sábado, 7 de enero de 2023

284. Decir lo obvio

 Transcribo y traduzco aquí el discurso del Ministro de Derechos Humanos de Brasil, Silvio Almeida, en su reciente toma de posesión:

“Por eso permítanme, como primer acto público como ministro, decir lo obvio que, sin embargo, fue negado durante los últimos cuatro años. 
Voy a decir cosas obvias aquí:
trabajadores y trabajadoras de Brasil, 
ustedes existen y son valiosos para nosotros;
mujeres de Brasil, 
ustedes existen y son valiosas para nosotros;
hombres y mujeres negros y negras de Brasil, 
ustedes existen y son personas valiosas para nosotros;
pueblos indígenas de este país,
ustedes existen y son valiosos para nosotros;
personas lésbicas, gays, bisexuales, transexuales, travestis, intersexo y no binarios,
ustedes existen y son valiosos para nosotros;
personas en situación de calle,
ustedes existen y son valiosas para nosotros; 
personas con deficiencia, personas ancianas, amnistiados, hijos de amnistiados, víctimas de violencia, víctimas del hambre y de la falta de hogar, personas que sufren por la falta de acceso a la salud, compañeras empleadas domésticas, todos y todas las que sufren con la falta de transporte, todos y todas las que han visto violados sus derechos, 
ustedes existen y son valiosos para nosotros.
Con ese compromiso quiero ser ministro de un país que pone la vida y la dignidad en primer lugar.”

La buena biopolítica. Los nuestros.

 

 

sábado, 31 de diciembre de 2022

283. De la complejidad

Hace tiempo ya que la noción de complejidad reclama mi atención. Solo de vez en cuando, evocada (invocada) por alguna lectura o algún episodio de la vida, como es ahora el caso. Tengo aún pendiente leer y pensar en profundidad lo que de ella dicen, entre otros, Edgar Morin y Lambros Couloubaritsis. Unas veces me parece que no hay gran cosa tras esa noción, y otras, en cambio, creo que, como concepto negativo, puede ser un buen vector para explorar territorios desconocidos, difíciles, "complejos", como solemos decir casi como una disculpa.

Se me ocurre, sin embargo, recurriendo a nociones clásicas, que una de las características de las estructuras, procesos, conformaciones, situaciones o acontecimientos complejos (en función del marco ontológico al que uno se adscriba) puede ser la combinación, yuxtaposición o mezcla (también eso depende del marco) del bien y del mal, esto es, de lo bueno y lo malo  (lo deseable y lo inaceptable) para nosotros, o para la entidad que esté siendo considerada. 

Nada nuevo en esto, ya sé, amistad/odio (Empédocles), eros/tánatos (Freud) y tantas otras oposiciones que se han propuesto como fundamento de las cosas. Sin embargo, bajando de esas nubes (que son también, a poco que uno se fije, conformaciones), podríamos, quizá, ver una representación actual, viva y vivida, de lo "complejo" en ese entrecruzamiento sutil que encontramos a veces, en la vida cotidiana, entre lo que consideramos bueno (lo que vale) y malo (lo que no vale).



domingo, 11 de diciembre de 2022

282. Las cosas de la izquierda

 Esas cosas que le pasan a la izquierda de mi país (y también a la de otros paises, por lo visto), ¿no tendrán que ver con lo que Freud, en El malestar en la cultura*, llama narcisismo de las pequeñas diferencias?

* Freud, Sigmund. El malestar en la cultura. Traducción de Ramón Rey Ardid. Alianza: Madrid, 1991, p. 56.

 


jueves, 8 de diciembre de 2022

281. Sexo, género y biopolítica

"¿Qué diferencia hay entre género y sexo?", le pregunta Pablo Iglesias a Carmen Calvo (dos exvicepresidentes) hace unos días en un encendido debate radiofónico sobre la "ley trans". Ella le responde hablando de cuestiones biológicas y médicas.

"Lo biológico", siempre ahí a mano para la argumentación, como un comodín; y debemos recordar con Foucault que en muchas ocasiones qué sea o no "biológico" se inscribe en un marco político, biopolítico, determinado. Quién decide lo que es biológico y con qué fin.

Lo biológico, en relación con el sexo, ¿es la genética, la fisiología hormonal, la anatomía genital, la anatomía cerebral, la conectividad cerebral? ¿Acaso las emociones, los sentimientos, los afectos, no son también biológicos? Y la percepción de uno mismo, y lo que uno quiera (o pueda) hacer con su vida, ¿no es todo eso también biológico, al menos biológico?

Si un pianista puede cambiar su cerebro, la anatomía de su cerebro, de un modo hoy técnicamente, estructuralmente, reconocible, tocando el piano, o un taxista conduciendo un coche ¿qué cosa no es "biológica" en la vida de un pianista o de un taxista?

Habrá que trasladar el debate, pues, de la biología a la política, a la biopolítica en todo caso, y plantearlo en términos de diversidad, autonomía y derechos humanos (también biológicos, profundamente biológicos).

Y, como decía ya Derrida hace unos cuantos años (en 1990), habrá que aprender a escuchar y atender a esa diversidad.

"Nos encontramos en medio de toda una serie combinatoria de pulsiones, de posiciones sexuales, y lo que hay que hacer es prestar mucha atención a éstas. No se puede determinar demasiado deprisa los límites de lo que se denomina heterosexualidad, hombre-mujer, etc. Lo que la deconstrucción si algo semejante existe nos enseña son las astucias y las argucias de todas estas categorías."*


* Entrevista a Jacques Derrida realizada por Cristina Peretti y publicada en Debate feminista 2 (México), septiembre de 1990.



domingo, 4 de diciembre de 2022

280. Edgar Morin y el viejo topo

 ¿Cómo no simpatizar con Edgar Morin, en el más profundo sentido del término? El centenario y lúcido pensador ofrece en Cambiemos de vía (2020)* la visión de un mundo posible y, sobre todo, necesario, que hemos podido atisbar a consecuencia de la pandemia. Simpatizar, digo, a pesar de ciertas trazas de trotskismo que creo descubrir en algunas de sus propuestas ("a pesar" es aquí una broma personal difícil de traducir), por esa manía mía (y, posiblemente, de nuestra izquierda y nuestra generación) de intentar clasificar cualquier perspectiva política como si de una especie botánica se tratara. Morin sugiere líneas de crítica y reflexión, principios de actuación individual y colectiva, e incluso algunos órganos políticos de ámbito nacional (Consejo de la Ecología, Consejo del Futuro, Consejo de las Edades) o planetario (Consejo Mundial de las Conciencias). ¿Cómo no simpatizar, digo, con una política basada en los "principios republicanos de Libertad, Igualdad y Fraternidad", alimentados por "cuatro fuentes posteriores": la socialista (solidaridad), la libertaria (autonomía), la comunista (fraternidad) y la ecológica? En relación con esta última:

"La toma de conciencia de la comunidad de destino compartido terrestre entre la naturaleza viva y la aventura humana debe convertirse en un elemento esencial de nuestro tiempo: debemos sentirnos solidarios con este planeta de cuya existencia depende nuestra vida; debemos reconocer nuestra filiación biológica y nuestra filiación ontológica; es el cordón umbilical que hay que reanudar." (p. 93) (Las cursivas son mías.)
 
El filósofo francés habla también de metamorfosis, de regeneración (y, en particular, de una "regeneración permanente"), de "buena" utopía, la de la esperanza en un mundo mejor, "la que aspira a una reforma de la globalización, al abandono del neoliberalismo, al control del hipercapitalismo" (p. 99). Lo que no sugiere el filósofo es cómo se puede hacer todo eso, qué movimientos o procesos políticos existen ya o habría que poner en marcha o apoyar para perseguir esos objetivos conjuntamente en todo el mundo, o al menos en algunos lugares (geo)estratégicos. No habla de poder político, por el mismo motivo, seguramente, que tampoco habla del papel del Estado en estas posibles transformaciones. Sin embargo, Morin confía, entre otras cosas, en la fuerza profunda de los procesos históricos, en el hecho de que "el presente siempre está trabajado por fuerzas subterráneas, como el viejo topo del que habla Hegel, que finalmente desintegra un suelo que parecía firme" (p. 97).

Bueno, aquí tenemos, al menos, un posible, aunque metafórico, agente histórico: el "viejo topo". ¿Qué hay detrás de esta interesante metáfora?
 
 "Well said, old mole! Canst work i'th'earth so fast?
A worthy pioneer!"
 
("Así se habla, topo viejo! Rápido caminas bajo tierra.
Valiente zapador...")**

Esto le dice Hamlet al espectro de su padre, medio en broma, al final del Acto I (Escena V) de la obra, durante el juramento de Horacio y Marcelo. ¿Qué representa el "viejo topo" en la obra de Shakespeare? ¿El pasado, el crimen cometido por Claudio, el espectro que viene a recordarlo? Todo ello, seguramente. En la Introducción a la historia de la filosofía, Hegel recoge la metáfora shakespeariana y la extiende a la historia efectiva de la humanidad, donde el "viejo topo" parece representar a la tradición viva que trabaja en lo profundo y es capaz de romper la "corteza superficial" del presente. También Marx, en El 18 de brumario de Luis Bonaparte (y en otros lugares) identifica al "viejo topo" con la revolución y con una representación popular de la beneficencia (Robin Goodfellow) que remite al Puck de El Sueño de una noche de verano. El "viejo topo" llegó a aparecer en el título de un artículo de Rosa Luxemburgo de 1917, precisamente.***

Es posible que Morin, con la ayuda de Shakespeare, reinterpretado por Hegel y Marx, nos esté dando alguna clave más cuando, hablando del espíritu solidario de los seres humanos, dice:

"En todos y cada uno de nosotros hay un potencial de solidaridad que se revela en circunstancias excepcionales como las que acabamos de vivir, y en una minoría hay una pulsión altruista permanente. No se trata, pues, de promulgar la solidaridad, sino de liberar la fuerza disponible de las buenas voluntades y de fomentar las acciones solidarias." (p. 75)

¿Quién?, preguntaba yo. Los de siempre, pues, esa minoría altruista que a veces (cuando el "viejo topo" asoma a la superficie) es capaz de sacar a los demás de su pequeño mundo egoista para integrarlos en un nosotros. Los nuestros.

 

* Morin, Edgar. Cambiemos de vía. Lecciones de la pandemia. Traducción de Núria Petit. Paidós: Barcelona, 2020.

** Shakespeare, William. Hamlet. Traducción de M. A. Conejero, T. Dionís-Bayer y C. Pérez Gallego. Cátedra: Madrid, 2021.

*** Estas referencias se incluirán aquí tan pronto como encuentre su lugar exacto. Todas ellas están recogidas con cierta imprecisión en el blog: 

http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2013/06/el-termino-viejo-topo-en-la-tradicion.html.



jueves, 1 de diciembre de 2022

279. Escribir, aprender.

 La necesidad de escribir de vez en cuando como expresión del hábito de seguir (siempre) aprendiendo.



martes, 1 de noviembre de 2022

278. ¿Animalismo o antianimalismo?

 Esa conferencia, la del final del congreso, ya se la había escuchado al conocido biólogo molecular y divulgador hace unos años, antes de la pandemia. Solo que no era exactamente la misma, algo había cambiado. Entonces, cuando terminó, hice una pregunta que ponía de manifiesto el carácter antianimalista del ponente, que había ilustrado extensamente a través de unos cuantos "excesos" del animalismo radical reciente. No recuerdo hasta qué punto expresé, en la pregunta y en el mínimo debate subsiguiente, mi posición habitual sobre la necesidad del radicalismo como vanguardia e indicador del camino, frente a la inercia y negligencia ("tanto da") de la mayoría. Sí recuerdo que al ponente la cosa no pareció hacerle mucha gracia. Ahora, sentado ahí en primera fila (cosas del protocolo), me agradó, y también me divirtió un poco, comprobar que el discurso, sobrio, objetivo, quizás algo escéptico o irónico, perseguía sobre todo, creo, evitar la acusación de antianimalismo. Avanzamos.