Adonis, Celebración de ella.
"Pensar es reflexionar sobre lo que se sabe." (H.- G. Gadamer) "La dificultad en filosofía está en no decir más de lo que sabemos." (L. Wittgenstein) "Hemos definido el filosofar como un preguntar que comprende a partir de una emoción esencial de la existencia." (M. Heidegger) "El hombre siempre es más de lo que se sabe de él." (K. Jaspers)
viernes, 31 de diciembre de 2021
243. Celebración
domingo, 26 de diciembre de 2021
242. La política como estado de ánimo
En uno de esos textos breves que no puede uno dejar de leer una y otra vez, porque siempre nos enseñan y nos recuerdan lo que quiere decir pensar, ¿Qué es la filosofía?*, dice Heidegger (y también lo dice en otros sitios) que la filosofía surge de un estado de ánimo que permite a los seres humanos entrar en relación (en correspondencia) con el ser, o, dicho de un modo más poético, de responder a la "llamada del ser del ente".
La corrupción de lo mejor es lo peor. Quién sabe cómo les habrán llegado los ecos de esta relación del estado de ánimo con el pensamiento a los perpetradores de la estrategia política y electoral de la derecha española. El caso es que parecen empeñados en un extraño proceso de agitación/provocación que sustituye cuaquier posible enunciado o diálogo por la manifestación, más corporal (performativa) que lingüística, de su tremendo enfado. Da igual de lo que hablen (por lo mismo que da igual incluso que hablen), solo pretenden, al parecer, establecer su enfado, como el marco, el clima, el medio ambiente general del país.
De acuerdo, si quieren evitar el debate político (de hecho, siempre han intentado evitarlo por medios más o menos autoritarios o violentos), podemos entrar en el debate de los estados de ánimo. En eso también puede ayudar la filosofía.
Viva Chile.
* A este conjunto pertenece también Carta sobre el humanismo y ¿Qué es metafísica?
miércoles, 22 de diciembre de 2021
241. Fidel y la biopolítica
https://twitter.com/davldromero/status/1473439539700117515?s=12
Lecciones de biopolítica, año 1991.
¿Algo que añadir?
lunes, 13 de diciembre de 2021
240. Conocer(nos)
"No nos queda más que esperar, dijo Daniel, que al final las personas que nos quieren y nos conocen un poquito nos vean como somos de verdad. En última instancia eso es lo que importa, y poco más."
Ali Smith. Otoño. Traducción de Magdalena Palmer. Madrid: Nórdica Libros, 2020, p. 143.
sábado, 11 de diciembre de 2021
239. "Qué se yo", según Merleau-Ponty
Trotando entre textos, y buscando en realidad uno que está unas páginas más adelante en Lo visible y lo invisible, encuentro este, que no puedo dejar de incluir aquí:
"Por ese camino, finalmente, se vería lo que es la interrogación filosófica. No el an sit, y la duda, en que el Ser está sobreentendido, y tampoco el «sólo sé que no sé nada» en que ya asoma la certeza absoluta de las ideas, sino un «¿qué sé yo?» verdadero, que no es completamente* el de Montaigne. Porque el «¿qué sé yo?» podría ser simple recurso a la dilucidación de las cosas que sabemos, sin examen alguno de la idea de saber. Sería entonces una de esas preguntas de conocimiento, como acaso puede serlo también «¿dónde estoy?», en las que uno sólo duda sobre la necesidad de hacer entidades -el espacio, el saber- tomadas como evidentes en sí mismas. Pero ya, cuando yo digo, en el curso de una frase, «qué sé yo?», es otra clase de pregunta la que nace, porque desborda la idea del saber mismo, invoca no sé qué lugar inteligible donde deberían encontrarse hechos, ejemplos, ideas, que me faltan**; insinúa que el modo interrogativo no es un derivado por inversión o por trastrocamiento del indicativo y del positivo, ni afirmación ni negación veladas o esperadas, sino una manera original de apuntar a algo, por decir de algún modo, una pregunta-saber, que por principio no puede ser superada por ningún enunciado o «respuesta», modo propio, quizás, de nuestra relación con el Ser, como si él fuera el interlocutor mudo o reticente de nuestras preguntas. «¿Qué sé yo?» es no sólo «¿qué es saber?» y no sólo «¿quién soy yo?», sino, finalmente, «¿qué hay?» e incluso «¿qué es el hay?». Estas preguntas no apelan a la exhibición de algo dicho que les pondría fin, sino al develamiento de un Ser que no está planteado porque no necesita estarlo, porque está silenciosamente detrás de todas nuestras afirmaciones, negaciones e, incluso detrás de todas las preguntas formuladas. No es que haya que olvidar éstas en su silencio, ni se trata de apresarlo en nuestro palabrerío, sino que la filosofía es la reconversión del silencio y de la palabra uno en otra (…)."***
* En francés, tout à fait, y la traducción, naturalmente, es correcta en sentido literal, pero algo incomoda en la lectura. "Que no es enteramente equivalente" al de Montaigne, entiendo, que lo es solo en parte.
** La negrita es mía.
*** Maurice Merleau-Ponty. Lo visible y lo invisible. Traducción de Estela Consigli y Bernard Capdevielle. Buenos Aires: Nueva Visión, 2010. Pp. 117 - 118.
miércoles, 8 de diciembre de 2021
238. Entre las voces, una
Trabajar los textos de muchos otros, subrayar, anotar, organizar, hasta que uno empieza a escuchar débilmente (y después, de una forma más neta), como escribió el poeta, "entre las voces, una". A veces, esa voz (ya no eco) es, al final, la de uno mismo, la de la comprensión del problema, de la pregunta y/o la respuesta. Una, pros hén.
sábado, 4 de diciembre de 2021
237. Una de los nuestros
Es muy triste, y también muy emocionante, todo lo que ha ocurrido estos días alrededor de la muerte de Almudena Grandes. No he sido hasta ahora un lector asiduo de su obra (si hay caminos inescrutables*, son los del lector), pero impresiona comprobar ahora cómo se han instalado ella y su obra (ella, con su obra) en el corazón de sus lectores, algunos de ellos (especialmente ellas), muy cercanos (también Mu). Una amiga de Uruguay me escribió, al conocer la noticia de su muerte: "te juro que siento que se murió alguien de mi familia". Lo que puede la literatura cuando es realmente popular, en el sentido más hondo y ontológico del término, cuando nace de la historia (memoria) de un pueblo (communitas) y queda inscrita en ella(s). Cuando contribuye al sentido, tantas veces superficial o ambiguo, del término pueblo.
Aunque no puedo hablar (todavía) como lector de su obra narrativa, guardo en mi colección personal de "elogios de la vida lectora", de los autores que han dejado testimonio de su iniciación a la lectura (vocación, en alemán Ruf, llamada) y la escritura, el breve prólogo que escribió para una edición de Fortunata y Jacinta** (esa novela inmensa, como la vida). Sartre, Saramago, Calvino y muchos otros, allí está en buena compañía.
"Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales", nos dejó dicho y cantado el poeta (comunista). No solo la poesía, también la ciencia y la filosofía, voy aprendiendo trabajosamente por los caminos de la biopolítica.
Enormes, la pena y el orgullo.
*Romanos 11:33.
** Las Palmas de Gran Canaria: Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 2007)
domingo, 21 de noviembre de 2021
236. Discutiendo el hiyab
Descubrí un uso singular del verbo inglés to discuss (discutir) leyendo a Iris Murdoch, aunque después lo he encontrado también en otros autores*. Por ejemplo, alguien llega a una cita y sospecha que dos amigos que han llegado antes acaban de estar hablando de él (o ella), y pregunta: were you just discussing me? La traducción no es directa ni fácil: ¿estabais hablando precisamente de mí, estabais comentando algo sobre mí, me estabais criticando?
Nos vemos de repente envueltos, como sin saber por qué (cosas de los debates en la izquierda), en una encendida discusión sobre el uso del hijab y su significado ideológico y político. Políticas de izquierdas que lo utilizan en actos públicos, una estudiante de secundaria que no puede acceder a su centro con el hijab puesto... que si la laicidad de la izquierda, que si el sometimiento de la mujer, que si el feminismo, los feminismos, todos, también el musulman...
Las palabras y las cosas (Foucault), en este caso las personas. Ideas, principios, axiomas, mejores o peores, argumentos que se cruzan a veces sin tocarse, consistencias e inconsistencias. ¿Quién tendrá razón? (¿Quién tiene el poder, quién lo quiere y qué hace para conseguirlo?, preguntaba siempre Nietzsche.) O mejor, ¿de quién estamos hablando? Nos imagino en una terraza, ese producto icónico de la pandemia, sentados a una mesa, discutiendo de todas estas cosas (de todas estas personas), mientras una mujer con hijab se nos acerca (la política o la estudiante, por ejemplo) y nos dice dulcemente, con una sonrisa: were you just discussing me? Es posible que entonces nos pusiéramos a hablar, no de nuestras ideas, sino de su vida, no de ella ni de "lo que representa", sino con ella, y de las cosas que nos pasan a todos. Es posible también que entonces fueramos incapaces de pregunatrle por qué lleva puesto el hijab, por respeto, por pudor, y porque no nos resultara ya nada importante.
*Sirva esta construcción gramatical como ejemplo inesperado de la insuficiencia del masculino genérico en algunos casos. Recuerdo bien haber leído el uso lingüístico que comentaré en Iris Murdoch, autora, y también en otros autores (masculino genérico) que he leído en inglés y que ahora no puedo precisar. Podría tratarse, si las lecturas son más o menos recientes, de Doris Lessing (autora), Edith Wharton (autora), Joseph Conrad (autor), Somerset Maughan (autor), o aun (para complicar más la cosa) George Eliot (autora con pseudónimo de autor masculino). Si en la segunda parte de la frase escribo solo "otros autores", 1) se produce una discordancia, bien que leve y posiblemente transitoria con el género de Iris Murdoch, a quien se refiere "otros", y 2) podría parecer que solo pretendo aludir a autores del género masculino, porque sea eso lo que me indica mi memoria. Sí, para evitar (1) y (2) optara por marcar los dos géneros (añadiendo "u otras autoras"), el resultado tampoco sería del todo satisfactorio. El uso del masculino genérico, por su parte, permite evitar esa extraña disyunción, que daría una idea excesivamente vaga de lo que se quiere decir.
sábado, 13 de noviembre de 2021
235. Las plantas, los textos
¿Cómo se hace un texto, cómo nace y crece, cómo madura? Bueno, nunca madura del todo, solo crece, se diversifica, hacia dentro y hacia fuera, se hace más complejo. Como una planta, como estas que ahora riego -al sol, riego de otoño-invierno, especialmente agradable, cálido, goloso (como algunos vinos). Las riego, siempre, de vez en cuando, las cuido, las pienso (mientras las miro), no las veo crecer, sino que a veces me doy cuenta de que han crecido, mejor o peor, no siempre por donde esperaba. Después las tengo que podar, casi siempre, pero solo cuando toca hacerlo. Ellas crecen, yo las cuido, y de vez en cuando intento podar algunos excesos. Así también los textos. Sin prisa, ¿quién puede meterle prisa a una planta? (Rx)
sábado, 23 de octubre de 2021
234. Poderes terrenales
Las últimas escaramuzas entre los poderes fácticos y políticos del país me devuelven a un QSY de hace algo más de dos años (§70). De poder a poder, decía entonces, cuando se trataba de construir un gobierno a partir de las dos izquierdas, la del temor y la de la esperanza. Otra vez se ponen en juego todos los "poderes terrenales" (recordando la magnífica novela de Anthony Burgess), cuando las medidas del gobierno, superviviente de la pandemia, se acercan al núcleo efectivo del sistema: el trabajo y el capital (Marx). Que la "astucia de la razón" asista a los nuestros (las nuestras) en esta nueva navegación por los límites de lo posible.
lunes, 11 de octubre de 2021
233. El desierto crece
Hemos ido hoy a la librería Lé del paseo de la Castellana y hemos encontrado un "se alquila". Otra más. Siempre he conocido una librería en ese lugar: Aguilar, Crisol, Lé. Desde mis primeras visitas apasionadas, adolescentes, a las librerías de Madrid (Buchholtz y Miessner, sobre todo, y también otras muchas que ya no existen), hasta ahora, hasta el verano pasado, seguramente.
He recordado inmediatamente la frase de Nietzsche que cita Heidegger en ¿Qué significa pensar?: "el desierto crece...".
domingo, 10 de octubre de 2021
232. Lo menos, lo mejor
En parte es (será) por lo mucho que leo, aun sin poder abarcar lo necesario, pero sobre todo por lo mucho que se escribe que es del todo innecesario. El caso es que hay que escribir poco, lo menos posible, pero lo mejor que se pueda. (De Huellas, 1992)
viernes, 1 de octubre de 2021
231. Anacronismos
En su Prólogo (Ni personas ni cosas) a Personas, cosas, cuerpos, de Roberto Esposito*, Antonio Valdecantos dice lo siguiente (eludo a propósito el contexto inmediato para atender exclusivamente al contenido del texto):
"(...) gran parte de la tarea del teórico consiste en tomar, sin duda de manera anacrónica, los usos pretéritos o soterrados de los significados en pie de igualdad con los que la ideología vigente toma como contemporáneos. La distinción entre lo contemporáneo y lo pasado es como la que hay entre lo literal y lo metafórico: seguramente la misión del pensamiento es dejar de tomarse en serio esa frontera (no para transgredirla solemnemente, sino para tomarla como pedantería ideológica), contemplando qué aspecto ofrecen las cosas cuando tal frontera ha caído en el desprestigio."
Quien dice ideología, dice moda o paradigma, lo que sea que se espera que se diga en cada momento (contemporáneo, claro).
* Esposito, R. Personas, cosas, cuerpos. Traducción de Albert Jiménez. Madrid: Trotta, 2017. p.18
sábado, 25 de septiembre de 2021
230. Silly habits
Hay una curiosa paradoja en el hecho de que, por más que nos pasemos el día, y quién sabe si también la noche, pensando en ese natural y satisfactorio gobierno de nuestros actos y nuestras ideas que es el vivir consciente de cada día, con proyectos con que llenar el tiempo y razones con que justificar las cosas, basta con que se nos escape un gesto inconsciente, irracional o al menos imprevisto, para que, entre avergonzados y divertidos, estemos seguros ya para siempre de no ser en realidad otro que ese del que partió el gesto, y que todo lo demás es solo apariencia. Yo, al menos, estoy más seguro de ser éste que a veces hace alguna tontería que este mismo cuando se afana todos los días en construir su irrepetible vidita racional y modélica. (De Huellas, 1992)
Y así es. Con el tiempo he aprendido a jugar con estas cosas freudianas, a jugar con el límite, a domar lo irracional y a la vez disfrutarlo. Ese instante, en medio de una conferencia, en el que se evalúa sobre la marcha si soltar una pequeña ocurrencia, una tontería, y haberla dicho ya, y lamentarlo un poco, solo a medias, porque el rastro que deja es agradable, un poco gamberro. Jugar en el límite, caminar por el alero. Silly habits. (De Huellas, 2018)
Me pregunto ahora (que empiezo a releerlo), si ya habló también de esto Zarathustra.
229. La lectura y el ejercicio físico
Yo no diría que hay una diferencia esencial entre un buen rato de lectura, de estudio, si se quiere (o se puede), y una sesión de ejercicio físico, de entrenamiento, si se quiere también. Así decimos, "físico", como subrayando su contraposición a algo que entendemos, menos concretamente, como "intelectual". Como la de la cabeza al (resto del) cuerpo. Esta indiferenciación relativa se manifiesta especialmente al terminar cualquiera de los dos tipos de actividad, de ejercicio (de práctica u obra, diríamos con términos de resonancia clásica), cuando descansamos durante un momento, relajamos la atención, levantamos la cabeza (sí, en ambos casos) y disfrutamos (si queda tiempo para ello) de un momento cálido de silencio, tranquilidad y satisfacción.
sábado, 18 de septiembre de 2021
228. Otoño
domingo, 12 de septiembre de 2021
227. Leer, escribir
Escribir: (solo) un motivo (más) para se(gui)r* leyendo.
*Este último paréntesis, robado (no sin cierto sentido) a Derrida: El animal que luego estoy si(gui)endo.
domingo, 5 de septiembre de 2021
226. Im(paciencia)
Habría que escribir todo un tratado contra la impaciencia; pero despacio, sin prisa.
225. No confundir
No conviene confundir esa cálida sensación de familiaridad con un ámbito de cosas, con el conocimiento o dominio (académico o no) de ese mismo ámbito, que, naturalmente, implica una familiaridad previa. Seguramente, se trata de una cuestión más de nivel, de progresión gradual, que de otra cosa. Familiaridad, conocimiento, nueva familiaridad (en otro nivel), nuevo conocimiento, etc. El criterio diferenciador podría ser la ingenuidad. Ser sensible a la ingenuidad, especialmente la de uno mismo, cuando se manifiesta.
martes, 24 de agosto de 2021
224. Val de Nebra
Como todos lo veranos desde hace bastantes años, exploro en bici el Val de Nebra. A estas alturas -de otro tipo de alturas va también la cosa, como se verá- creo que lo conozco bien, aunque cada año encuentro algo cambiado: una pista forestal asfaltada, o cerrada por la vegetación, o alguna otra pista o vereda olvidada (quizás) que (re)descubro con placer. ¿Es posible que haya en el valle siempre más cosas que las que ya tengo incorporadas a mi mapa -no diré "mental", sino, en todo caso, "existencial"? "Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía", nos recuerda Hamlet; y sí, afortunadamente siempre hay más cosas. De filosofía va también esto, como también se verá.
Suelo acceder al valle desde la parte ancha y abierta que da al mar, a la ría, a través de alguno de los caminos, casi sin curvas y más o menos paralelos, que, ascendiendo ligeramente, se dirigen hacia la parte más alta y profunda. Ese primer tramo de aproximación, recorrido con pedaleo regular, tranquilo, disfrutando, me permite entrar en calor, y el sol, la vegetación de los márgenes y los pájaros que salen volando a mi paso me devuelven al estado de ánimo adecuado, siempre renovado. Al fondo, el valle está cerrado por dos montes, el Iroite, a la izquierda, enorme, masivo, inalcanzable (en bici, para mí, hoy), y el Enxa, a la derecha, que presenta un perfil más acogedor y tentador (para la ascensión), pero de momento también inaccesible. De uno a otro monte, una pequeña cadena montañosa separa este gran espacio abierto del resto de la Sierra de Barbanza. Largos caminos, paralelos entre sí y perpendiculares a los anteriores, completan la malla que permite recorrer el valle en todas direcciones, con suaves cuestas que llevan a algunas aldeas bien definidas: Agrelo, Tores, Orseño, Puilla, Noal, Cabanela, Castelo... Otras aldeas se encuentran en los márgenes de la parte llana del valle, o en sus laderas, menos accesibles: Nebra, Laranga, Calo, Queiro...
Hay días en que me gusta recorrer lo conocido, yendo de aquí para allá por la parte llana del valle, y encontrar, si acaso, sin haberlos buscado conscientemente, detalles, rincones o novedades antes desconocidos (o no reconocidos). O disfrutar sencillamente del placer (diríase que ontológico) del reconocimiento, de la familiaridad con los lugares y las cosas, de la calidez de su presencia. Otras veces, no sé por qué, prefiero explorar los márgenes, buscar pequeñas veredas para ascender sin excesivo sufrimiento, aunque no sin algún esfuerzo. Pequeños trucos, estrategias, para ascender en zig-zag siguiendo tramos de cuesta cortos seguidos de otros horizontales más largos. Poco a poco, sin prisa, a la justa medida de mis fuerzas, el ángulo de visión sobre el imponente paisaje de la ría va alzándose conmigo. Es solo la suma de esos pequeños esfuerzos acumulados lo que me permite llegar allí. Y vale la pena entonces pararse un momento a mirar. Nada nuevo ahí abajo en la ría, claro, sino el ángulo, el punto de vista conseguido.
A veces me imagino, me digo, con la cadencia suave del pensamiento que acompaña al pedaleo, que algo parecido vengo haciendo en mis devaneos filosófico-científicos desde hace más o menos el mismo tiempo. Podría llamar filosofía al Iroite y al Enxa ciencia, las mías: mi filosofía y mi ciencia. Y a la trama de caminos que los reúne en el valle podría también llamarla método (méthodos, camino en griego, e iter, itineris en latín; sin olvidar que el tao también es camino). Y cada una de las aldeas podría adoptar el nombre de alguna figura eminente: Darwin, Heidegger, Gadamer, Merleau-Ponty, Derrida, Deleuze, Vattimo, Ricoeur... unas más accesibles y otras algo menos. Y así voy de aquí para allá, de unas a otras o explorando caminos que no sé todavía adónde van, en un itinerario interminable, tejiendo una red de experiencia que comienza en el llano y va poco a poco ascendiendo. (Bx)
lunes, 9 de agosto de 2021
223. Seis de agosto de 1945
A quien me hable de objetividad, también de objetividad científica, le diré solamente: 6 de agosto de 1945. Mientras no seamos capaces de asumir el horror de aquel acto -la acción de guerra más atroz y cruel que conocemos- y calificar para siempre como se merecen a sus responsables, no tendremos ni idea de lo que es la objetividad. Esa acción que Truman, el genocida, con lenguaje propio de los médicos nazis, calificó de "el mayor logro científico de la historia". Como no tuvieron bastante con una, lanzaron otra tres días después, en Nagasaki, porque en Hiroshima ya no quedaba nadie vivo o indemne. Tanatopolítica with God on their side.
jueves, 29 de julio de 2021
222. Antídoto
Escribí hace unos meses sobre la "dieta de datos" (§203) a la que debía someterme para terminar un artículo a todo correr, dejando atrás, o a medias, seguramente, la sobredosis de filosofía del momento. Ahora, verano, inicio de vacaciones, perspectiva de largas lecturas, paseos y conversaciones, horizonte de calma, querría prescribirme (medice cura te ipsum*, como le gustaba decir[me] a Marcial Suárez) todo lo contrario, la anti-dieta de datos, la fiesta, la orgía de las ideas, las intuiciones, no necesariamente claras y distintas, como quería Descartes, sino vagas, inquietas, huidizas, como las ideas-liebre de Bergamín. El antídoto de los datos, nombre, por cierto, de un riquísimo vino soriano que Dionisos puede aportar a la fiesta.
* Lucas, 4, 23.
domingo, 25 de julio de 2021
221. Tras las huellas de Ricoeur
La memoria es cosa de huellas y de lo que las huellas
evocan. Paul Ricoeur* ha señalado los diferentes sentidos en que la noción de
huella se asocia a la de memoria en los textos platónicos: 1) la huella escrita
de la que trata el mito de Theuth y Thamus, en el Fedro (274b - 275e), sobre la invención de la escritura (y sobre la que sabiamente escribió Derrida**, y no menos sabiamente Emilio LLedó***, con quien descubrí a Platón); 2) la
huella que un acontecimiento deja escrita en el alma [“En mi opinión, nuestra
alma se parece entonces a un libro”, Filebo (38c)]; y 3) la huella corporal,
cerebral, hoy diríamos neural, (Teeteto, 190e - 196c), donde las percepciones y los pensamientos quedan impresos como el sello de un anillo en una tablilla de cera. Donde las neuronas (diríamos hoy con Derrida) escriben la memoria con su propia gramática, con su propia estructura molecular y celular (morphé).
* Paul Ricoeur. La memoria, la historia, el olvido. Fondo de Cultura Económica: Buenos Aires, 2004.
** Jacques Derrida. La Dissémination (Tel Quel). Ed. du Seuil: Paris, 1972. (Incluye La Pharmacie de Platon).
*** Emilio LLedó. El surco del tiempo. Meditaciones sobre el mito platónico de la escritura y la memoria. Ed. Crítica: Barcelona, 1992.
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