viernes, 22 de julio de 2022

268. Suerte tan frágil

 "(...)
al comprender la suerte tan frágil de vivir,
los ojos que acertaron a cruzarse,
en la infinita soledad del tiempo."

                         Luis García Montero, Cabo Sounion
 
 

martes, 19 de julio de 2022

267. Vivir de las rentas

 Vengo preparando desde hace algún tiempo el segundo artículo de la serie sobre "ciencia y filosofía de la memoria". Poco a poco, lentamente, de acuerdo con mi metodología vegetal, que también podría llamar en cierto modo machadiana, ya que brota "derecha o torcida / con esa humildad que cede / solo a la ley de la vida / que es vivir como se puede"* (el apóstrofe del poeta va dirigido a una encina). Como se puede, así es como van haciéndose estos artículos. 

Entre la Antigüedad Clásica y el siglo XXI, principio y fin del itinerario trazado en el primer artículo de la serie (§261), decidí dar un pequeño salto atrás de un siglo para situarme, con todas mis preguntas, en las primeras décadas del siglo XX. ¿Cómo eran entonces la ciencia y la filosofía del ser vivo? ¿De qué discutían los filósofos con los científicos? ¿Qué era entonces hacer ciencia y qué era hacer filosofía? Es durante aquellas décadas, intuyo, cuando se desarrollan modos de pensar y de hacer que permiten entender aspectos importantes del pensamiento actual. Veremos.

Descubro, entre otras cosas (o redescubro con una mirada nueva, porque ese periodo me viene interesando desde hace bastante tiempo), la importancia, también en esas controversias científico-filosóficas que persigo, de los "ismos" teóricos, no menor que la que tuvieron otros "ismos" en el arte o en otros ámbitos culturales. Mecanicismo, vitalismo, reduccionismo, holismo, emergentismo o las distintas formas de darwinismo o evolucionismo, p. ej., son términos, que, junto a otros, definen el marco teórico de los debates de aquellos años. En esas controversias participaron filósofos, científicos, y en ocasiones también científicos que pasaron en algún momento a hacer filosofía, o que, en todo caso, dejaron de discutir desde su experiencia científica inmediata. Ejemplos de esto último podrían ser Hans Driesch (1867 - 1941), C. von Monakow (1853 - 1930), J. S. Haldane (1860 - 1936), e incluso, posiblemente, el propio Freud (1856 - 1939). 

Reconozco que me interesan especialmente estas figuras, por decir así, híbridas, que no escasean en la historia de las Neurociencias, ni en aquellos años fundacionales, ni ahora. De ellos, haciendo referencia específicamente a Driesch, zoólogo y embriólogo, nos dice G. Canguilhem (maestro indiscutible en estas cuestiones):

"El biólogo vitalista que se convierte en filósofo de la biología piensa que trae consigo cierto capital a la filosofía, pero en realidad lo que trae son solo rentas, que se reducen continuamente en el mercado de los valores científicos por la sencilla razón de que la investigación empírica, en la que ya no participa, continúa avanzando."**

"No se puede estar en misa y repicando", parece decirnos Canguilhem, una de mis primeras lecturas contra el reduccionismo en biología. O, quizás, más bien, ¿hasta cuándo se puede vivir de las rentas de una vida (o buena parte de ella) de trabajo científico? Veremos cómo se desempeñaron aquellos precursores, sin olvidar, como parece advertirnos el maestro de Foucault y Derrida, que también hoy deberíamos aplicarnos el cuento.


* Las encinas, Campos de Castilla.

** No tengo ahora a mano el texto original de Canguilhem (de El conocimiento de la vida), pero traduzco del inglés a partir de la cita que aparece en: Garret B. Vitalism versus emergent materialism. In: Vitalism and the scientific image in post-Enlightment life-science, 1800 - 2010. Ed.: S. Normandin and C. T. Wolfe. Dordrecht: Springer, 2013. (p. 136)



sábado, 2 de julio de 2022

266. Char

 "(...) la vulnérabilité qui ose se découvrir nous engage étroitement. (...)"*

Uno de los versos que va (viene) siempre conmigo. 

Ese instante fugaz de temblor y cuidado que puede vincularnos para siempre a unos con otros.


* "(...) la vulnerabilidad que se atreve a descubrirse nos compromete íntimamente (...)". Con todo mi respeto para el poeta (y activista) traductor, que es grande, aunque entiendo que no haya traducido "ose" directamente por "osa", aun  perdiendo ahí algo de intensidad en el sentido, tropiezo, como le habrá pasado también al traductor, probablemente, con la dificultad de traducir "étroitement" sin reproducir algo así como el gesto de un estrecho (y sí, también íntimo) abrazo.

Éléments (Elementos), Fureur et mystére (Furor y misterio). 

René Char. Poesía esencial. Traducción de Jorge Riechmann. Galaxia Gutenberg: Barcelona, 2005.


jueves, 30 de junio de 2022

265. ¿Por qué discutimos tanto de política?

No sé la gente de derechas, apenas conozco de qué se discute en ese mundo que me resulta tan lejano, pero los de izquierdas discutimos mucho de política, de las políticas posibles e imposibles, especialmente en estos últimos tiempos de crisis y guerras (o, quizás mejor, con motivo de las crisis y las guerras de estos últimos tiempos). Muchas veces, al terminar una discusión (en lo más alto o en lo más bajo, según el caso), nos vamos a casa pensando que hemos discutido demasiado, y nos preguntamos también, algo perplejos, para qué discutiremos tanto. 

¿Será para convencer, para convencernos, para aclararnos las ideas al tiempo que pretendemos aclararles las suyas a los demás? ¿O será solo porque tenemos una necesidad esencial de expresarnos, y nos ponemos a discutir lo mismo que nos podría dar por cantar o por recitar poesía? ¿O es que, en fin, imaginamos que así, con esa pasión desenfrenada, encontraremos entre todos la verdad? 

Qué se yo, me da por pensar que, a pesar de los inconvenientes (algunos rasguños, a veces) no debemos dejar de discutir, sin muchos límites, con la vehemencia de siempre, a ver si así descubrimos alguna vez, en alguna dimensión oculta a la que accedamos en el calor de la discusión, por qué será que discutimos tantísimo (entre nosotros).



264. Seguir leyendo

 Conviene distinguir bien, especialmente en el ámbito filosófico, entre los autores (me gusta más el término pensadores) a quienes pretende uno seguir*, y aquellos (que no siempre coinciden con los anteriores), a los que simplemente (nada menos) le gustaría a uno seguir siempre (valga la polisemia) leyendo.

* ...más acá del age-related escepticismo.



viernes, 10 de junio de 2022

263. Aporías de la democracia: lo intolerable

 Nos enseña Didier Fassin que los grupos humanos (colectivos) definidos por intereses, valores o formas de vida comunes pueblos, clases o grupos identitarios más o menos estables, esenciales se rebelan solo frente a lo que consideran intolerable*. Esto es menos tautológico de lo que parece, porque para cada grupo, en su propio contexto histórico, lo intolerable se constituye de acuerdo con factores culturales y materiales determinados. Es algo que está presente, como una posibilidad extrema, un límite, en la vida de cada grupo de seres humanos.

Las próximas elecciones en Andalucía y las correspondientes encuestas preliminares presagian una nueva derrota ejemplar de la izquierda real. ¿Cómo es posible que tantos gobiernos se hayan dedicado en nuestro país a destruir sistemáticamente los sistemas públicos de sanidad, educación y dependencia sin que el resultado haya llegado a ser intolerable para la mayoría de la población? Podría pensarse que, de los opios del pueblo, el más eficaz entre nosotros es el de la concertación; esa ilusión privada, financiada, naturalmente por el Estado, de que el Estado (la cosa pública) es innecesario en las cuestiones esenciales de la vida. Un dispositivo, en el sentido de Foucault (esto es, un dispositivo de poder, de gobierno), realmente eficaz, prodigioso. Tanto, que resulta inmune a su denuncia. No se oculta, sino que se exhibe, transparente, obsceno. La Concertada, decimos, como paradigma.

¿Qué hacer, que no sea desespèrarse? Repolitizar el mundo nos dice Fassin. Luchar, no solo contra lo intolerable, sino también, hoy especialmente, para que sea conocido, reconocido. Para que no llegue a ser, en modo alguno, tolerado. 

Crear conciencia de clase, decíamos. Instinto de clase, dice Gopegui. Mejor, quizá, con el permiso de Lukács.


* Fassin, Didier. Por una repolitización del mundo: Las vidas descartables como desafío del siglo XXI. Buenos Aires: Siglo XXI, 2018.



jueves, 2 de junio de 2022

262. Reaccionarios, irracionales, idealistas

 Comienzo a leer El asalto a la razón (Die Zerstörung der Vernunft, pero en la versión inglesa, The destruction of reason, que es la que he podido bajar fácilmente de la web) con un ánimo medio divertido, esperando que el amigo Lukács, a quien he leído siempre con gusto, la emprenda a palos con estos filósofos que, por las cosas de la vida (en varios de los sentidos posibles de la expresión), han llegado a fascinarme tanto. "Ninguna posición filosófica puede ser inocente", nos recuerda y nos advierte (discite moniti) el filósofo húngaro. Haríamos bien en no olvidarlo.

"A cualquiera que haga política le definen sus enemigos", escribía hegelianamente Pablo Iglesias en un tuit reciente. ¿También a quien haga filosofía?