sábado, 25 de julio de 2020

171. ¿Por qué lloran los caballos de Aquiles?

Dejo aquí solamente apuntado un tema de trabajo (no laboral) para el verano y una posible comunicación a un próximo congreso de filosofía. Una cuestión para desarrollar en más que excelente compañía: Homero (Ilíada, Canto XVII) (en sus diversas traducciones, con la de Agustín García Calvo como referencia), Nietzsche, Cavafis (nuevo re-descubrimiento), David F. Krell (quien me descubrió el tema), Derrida, Eugénio de Andrade... y los que están aún por llegar. 

Creo que ya intuyo el camino de la respuesta -solo intuyo, de momento. ¿Por qué lloran?


lunes, 20 de julio de 2020

170. Tres sonetos

Entre los Sonetos de Antero de Quental encuentro uno espléndido, Ideal, que me hace volar hacia otros poemas recordados, también sonetos. Los convoco aquí en silencioso diálogo. Dice el primer cuarteto:

"Aquela que eu adoro não é feita
De lírios nem de rosas purpurinas,
Não tem as formas lânguidas, divinas,
Da antiga Venus de cintura estreita..."

¿Cómo no pensar inmediatamente en el Soneto 130 de Shakespeare? Aquí también el primer cuarteto:

"My mistress' eyes are nothing like the sun;
Coral is far more red than her lips' red;
If snow be white, why then her breasts are dun;
If hairs be wires, black wires grow on her head.
(...)"

A muchos nos gustaría convertirnos en traductores de estos versos, dice Luis Antonio de Villena de los 154 Sonetos: "Maravillosos sonetos. Yo creo que por eso son tantos los lectores que se quieren convertir en traductores de este conjunto hermoso."* Sin embargo, esta vez no lo intentaré. Creo que ese primer verso, dulcemente cantado por Sting, se me acabaría resistiendo. Cuando se quiera hablar de lo intraducible en poesía, aquí hay un buen ejemplo. Basta con revisar las traducciones que uno encuentra en la web para darse cuenta de ello, a veces con dolor (neurálgico). De Villena tiene razón, son infinitas. 

Si están aquí los poetas ironizando sobre la belleza ideal en sus respectivas épocas y las correspondientes manifestaciones poéticas hiperbólicas más o menos convencionales, como sugieren algunos críticos**, o si están (o en qué medida, también) hablando efectivamente de su dama, podemos juzgarlo con motivo de este otro soneto de este otro (quizá el más) grande:

"Celebró de Amarilis la hermosura
Virgilio en su bucólica divina,
Propercio de su Cintia, y de Corina
Ovidio en oro, en rosa, en nieve pura;

Catulo de su Lesbia la escultura
a la inmortalidad pórfido inclina;
Petrarca por el mundo, peregrina,
constituyó de Laura la figura;

yo, pues Amor me manda que presuma
de la humilde prisión de tus cabellos,
poeta montañés, con ruda pluma,

Juana, celebraré tus ojos bellos:
que vale más de tu jabón la espuma
que todas ellas, y que todos ellos."

(Propone lo que ha de cantar en fe de los méritos del sujeto. Rimas de Tomé de Burguillos. Lope de Vega.) 


* http://luisantoniodevillena.es/web/articulos/los-sonetos-de-shakespeare/

** Así lo indica, p. ej., John Kerrigan en su comentario al Soneto 130 en la edición de Penguin de 1986.



domingo, 12 de julio de 2020

169. Huellas de lectura

Cuando uno se ocupa de cosas tan distantes (ciencia y filosofía, solo a veces próximas, inesperadamente), conviene no perder el rastro de lo que se ha leído y se ha pensado. De lo que se ha leído, especialmente (lo que se piensa, si es que va a alguna parte, tiene su propio lugar donde seguir madurando). 

Después de unas semanas de trabajo intenso, absorbente (como una esponja que hubiera concentrado nuestra atención y todo lo que en un instante sabemos decir sobre algo), me propongo volver sobre los textos que venía trabajando línea a línea, frase a frase, en una estrategia hermenéutica que va trazando lentamente su propio camino.

Hasta aquí lo leído y trabajado (suelo dejar una marca en forma de aspa), lo más reciente es también lo más familiar, no cuesta mucho recordar ahora lo pensado mientras se leía; las páginas anteriores, unas se recuerdan mejor que otras (habría que volver sobre estos párrafos en algún momento...). En realidad, hay un texto no escrito, mi propia lectura anterior, que me permite llegar de nuevo al texto original. Ese texto está marcado, indicado, por lo general mediante líneas, simples o dobles, que subrayan, que señalan párrafos enteros; flechas, signos de interrogación o de exclamación (también de admiración), a veces de distintos colores, huellas de diferentes lecturas. También hay algunas anotaciones, pequeños diálogos gestuales con el texto original, unas breves y otras más discursivas.

Leo, releo, retrocedo, avanzo, me apoyo, me sujeto a mis propias marcas de lectura como si trepara por ellas. Puedo incluso anticipar ya la anotación al margen que vendrá, necesariamente, en la página siguiente (la haría ahora, la hice ya en la lectura anterior).

Una vez di una pequeña (y extraña) charla sobre las anotaciones que  hacía mi padre en los márgenes de los libros, los primeros que leí de verdad, de aquella biblioteca inteligente y esencial de mi infancia y adolescencia. Ahí estaban (están) sus huellas de lectura, sobre las que comencé a marcar las mías.


sábado, 4 de julio de 2020

168. Sagan

Tengo mucho respeto por la buena divulgación científica. Todas nuestras vocaciones (científicas, filosóficas, artísticas) tienen detrás una cultura activa, que nos llama (vocación = Ruf, llamada), nos convoca. Mi despertar científico no tuvo que ver con lo cósmico/cosmológico, sino que vino de la mano de los naturalistas, Darwin, el primero (y definitivo), y de los etólogos europeos (Lorenz, Heinroth, Tinbergen, v. Frisch, Leyhausen, Eibl-Ebesfeldt). Con ellos descubrí la emoción de saber y de preguntar(me).

He participado con gusto, desde mi particular ángulo de visión/práctica científica, en el homenaje a Cosmos, de Carl Sagan, en su 40 aniversario, que se ha hecho público hace unos días. Me consta que sus editores, Alicia Parra y Quintín Garrido, han hecho un trabajo paciente y exquisito. 

Aquí el enlace al texto completo:


Y aquí el enlace a mi contribución: