reunirnos e incluso a ponernos a hablar de política. Algo por lo que nos buscamos unos a otros y que, malgré tout, no dejamos de buscar juntos. 



sábado, 6 de julio de 2024

374. Cuidar la memoria

 Como escribió Agustín de Hipona, nuestra memoria, infinita, es un tesoro. La nuestra personal y también la memoria colectiva, común, que crea un nosotros (que nos crea). Nada de lo que hagamos en adelante debe (y, bien mirado, nada puede) dañar su sentido original ni su carácter sagrado. Esa es nuestra responsabilidad fundamental, cuidar la memoria.



lunes, 1 de julio de 2024

373. Si bien...

 Sigo suscribiendo (seguiría firmando, como decía, en un sentido más fáctico) el artículo de Boaventura de Sousa Santos recogido en el QSY anterior (§372). Sin embargo, no puedo dejar de traer aquí una breve consideración suscitada por un comentario, tan apropiado como contundente, por parte de Sigma, quien ya contribuyó, a su modo "singular y apasionado" a un QSY previo (§323). La cuestión, como me ha parecido entender, gira en torno a estas frases del artículo:

 "Nadie en el Sur global cree que Rusia o China estén interesadas en promover la guerra. Los imperios en ascenso prefieren las relaciones de suma positiva a las de suma cero (como la guerra). Su ascenso y aumento de influencia se basa en proporcionar ventajas reales a los nuevos aliados, aunque estén sujetos a condiciones de subordinación. Por eso favorecen la diplomacia y el multilateralismo."

No somos expertos (académicos) en geopolítica, Sigma y yo, ni queremos serlo, creo, sino tan solo "ciudadanos educados y competentes", en el sentido aristotélico (§285), y por eso nos permitimos opinar sobre esto, y preguntarnos, y preguntar al insigne profesor portugués, si vale el mismo concepto de imperio para describir a EE. UU., a Rusia, China o, por ampliar el espectro, a la India. El multilateralismo al que hace referencia el artículo parece implicar también una diversidad en las políticas internacionales de esos países inmensos y con un inmenso potencial de destrucción mutua (nuclear). 

Para la RAE el término "imperio" (la acepción que aquí nos interesa) equivale a "potencia hegemónica", y "hegemonía" indica la "supremacía que un Estado ejerce sobre otros". Supremacía cultural (continúo yo), económica (comercial, financiera), y militar, sobre todo militar. Y no solo militar en potencia, por decir así, también aristotélicamente, en un mundo lleno de bases militares (¿de quién? ¿para qué?), sino en acto, en guerra (¿de quién con quién?). Habría que volver, sí, a aquellos tiempos, hoy tan denostados, de la "coexistencia pacífica".



sábado, 29 de junio de 2024

372. Vivir la vida en paz

Pondría mi firma con mucho gusto bajo este lúcido texto de Boaventura de Sousa Santos

https://diario16plus.com/carta-abierta-a-los-jovenes-sobre-la-tercera-guerra-mundial/

No hay nada más importante en este momento, a escala colectiva y global.

No dejemos de leer y releer Los Thibault. Ni de escuchar a Lennon:

"Imagine all the people
living life in peace".
 
 
 

sábado, 8 de junio de 2024

371. El mal y la política

 Me preguntaba hace unos cuantos QSY (§347) si al final haría su aparición la política en el libro de Ana Carrasco-Conde, Decir el mal*, que entonces solo había empezado a leer. La política práctica, decía, la praxis política, cuya función principal intuimos dirigida a combatir el mal. Al cabo de una revisión (dolorosamente) exhaustiva de las formas históricas más extremas y masivas del mal, todas ellas asociadas a la guerra (la Alemania nazi, Camboya, Ruanda, pero (me pregunto) ¿por qué no también las inmensas masacres producidas por los bombardeos masivos de la población civil en Dresde, Hiroshima, Nagasaki o en Vietnam (entre otras muchas), como ahora mismo en Gaza?), se hace evidente la multilateralidad del mal. También los "nuestros" (las tradiciones que asumimos, de alguna forma, en nuestra propia visión y actitud políticas), los del siglo XX y siglos anteriores, hicieron, en no pocas ocasiones, cosas malas (asesinatos, torturas, violaciones, entre otras). Hay que ser muy concreto y muy específico al hablar del sufrimiento que produce cualquier actividad humana, cualquier actividad política; porque el sufrimiento es el mal (y, quienes lo causan, o impiden eliminarlo, son responsables de ese mal). Y, como dice Carrasco-Conde, hay que decir siempre todo el mal, y aquí vale la manida expresión (no por ello menos verdadera), "venga de donde venga". Pero todo es todo, creo que ahí está la clave, y por eso podemos hablar (malgré tout), sin renunciar a reconocer siempre lo intolerable, de "los nuestros".

Al final de mi Aristóteles y el Che** (siempre hay que disculparse por una autocita), expresaba mi intención de ponerme alguna vez a buscar las claves de una sana biopolítica. Tras los pasos de Didier Fassin, una de esas claves (utópica, pero no de máximos, sino de mínimos) puede estar en el objetivo (imperativo moral y ontológico) de reducir el sufrimiento, todo tipo de sufrimiento, cuya raíz está en último termino, ligada a la vida. Aquellos que han perseguido ese objetivo en el pasado, y quienes, a pesar de todo (el consumismo, el egoísmo, la indiferencia, la ignorancia y la mala fe) lo siguen persiguiendo hoy, esos son los nuestros.

(Víspera de las elecciones europeas del 9 de junio.)


* Carrasco-Conde A. Decir el mal. Comprender no es justificar. Barcelona: Galaxia-Gutenberg, 2021. 

** https://www.catedradehermeneutica.org/por-una-postmodernidad-alternativa-15/

 

 

sábado, 9 de marzo de 2024

355. Aporías de la democracia: votar a distancia

Pienso en la distancia en relación con el voto. No en la distancia entre el votante y la urna (el voto por correo y todo eso), sino en la que separa la intención de votar de lo efectivamente votado. Lo que me separa, como perspectiva y posición política, de la candidatura a la que finalmente votaré. Sí, se trata del terreno (pantanoso) del voto útil, del menosmalismo (y todo eso). Para unas personas esa separación es mayor, para otras menor, pero me imagino que el bipartidismo dominante en estas democracias occidentales tiene que ver con eso, quiero decir, con que muy pocas personas voten lo que (como) realmente piensan. Al menos, entre las personas que piensan el voto, que esa es otra (aporía de la democracia).



lunes, 4 de marzo de 2024

354. Los buenos y el malo

 No sé bien qué marco cognitivo, estructura mental profunda o arquetipo ancestral (o lo que sea dentro de un largo elenco de entidades de este tipo) podría explicar el hecho de que, especialmente en el ámbito político, lo bueno se dice casi siempre en plural (nosotros, los buenos), mientras que lo malo suele concentrarse en una sola persona (el malo). Y ello especialmente en las declaraciones de muchos políticos (por lo general, no de "los nuestros") y en las noticias difundidas por sus medios de comunicación.



viernes, 29 de diciembre de 2023

346. Otras huellas, sonhos

 Me va ocurriendo, creo, que cada vez me importan menos mis propias huellas (Huellas) y me interesan más las otras, las de los demás, o al menos el modo y los momentos en que unas (las mías) y otras se pisan, se entrecruzan y se muestran caminos nuevos, inéditos. Será, podría ser, que ya no tengo tanto miedo a olvidar y/o que voy pensando que la memoria, toda la memoria, es en el fondo mucho más colectiva (compartida) que personal.

Encuentro en Twitter (ahora "X") la noticia de la muerte de Odete Santos, veterana militante y dirigente del Partido Comunista Portugués (PCP), miembro de su Comité Central (CC), que desempeñó cargos públicos importantes en Setúbal y fue diputada en la Asamblea de la República durante 27 años. Todo lo que hizo y promovió indica que fue una persona, una comunista, profundamente comprometida con la educación, la salud, los derechos civiles y la felicidad de los seres humanos. Una de las nuestras, y un descubrimiento para mí, porque no la conocía. 

Odete ("mulher de Abril") se interesó especialmente por la función social de la poesía, como "forma de intervención", y la nota publicada por el Secretariado del CC del PCP señala que varias generaciones la recordarán recitando Calçada de Carriche, poema de António Gedeão. Buena ocasión, pienso, para descubrir a un nuevo poeta portugués, siempre una alegría para mi ("a joy for ever", dejó escrito para siempre Keats).

Busco en mi monumental antología de poesía portuguesa, y allí (y también en la Wikipedia) veo que António Gedeão era el pseudónimo de Rómulo de Carvalho (1906 - 1997), autor multidimensional (mejor que polifacético), poeta, científico (era químico), profesor y ensayista, "Alguns dos seus poemas fazem a ponte entre uma poética de reflexão íntima do homem perante o mundo e un certo tipo de comprometimento social, sem deixarem de recorrer a uma grande liberdade de associações e uma ben doseada ironia." *

Así comienza el extenso poema, de claro compromiso social, que recitaba la dirigente comunista:

"Luisa sobe,
sobe a calçada,
sobe e não pode
que vai cansada.
Sobe, Luisa,
Luisa sobe,
sobe que sobe,
sobe a calçada.
(...)"

Mi antología recoge otro de los poemas más conocidos de Gedeão, Pedra filosofal, donde el poeta habla de los sueños y de aquellos que no saben lo que los sueños del ser humano realmente son. Me quedo aquí con los primeros versos y la última estrofa del poema.

"Eles não sabem que o sonho
é uma constante da vida
tão concreta e definida
como outra cousa qualquer,
(...)
 
Eles não sabem, nem sonham,
que o sonho comanda a vida.
Que sempre que um homem sonha
o mundo pula e avança
como bola colorida
entre as mãos de uma criança."

No debemos dejar de perseguir huellas, de cruzar las nuestras con otras en las que a veces descubrimos y reconocemos a los nuestros.


* Poemas Portugueses. Antologia da Poesia Portuguesa do Séc. XIII ao Séc. XXI. Porto: Porto Editora; 2009, p. 1282 y ss.



domingo, 26 de noviembre de 2023

341. Alcibíades, Sócrates y la democracia

 Me gusta cómo escribe Kallifatides, con una estructura narrativa y una escritura claras y sencillas. Ya dije hace unos QSY que a veces puede resultar algo sentencioso, pero eso no le resta sencillez, y con frecuencia contribuye a la claridad del texto. Hace unos días leí en su Timandra este sugestivo diálogo. (Timandra es la amante más bien unilateralde Alcibíades, y es también quien nos narra la historia de la novela).

"Estaba contenta gracias a él, y con frecuencia me ponía de su parte cuando Sócrates se empeñaba en aguarle la fiesta con su crítica constante y, desgraciadamente, cierta.

¿Qué sabes tú que no saben los atenienses? le preguntaba. ¿Por qué quieres gobernarlos? ¿Qué sabes tú lo que es el bien y el mal?

Por supuesto, a Alcibiades no le faltaban respuestas, pero Sócrates se las echaba abajo una tras otra, hasta que Alcibíades no tenía nada que decir y caía en un estado de melancolía que, por suerte, le duraba poco.

Pero ¡¿por qué no le preguntas a los atenienses?! le grité una vez. ¿Por qué no les preguntas por qué quieren que sea su general?

¡Exactamente! dijo Alcibíades, en tono triunfalista.

Sócrates no respondió en seguida, y sabíamos que cuanto más tardara en hablar, peor quedaríamos nosotros.

¡No preguntamos al asno por qué quiere albarda! ¡Preguntamos al arriero!

¡De modo que todos los atenienses son unos asnos! grité, defendiendo la democracia con una vehemencia histriónica.

Cada ateniense, considerado como individuo, no es un asno. Pero todos los atenienses en conjunto se tornan asnos. Los atenienses, como todos los demás, se olvidan y se convierten alegremente en una masa necia."*

No recogería aquí este curioso diálogo (Timandra no votaría en la democracia ateniense, pero podía permitirse pegarle unos buenos gritos a Sócrates), si no me trajera, atravesando eras, a nuestra actualidad política local y cotidiana. Y no pienso solo en los votantes de derechas, sino (lo que es aun peor a efectos prácticos) en los (y las) de izquierdas. 


* Kallifatides T. Timandra. Traducción del griego moderno de Carmen Vilela Gallego. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2022. (pág. 113)