viernes, 24 de abril de 2020

154. Abril

"Esta é a madrugada que eu esperava
O dia inicial inteiro e limpo
Onde emergimos da noite e do silêncio
E livres habitamos a substância do tempo"

                               Sophia de Mello Breyner Andresen                        
                               25 de Abril, O nome das coisas


miércoles, 22 de abril de 2020

153. Ginkgo biloba

En mi terraza hay un ginkgo que tiene más años que mis hijos, creo, y mis hijos andan ya por los veintimuchos. Ha crecido lo que ha podido, el pobre, en un tiesto que, no siendo pequeño, tampoco le permite más que una altura de unos dos metros y medio, como mucho. Aun así, todos los años por estas fechas tiene un brotar espléndido, y en pocos días está lleno de esas hojas misteriosas, de un verde puro y luminoso, que siendo una parece que en algún momento quieren ser dos. Así lo vio Goethe, viéndose él mismo en ellas. 

"Dieses Baumes Blatt, der von Osten
Meinen Garten anvertraut,
Gibt geheimen Sinn zu kosten
Wie's den Wissenden erbaut.

Ist es ein lebendig Wesen
Das sich in sich selbst getrennt?
Sind es zwei, die sich erlesen,
Dass man sie als eines kennt?

Solche fragen zu erwidern
Fand ich wohl den rechten Sinn.
Fühlst du nicht an meinen Liedern
Dass ich eins un doppelt bin?"

Diré lo que yo escucho aquí y cómo sé decirlo en castellano:

"La hoja de este árbol que de Oriente
fue confiado a mi jardín
ofrece al paladar un sentido oculto,
de esos que gustan a los sabios.

¿Se trata de un ser viviente
que en sí mismo se ha escindido?
¿Son dos que han elegido
que se les reconoza como uno solo?

Al enfrentarme a estas preguntas
hallé, quizá, su sentido verdadero.
¿No sientes en mis canciones
que uno y doble soy?"

Es sabido que el poema tiene como motivo (en qué medida, solo el poeta lo sabía) su relación apasionada con Marianne von Willemer (Suleika), pero me gustaría centrarme ahora en el texto. Antes, quisiera recordar(me) cuándo y dónde encontré a Goethe. (Cuándo entra cada uno de estos grandes autores en nuestra vida, en general podemos decirlo, en el espacio y en el tiempo). Creo no inventarme un recuerdo ad hoc si digo que Fausto (entero) fue el primer texto serio que leí en mi vida (de lector). Recuerdo el lugar (en Galicia) y el tiempo (verano, vacaciones) y, por una referencia temporal de las que no se duda (una muerte), tendría entonces 13 o 14 años*. Sin embargo, encontré a Goethe de verdad, y no solo como gran autor, sino como "sabio intemporal" (Hermann Hesse**), entre los 25 y los 30 años, mientras trabajaba en biología teórica con Faustino Cordón, maestro. Comentábamos las Conversaciones de Eckermann, las novelas, los poemas, el Fausto, e incorporábamos a las discusiones de aquella biología teórica tan singular (Darwin, siempre Darwin) versos y expresiones de Goethe ("das geistige Band"***) que nos servían de lema en nuestra búsqueda de la esencia del ser vivo (aunque entonces pensáramos que lo que buscábamos era su efímera e inasible manifestación material). Goethe es de los autores que siempre han venido conmigo ("conmigo vais"), y en mi vida médica posterior me he recordado muchas veces aquella frase de Poesía y verdad: "la Medicina ocupa a todo el hombre porque se ocupa de todo el hombre."

Mis disculpas por atentar contra el "pudor autobiográfico" enunciado en §2. El poema. Lo primero que llama la atención en él es la cercanía, la proximidad de todo, y la estrecha relación sensorial que media en ese espacio, mundo, de cálida intimidad física ("mi jardín"). La hoja está ahí en la mano del poeta, que la contempla y examina mientras nos la muestra y nos invita a que busquemos y saboreemos (kosten) su secreto sentido, oculto. "¿No sientes...?" (Fühlst du nicht...), sí, aquí está la hoja, en mi mano, y aquí estoy yo, mírame. La hoja como "ser viviente" o ser vivo (lebendig Wesen) prepara la metáfora central del poema, y también metonimia teórica, diríamos, si pensamos en la Urpflanze (protoplanta) de Goethe como "hoja primordial" (y a la vez en el ginkgo como "árbol fósil"). ¿Es una hoja, son dos, es una hoja que quiere ser reconocida como dos? Uno y dos, diferenciación biológica, la de la planta en su crecimiento (de hecho, la hoja del ginkgo brota sin esa cisura que más tarde permite el juego visual uno-dos) y la de los que la contemplamos. Uno-dos, yo-tú-nos, diferencia/indiferencia que recuerda a Las cabezas trocadas de Thomas Mann**** (yo soy tú y tú eres yo), y más remotamente, al homble doble platónico. Dualidad oculta en la voz del poeta ("mis canciones"), con otro de nuestros grandes, "a ti debida".


* En realidad, el primer texto que leí pocos años después, con auténtico disfrute literario, fue El vizconde de Bragelonne, de Dumas.

** Dank an Goethe. Citado en Goethe, Gedichte - Poesías. Barcelona: Bosch, 1978.

*** "Wer will was lebendig’s erkennen und beschreiben, / Sucht erst den Geist heraus zu treiben, / Dann hat er die Teile in seiner Hand, / Fehlt leider! nur das geistige Band." (Faust 1, Studierzimmer. (Mephistopheles)

**** Otra dualidad misteriosa e iluminadora, la de Mann-Goethe en Carlota en Weimar.




sábado, 18 de abril de 2020

152. Con/sin esfuerzo


Todo me lo pregunto, y me pregunto ahora también sobre el esfuerzo. Todo proyecto es proporcional a un esfuerzo, el de llevarlo a cabo. Noto, sin embargo, que desde hace algún tiempo ya no siento casi ningún esfuerzo en estas cosas. He ido seleccionando los actos y las reflexiones, y he ido conservando con el criterio de verdad que en cada momento tenía− aquellos en los que pensar −tanto por el contenido como por el método− se iba pareciendo cada vez más a cualquier otra actividad personal, como respirar, caminar o mirar. Y he ido acostumbrándome, así, a pensar como se vive: con la misma necesidad y la misma despreocupación. Lo que pienso sólo puedo considerarlo verdadero si está incorporado de esta forma natural al ser que soy, y que encuentra su pleno sentido en lo que pienso. (De Huellas, 1990)


miércoles, 15 de abril de 2020

151. Lo inesperado (un apunte y una interrogación)

La pandemia de COVID-19, como otras catástrofes colectivas (esta en grado superlativo debido a su especial intensidad y extensión global) ha dejado una vez más a la vista (de quien quiera o pueda verlas) las profundas y crueles desigualdades del mundo actual. Nada nuevo, si se mira desde este punto de vista, salvo por la dimensión gigantesca de su impacto sobre una parte importante de la población del planeta. Desigualdades "hacia abajo", me gusta decir, carencias, ya que las desigualdades "hacia arriba" no tendrían mayor importancia si no formaran parte de la estructura y los procesos socioeconómicos que causan las primeras. Desigualdades entre países y dentro de un mismo país. 

Sin embargo, por si esto no fuera bastante (siquiera solo para analizarlo), me parece que hay algo más, algo nuevo e inesperado, en esta crisis global. Se están publicando muchos análisis científicos* y filosóficos sobre el origen y las posibles evoluciones de la crisis en sus múltiples dimensiones (sanitarias, sociales, políticas, económicas, culturales). Estos últimos, los filosóficos, son especialmente interesantes porque revelan diferentes ángulos teóricos desde los que hoy se piensa la vida humana**. Sin embargo, todos ellos (hasta ahora) me dejan la impresión de que los autores asumen, de una u otra forma, que todo esto, en su configuración actual, real, podía pasar o incluso que tenía que acabar pasando antes o después***. Omiten, creo, algo esencial de esta crisis, de todo lo que viene ocurriendo durante las últimas semanas en nuestras vidas, súbitamente amenazadas: lo inesperado. Lo omiten seguramente porque no es algo que pueda uno atrapar en una noción filosófica más o menos unívoca****. Pienso en el novum de Bloch, pero, si no la he entendido mal, esta noción siempre está ligada, de alguna forma, a las de latencia, anticipación y potencia, de modo que no se trata, creo, de lo radicalmente, inesperadamente nuevo; de lo inimaginable que irrumpe en nuestra vida desde ninguna parte (desde nuestra propia vida, probablemente), amenazándola, como haría una enfermedad desconocida. Pienso también en esa expresión, quizás ocasional, de Bloch que recojo en §83, la de sorpresa, aunque ahí parece tratarse en todo caso de una sorpresa positiva, y no, para decirlo con una expresión familiar, de una desagradable sorpresa. Terrible sorpresa.

Quiero expresar aquí solo una inquietud. Nadie había previsto la magnitud que ha adquirido esta crisis, nadie, y este hecho debería ser un ingrediente importante de cualquier reflexión. Lo que tenemos entre nosotros es una nueva enfermedad (que vamos conociendo cada vez más, rápidamente), y eso, cierto es, no es nuevo en la historia de nuestra especie. No es nuevo, es inesperado.


* Recojo aquí un análisis interesante, en forma de entrevista, de Eudald Carbonell, a pesar de un biologismo (enteramente consciente, por otra parte) un tanto plano que no puedo compartir: https://www.publico.es/entrevistas/entrevista-eudald-carbonell-covid-19-aviso-conciencia-critica-especie-proxima-humanidad-colapsara.html

** Entre todo lo que he leído hasta ahora, quisiera destacar este texto, que me ha parecido especialmente lúcido y sereno, y ofrece abundante material para la reflexión: https://www.filco.es/covid-19-critica-en-tiempos-enfermos/

*** Esto se manifiesta de una forma dramática (y ejemplar), "por contraste", en la reflexión un tanto prematura e interesada (pro domo sua) y negacionista, de G. Agambén: https://www.quodlibet.it/giorgio-agamben-l-invenzione-di-un-epidemia

 **** Hay caminos posibles, abiertos, en Heidegger y Zizek, p. ej., por los que podría continuar alguna vez este QSY.


martes, 14 de abril de 2020

150. Hoy es 14 de abril

Muchos de nosotros no tenemos que decir nada más para entendernos: hoy es 14 de abril.

Lo que fue, lo que podría haber sido y lo que podríamos ser hoy.

Quizás lo soñó Francisco Giner de los Ríos en los últimos versos de la elegía de Machado.

"Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España."


Viva la República.


domingo, 12 de abril de 2020

149. La Tempestad (I)

Hay momentos en que apetece refugiarse en una obra y decir "aquí me quedo"*, al menos durante un tiempo mientras acaba de pasar lo que esté pasando en esos momentos. A mí me ocurre con determinados textos a los que vuelvo una y otra vez, textos, libros, como Les mots de Sartre, y muchos otros, pero pienso ahora en el texto sartriano porque habla de esa relación especial, vital, que podemos tener con los libros. Podemos habitarlos, vivir en ellos, mientras, de alguna extraña forma, ellos también viven en (con) nosotros.

Algo así me viene pasando con La Tempestad durante este período de encierro. Creo que al principio fue porque imaginé la vuelta al mundo de antes (de ayer, por decirlo con Zweig), a la calidez de nuestro mundo de la vida, con las palabras de Miranda, O brave new world**, como un (re)descubrimiento del esplendor cotidiano de nuestra vida en común. Después, sin embargo, fui reconociendo la riqueza de sugerencias que aquel extraño episodio, cómico, trágico y  mágico en una isla al margen del mundo podría traer para acompañarme durante estas semanas. Y también los posibles compañeros de viaje, además de los exóticos o misteriosos personajes de la obra: Montaigne, Ernst Bloch, Harold Bloom, G. Wilson Knight y Auden, entre otros que aparecerán.

To be continued.


* Cómo no pensar, si uno escribe esto, en los versos de Goytisolo (Palabras para Julia):
 "(...)
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
(...)"


** MIRANDA: O wonder!
How many goodly creatures are there here!
How beauteous mankind is! O brave new world
That has such people in't. 
(Acto V, Escena I)

También es inevitable que estas palabras nos remitan a la obra homónima de Aldous Huxley. Intentaremos explorar también hacia dónde nos conduce esa referencia.


miércoles, 8 de abril de 2020

148. Cernuda en primavera

"Verdor nuevo los espinos
Tienen ya por la colina,
Toda de púrpura y nieve
En el aire estremecida.

Cuántos ciclos florecidos
Les has visto; aunque a la cita
Ellos serán siempre fieles,
Tú no lo serás un día.

Antes que la sombra caiga,
Aprende cómo es la dicha
Ante los espinos blancos
Y rojos en flor. Ve. Mira."

                         Los espinos, Como quien espera el alba.


martes, 7 de abril de 2020

147. De senectute

Como nos pasa a todos, seguramente, leo estos días (rápido o despacio, del todo o a medias, como se leen las cosas en estos días de encierro) muchos textos de reflexión rápida sobre las consecuencias de la actual pandemia para nuestro modo de vida. La mayoría de esas reflexiones son tan precipitadas como los hechos que sobrevienen día a día desde hace ya algunas semanas*. Optimismo, pesimismo, proyecciones sobre un aumento del control social y político, muchas veces mezcladas con medidas previsibles y necesarias de protección sanitaria y salud pública a nivel nacional e internacional (cosmopolita). Como escribía recientemente en un foro de filósofos-amigos, vamos a necesitar buena biopolítica, y también tendremos que diferenciar bien (no siempre ocurre) todo lo que se hace para defender la salud (la vida) de lo que tiene otros objetivos. ¿En qué cambiará nuestro modo de vida? ¿Qué puede haber cambiado ya que todavía no hayamos podido apreciar?

Me parece, es posible, que algo haya cambiado ya, al menos en el ámbito sociocultural que tenemos más próximo y que podemos comprender mejor (la Europa del sur, digamos): nuestra mirada hacia la vejez y el envejecimiento, hacia las personas mayores y muy mayores (los oldest-old de la literatura anglosajona). Hablábamos de los débiles, los vulnerables, los olvidados, y eran ellos, ellas**. 


* Lo mismo que este pequeño texto, que no pretende estar fuera, sino dentro de ese maremágnum textual y gestual que nos inunda.

** Hace unos meses me decía un amigo epidemiólogo en un congreso científico que pocas veces en el discurso feminista (o en ciertos discursos, habida cuenta de su multiplicidad) se recoge o se subraya este grupo (inmenso en nuestro ámbito) de mujeres extremadamente frágiles y vulnerables.


viernes, 3 de abril de 2020

146. Primavera con Jorge Guillén

"Cuando el espacio sin perfil resume
          Con una nube
Su vasta indecisión a la deriva
            −¿Dónde la orilla?
Mientras el río con el rumbo en curva
          Se perpetúa
Buscando sesgo a sesgo, dibujante,
          Su desenlace,
Mientras el agua duramente verde
          Niega sus peces
Bajo el profundo equívoco reflejo
          De un aire trémulo...
Cuando conduce la mañana, lentas,
          Sus alamedas
Gracias a las estelas vibradoras,
          Entre las frondas,
A favor del avance sinuoso
          Que pone en coro
La ondulación suavísima del cielo
          Sobre su viento
Con el curso tan ágil de las pompas,
          Que agudas bogan...
¡Primavera delgada entre los remos
          De los barqueros!"

                                            Primavera delgada, Cántico


miércoles, 1 de abril de 2020

145. Inferno (apuntes)

Como trabajo de preparación (propedéutico) del ensayo sobre la ideología que quién sabe si haré alguna vez, quiero construirme, "en plan" Dante, un Infierno al que enviar algunas cosas que he recogido estos días en la Red. No incluiré nombres propios, no me importa quiénes sean los vehículos de esas ideas (si es que pueden merecer tal denominación; cosas, decía, o mejor, memes, en el sentido biológico que R. Dawkins da a este término*). A los efectos de mi Infierno, es irrelevante quién haya dicho qué; la cuestión es, por ponerlo en términos ontológicos, la "condición de posibilidad" de que cada una de estas frases haya sido proferida, especialmente en este momento de angustia colectiva. Uno de sus ingredientes principales podría ser eso que intento entender como ideología. Esa es mi hipótesis. No se trata, obviamente, de frases anónimas, y no es irrelevante que todas ellas procedan de personas "públicas", y de ese género difícil de definir (porque probablemente no sea un género unitario), el de los "políticos".

No busco, sigo mi propia recomendación de §132, pero son cosas que me llegan rebotando a través de la Red (no al azar, obviamente) y que de momento no quiero olvidar.

(...)

Rectifico, prefiero olvidarlas, o al menos intentarlo. Aquí había una lista que iba creciendo cada día, como crecen también, día a día, los datos terribles y también los esperanzadores de esta epidemia. No vale la pena registrarlas aquí, son frases públicas, están en la Red. Así no las olvidaremos colectivamente. Que se vayan al infierno. Silencio, que hay mucha gente (buena) trabajando.


* Aquí hay una buena descripción de la noción de meme: https://es.wikipedia.org/wiki/Meme
No quiero tomarla al pie de la letra, aunque me parece interesante, como propusieron aquí también J. Mosterín o C. Castrodeza, explorar la huella biológica del pensamiento y de las ideas (del mismo modo que se ha explorado la de las palabras, p. ej.); pero me gusta especialmente cuando Dawkins asimila la supervivencia y proliferación de un meme a la de un parásito cerebral (p. ej., en hormigas). No es mala metáfora.