sábado, 9 de febrero de 2019

38. Cerebro y poesía (algo más)


Leo ahora intensamente a G. Steiner y, como cuando hace unos meses leía a Todorov, veo que hay toda una línea de la lingüística y la crítica literaria (ahí están también Chomsky, naturalmente, y Eagleton; es posible que haya todo un espectro político, ideológico), de autores que saben, por su experiencia del lenguaje, hasta qué punto puede ser éste el vehículo de la mentira, la mala fe y las falsas verdades, la propaganda, las ideas fijas, inmunes a toda crítica empírica o racional, y, como dice el propio Steiner, la “bestialidad humana”. Cuando pienso en lo que nos puede enseñar el conocimiento de la neurobiología del lenguaje, estoy pensando en este tipo de cosas; en proporcionar un apoyo, por pequeño y precario que sea, a la certeza cultural y moral de lo mejor y lo peor que puede albergar en sí y transmitir el lenguaje humano, desde la “gracia” (Steiner) de la poesía a la “bestialidad” de su manipulación política para la humillación, la degradación y el sufrimiento del hombre. (De Huellas, 2011)


jueves, 7 de febrero de 2019

37. El consuelo de escribir


¿En qué sentido puede ser un consuelo escribir? Hay un indicio de ello en darse cuenta de lo que consuela la mera idea de hacerlo.

Sin embargo, tan cargados de cosas, de penas y sustos como ya vamos, sería improductivo marcarse cualquier objetivo en términos de resultados formales o de contenidos. Basta con hacerse consciente, durante unos momentos, del poder del lenguaje, y someterse a él, para decir algo que, en lugar de envanecer, cure, consuele, sosiegue. Sin sistema, con necesidad. Sin doctrina, con la llana honestidad de unas vidas que quisieron ser auténticas. Sin ambición, con conocimiento, como búsqueda de un saber inmediato, incorporado a la vida como su más alto sentido.

No, no es la coherencia de lo dicho lo que más importa, sino la breve y humilde satisfacción de decirlo. El texto, como residuo, debería permitir evocar esa satisfacción, aunque solo fuera en algunos casos. Nada más. (De Huellas, 2011)


sábado, 2 de febrero de 2019

36. Entre libros


Ayer, una cena con amigos y familiares (qué frío, así escrito, sin nombres propios, y qué fuerza evocadora la de los nombres propios -pero esto me lleva a mis laberintos lingüísticos, que recorro en otro lugar). Discutimos sobre libros y escritores, sobre el gusto literario, decía yo, aunque no se aceptara mucho esa noción. Sobre prejuicios, ideológicos o no. Decía yo el gusto, como invocando un centro conceptual en torno al cual analizar tantas diferencias de criterio, al tiempo que iba descubriendo para mí que el plano en el que nos encontrábamos discutiendo en algunos momentos (“este autor sí, este no; este libro sí, este no tanto”) era un plano hermenéutico. El gusto, sí, con toda su complejidad analizable, pero por debajo, no menos analizable, aunque con mayor dificultad, el sentido de todos esos textos para cada uno de nosotros. Lo ideológico es un momento o una parte de ese análisis, pero mezclado con muchas cosas más: biografía, itinerario vital, expectativas, ubicación social, competencias profesionales, rasgos de personalidad, sentimientos de pertenencia a determinados grupos o subgrupos sociales, experiencia de lectura. Esto último es muy importante y es lo más específico en la discusión de ayer. Qué ha leído cada uno, cuándo y cómo, qué supuso cada una de esas lecturas y qué ha dejado en nosotros (puede imaginarse uno un cierto correlato neural de todo esto). Prejuicio, pre-comprensión y sentido. De qué modo y en qué grado consideramos o sentimos que ciertas lecturas forman parte de nosotros. Y por qué especialmente las lecturas, entre todas nuestras experiencias posibles. Ahí iba Gadamer. (De Huellas, 2010)


35. Podemos y el camarada Sverdlov

LLevamos algunas semanas asistiendo a un nuevo episodio de eso que el periodismo actual (tan impregnado de metodología publicitaria) denomina "crisis de la izquierda". De la izquierda realmente alternativa, se entiende, no de la "alternante", la que alterna con la derecha la gestión de un Estado estructuralmente antiigualitario (véase, como ejemplo de esta alternancia cíclica y retroalimentada, la gestión de la enseñanza pública, lastrada desde hace décadas por la enseñanza concertada). Desde que tengo uso de razón (política), he conocido numerosas "crisis" de esta izquierda alternativa, en España y en esa parte del mundo de la que tenemos alguna información regular (de nuevo, aquí, el periodismo, o mejor, los medios de comunicación). Tantas, que podría uno pensar que más que de "crisis", en un sentido más bien clínico*, se trataría de procesos de generación de iniciativas políticas ante nuevos contextos históricos.

Hay al menos dos elementos constantes (a lo largo de los años) en la evaluación que solemos hacer de estos periodos de "cambio rápido" en la izquierda: el de las ideas y el de la organización. También solemos juzgar las acciones individuales y colectivas, lealtades, deslealtades, traiciones, firmezas, la astucia, la inteligencia, la ignorancia, la mala fe, entre otras, aunque todos estos aspectos parecen estar vinculados de algún modo a las ideas y/o a la organización (qué importancia tendrían, si no, salvo para una interpretación literaria de estos procesos).

¿Qué relación hay entre las ideas y la organización en un movimiento político? Desde hace algunos años se ha impuesto un eje (o plano) de pensamiento definido por el par de contrarios abierto-cerrado. Así, la apertura de las ideas, frente al dogmatismo, la ortodoxia, la intolerancia, incluso, se correspondería con la apertura de la organización, frente al sectarismo, el centralismo, la disciplina. Es curioso que en Podemos, la organización política que ahora, presuntamente (si se nos permite el uso de este término, tan del gusto de los medios), se encuentra en "crisis", hay otro par de contrarios muy activo en los debates ideológicos y organizativos: arriba y abajo, en la sociedad y en la organización ("los de arriba" y "los de abajo"), que traduce una estructura de poder, los que deciden (de nuevo, "crisis") y los que se atienen a las decisiones. Los que deciden están "arriba" en la sociedad, y "abajo" en la organización política, y los que se atienen a las decisiones están "abajo" en la sociedad y "arriba" en la organización. Esa es la idea, la estructura y el funcionamiento de la organización política reproduce de alguna forma sus propias ideas y sus fines políticos, que pretende trasladar a la sociedad. De ahí la importancia de la organización y de la lealtad a la organización.

En estos debates, el ejercicio de una organización fuerte y estructurada (que, de acuerdo con el esquema anterior, debería traducir unas ideas claras y unívocas) se suele  asociar (observo que también por parte de algunos filósofos académicos), en un sentido algo peyorativo (como si ya debiéramos saber todos de antemano lo malo que es eso), a nociones como "leninismo" y "sovietización": lo extremadamente "cerrado" y "arriba" en la organización, al parecer**.

Marcial Suárez (1918 - 1996), escritor del exilio interior, y maestro de unos cuantos de nosotros en cuestiones de política, y de muchas otras cosas, dedicó unas acertadas reflexiones a esta cuestión en un artículo en la revista Tiempo de Historia (1981)***, con motivo de la publicación de un discurso inédito de Lenin dedicado a la memoria de Yakov Mijáilovich Sverdlov al año de su muerte, con 33 años, hace ahora un siglo. Acierta Marcial Suárez cuando, leyendo a Lenin, encuentra una estrecha relación entre la consistencia ideológica y la eficacia organizativa, de la que Sverdlov habría sido un ejemplo excelente.

Una cuestión clave para evaluar hoy la consistencia ideológica y organizativa de un movimiento político puede ser su estrategia electoral. Es también una cuestión antigua, tan antigua como la izquierda de la que aquí se viene hablando, y que tiene que ver con la idea de "revolución". Para no alargar más esta reflexión, podemos preguntarnos: si (a pesar de la experiencia contrafáctica de Tsipras, por mencionar solo una reciente) se considera que la única vía para transformar realmente las condiciones actuales de desigualdad social es ganar unas elecciones, ¿qué organización se requiere para este fin, y qué ideología corresponde a esta organización? Como resulta cada vez más manifiesto en la política actual, para estos fines bastan algunas estrategias publicitarias y algunas técnicas de comunicación (y mucho dinero para pagarlas). Cuando los fines políticos no son solo electorales, o lo son de forma secundaria, como consecuencia natural de la actividad política y social, entonces hace falta una organización fuerte, eficaz, y algo más, mucho más, que una estrategia electoral.
 
En cuanto a la dimensión trágica de la aparente "crisis" permanente de Podemos (según los medios de comunicación), no está mal recordar irónicamente el diálogo que tiene lugar entre el personal del servicio, en el primer episodio de Downton Abbey (1ª temporada), con motivo de la muerte, en el hundimiento del Titanic, de dos parientes de los Lores a los que sirven, y las funestas consecuencias  de estas muertes para la transmisión hereditaria del patrimonio familiar:
- Es una verdadera tragedia.
- Es algo aun peor que eso: una contrariedad.


(*) Conviene recordar el uso habitual del término "crisis" en griego antiguo con el significado de "juicio" o "decisión", y también (p. ej., en los Tratados Hipocráticos) con el de "cambio de estado" en el curso de una enfermedad (mejoría o empeoramiento).

(**) No está de más recordar que, a diferencia de lo que se suele pensar, el virtuoso término medio aristotélico no resulta de un cálculo geométrico a partir de dos extremos opuestos objetivamente dados, sino que, en el sentido original de Aristóteles, es este término medio "natural" el que se toma como referencia para definir los extremos viciosos. No basta, pues, con dar por sentados "objetivamente" (ideológicamente) los "extremos", y bien podría ser en muchos casos que eso que parece "extremo" (de nuevo, en los medios de comunicación) fuera en realidad lo natural, el término medio virtuoso.

(***) https://www.youscribe.com/catalogue/documents/savoirs/sciences-humaines-et-sociales/un-inedito-de-lenin-el-discurso-funebre-para-sverdlov-1802418