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sábado, 16 de abril de 2022

256. Bertrand Russell en Pontevedra

 Hace unos días Mu y yo hicimos un viaje rápido a Pontevedra para consultar el Archivo Provincial de la ciudad. Buscábamos algunos artículos que Marcial Suárez había publicado en la revista Litoral, homónima pero distinta de la de Prados y Altolaguirre, que se había editado en esa ciudad durante los años 50. 

Fue un viaje muy agradable, en el que pudimos disfrutar de algunos encuentros con gente querida, y de paseos tranquilos por aquella espléndida ciudad de calles bonitas, enxebres, e impresionantes camelios.

Hojeando cuidadosamente la revista digitalizada (años 1957 y 1958), encontré, entre las noticias internacionales, una referencia a un episodio político protagonizado por Bertrand Russell. Eran más o menos los primeros tiempos de la Guerra Fría, una reciente cumbre de la OTAN* había tensado una vez más las relaciones entre EEUU y la URSS, y se hablaba ya del peligro de una guerra nuclear. La revista, en su número de abril de 1958, recogía la carta abierta que Russell había dirigido a través de la revista New Statesman a los dirigentes norteamericanos y soviéticos**. Una vez recibidas y publicadas las respuestas (primero de Kruschev y después de Dulles, Secretario de Estado de Eisenhower), el filósofo publicó su propio resumen de la situación.

"Hay dos potencias en el mundo, A y B. La potencia A es y fue siempre sumamente virtuosa, B siempre perversa. A intenta la libertad. B conduce a la esclavitud. A cree en la paz. B en la guerra imperialista. A pide la justicia para el débil. B se asienta en la tiranía. Ambos países están de acuerdo en todo esto y nosotros de acuerdo con ellos. Pero se da una pequeña diferencia: saber quién es A y quién es B."

Ahora que las bombas vuelven a matar (también) en Europa, ¿qué habría que tener en cuenta para actualizar el análisis de Russell, además de incluir a la potencia C?


* Dentro de un par de meses se celebrará otra muy cerca del parque que suelo recorrer plácidamente en bici.

** Aquí se puede encontrar una referencia a las cartas abiertas: 

https://www.newstatesman.com/uncategorized/2014/03/magazine-missile-crisis-and-movement




domingo, 8 de diciembre de 2019

115. En el limbo

Dice Manuel Garrido, en su prólogo a Diálogos en el limbo, de G. Santayana*, que B. Russell (a quién tanto trató Santayana) escribió que la filosofía es "una especie de tierra de nadie entre el suelo firme de la ciencia y el invisible cielo de la religión", sí, algo así como un limbo. Me gusta esa idea, por vaga que sea, de asociar el término "limbo" al quehacer o al lugar de la filosofía. A ese lugar me retiro de vez en cuando, siempre que puedo, para dejar temporalmente el duro suelo de la ciencia, y el cielo, a veces invisible y a veces incomprensible (o mejor, inefable), de la poesía. (De Huellas, 2018)

* George Santayana. Diálogos en el limbo. Con tres nuevos diálogos. Ed. Tecnos. Madrid, 2014.



sábado, 22 de diciembre de 2018

24. Santayana y algunos problemas personales

En una mañana espléndida como esta, lo eterno se impone a la noticia. Platónico, apago la radio del coche.

A ratos desencantado, a ratos ilusionado de nuevo, y cada vez más cansado. ¿Cómo acabará esta lucha? ¿Sabré? ¿Podré? (De Huellas, 2009)

Creo que recuerdo bien cuándo surgio la mínima idea para escribir la primera parte de esta nota (también mínima). Iba yo conduciendo por la Gran Vía, camino del hospital, en una mañana de abril, como queda recogido, espléndida (como la palabra que lo indica, que también lo es), escuchando la radio del coche, algunas noticias, y dándole algunas vueltas al singular platonismo materialista de Santayana, del que acababa de leer algo*. De fondo, en la segunda parte de la nota, aparece el conflicto, ya plenamente declarado en el hospital, que siguió a mi nombramiento como Jefe de Unidad (por segunda vez). Un periodo intenso de odios cruzados que todavía no sé analizar.

Acabo de atravesar (si es que de verdad he acabado) otro de esos periodos, esta vez con un antagonista mucho más poderoso. ¿A qué cosa no atiendo (consciente o inconscientemente) en mi trato con algunas personas, que genero odios de semejantes dimensiones? ¿En qué momento y por qué decido no hacer eso que "se"** debería hacer para (todo el mundo entendería ese "gesto", esa pequeña traicíón a uno mismo) rebajar la tensión, para "llevarnos bien", para que las cosas sigan funcionando mediante una hipocresía mutua, razonable, asumida por todos? ¿Por qué, en conclusión y recordando a Russell, no soy cristiano?

* Platonismo y vida espiritual. George Santayana. Ed. Trotta, 2006. De Santayana, uno de mis filósofos-escritores favoritos, junto a Sartre, Bloch y algunos más, o con él, habrá que hablar en próximas entradas de este blog.

**En el pleno sentido heideggeriano de este "se" (man).