Mostrando entradas con la etiqueta Sócrates. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sócrates. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de julio de 2023

308. He or she

 En una nota a pie de página del primer capítulo de su The fragility of goodness* (pp. 3 y 4), Nussbaum explica la solución que ha adoptado en el texto para el problema de los pronombres personales (he, she, he or she), en particular para no resultar reiterativa con el socorrido he or she. No es la solución, elegante y consistente con la militancia feminista de la autora, lo que más me llama la atención de la nota, sino su referencia a la República de Platón, filósofo que, dice, tiene "a good claim to be called the first feminist philosopher." En ese diálogo fundamental del filósofo, su obra más importante, según Guthrie**, se encuentra este pasaje, que Nussbaum nos recuerda en su nota:

(Sócrates acaba de concluir su descripción de las características que deben reunir los gobernantes del estado ideal.)

" ¡Has hecho completamente hermosos a los gobernantes, Sócrates, como si fueras escultor!

Y a las gobernantes, Glaucón; pues no pienses que lo que he dicho vale para los hombres más que para las mujeres, al menos cuantas de ellas surjan como capaces por sus naturalezas.

Correcto, si es que han de compartir todo de igual modo con los hombres." (540c)***

Se estima que el diálogo se escribió en 421 antes de la era común, esto es, hace casi veinticinco siglos. Como se indica en las referencias, la nota de Nussbaum es de 2001.


* Nussbaum, M. The fragility of goodness. Luck and ethics in greek tragedy and philosophy. Cambridge: CUP, 2001.

** Guthrie, W. K. C. Historia de la filosofía griega. IV, Platón. El hombre y sus diálogos: primera época. Madrid: Gredos, 1990. (p. 416)

*** Platón. Diálogos IV. República. Traducción de Conrado Eggers Lan. Madrid: Gredos, 2000.



domingo, 21 de julio de 2019

69. La ironía que nos pierde

Mi abuelo, hombre culto, sensible y también algo rígido (especialmente en lo referente a sus hábitos y horarios cotidianos), me dijo hace muchos años, uno de esos días en que iba a comer a su casa: "eres inteligente, pero te pierde la ironía". Así me formé yo, en parte, como todo el mundo (creo), intentando, más o menos conscientemente, evitar hacer cosas que no les parecieran del todo bien a las personas que quería (y que me querían). En parte, digo, porque, gracias al Demiurgo (vaya, una ironía), al lado de ese caballo "bueno y hermoso" está el otro "hecho (...) de todo lo contrario", que tira de nuestro carro alado hacia donde lo llevan nuestras pasiones*. Será por eso, quizá, por mi abuelo (en el origen), que tengo una sensibilidad especial a la ironía, y aún más cuando se utiliza como recurso argumentativo en lugar de (eso es lo que a mí me parece) un razonamiento o la presentación de algún hecho significativo. 

Dejando a un lado (o mejor, para otra ocasión) la ironía socrática, metodológica, diferente de esta ironía nuestra actual y cotidiana**, vengo observando desde hace años que en las discusiones políticas en las que, con frecuencia, nos enfrascamos*** los izquierdistas ("inscritos", militantes, activistas, o meros ciudadanos), llegamos muchas veces a un punto en el que ya no se razona (ni se escucha, realmente), aunque se continúa haciendo algo parecido (¿paralogismo?) mediante la ironía, unas veces más explícita, y otras sutil y ladina. Es ese momento en que cada uno se refugia en su posición (también en sentido topológico), y se limita a agitar su bandera con desgana, por decir así, al blando ritmo de su ironía. 

Dejémosle a Sócrates la ironía, como método, mientras intentamos seguir su ejemplo en el arte de vivir (ver Bernstein) que perseguía con ella, hablando, discutiendo entre nosotros, reflexionando juntos. Sin ironizar, si es posible.


* Platón, Fedro, 246a y ss. Traducción de Emilio Lledó. Ed. Gredos, Madrid, 1988.

** Richard J. Bernstein, vecino filosófico y amigo de R. Rorty, ha reflexionado magníficamente sobre la relación que puede haber entre uno y otro tipo de ironía: https://www.circulobellasartes.com/revistaminerva/articulo.php?id=653

*** Es divertido, a veces, jugar con las acepciones de un término que uno encuentra en el diccionario de la RAE. En este caso ("enfrascarse"), puede ser interesante probar a interpretar la frase con cada una de las tres acepciones que aparecen en https://dle.rae.es/?id=FIrSkJB. Las tres valen (en diferentes momentos, quizás), cada una con su propio sentido consistente.