domingo, 7 de agosto de 2022

271. Como de verdad es

 Encuentro en Huellas una nota de un verano, aquí mismo donde ahora estamos, hace 27 años. "Unos días de vacaciones", y algo más adelante, después de una breve celebración de la ligereza y espontaneidad de la vida en estos días, "la vida se muestra como de verdad es." O como debería ser, me digo ahora, o como querríamos que fuera siempre. No sé bien cuál es la diferencia.



miércoles, 3 de agosto de 2022

270. Eugénio de Andrade, poesía y prosa

 Creo que tengo dicho por aquí en algún sitio lo mucho que me suele gustar la prosa de los poetas, la que ellos escriben (la lista es infinita, Goethe, Poe, Shelley, Pessoa, Gide, Auden, JRJ, Machado, por recordar ahora rápidamente solo a algunos), y también, de vez en cuando, la que los críticos y comentaristas escriben sobre ellos. Siempre es una grata sorpresa encontrar textos de este último grupo que estén a la altura del placer que produce la lectura de los autores de referencia. El último ha sido el prefácio de José Tolentino Mendonça a la Poesia (sin tilde) de Eugénio de Andrade (Assírio & Alvim: Porto, 2021). Fue en Oporto, precisamente, donde compré el libro hace unas semanas, después de un memorable (y pequeño, como el país, según se repité allí tópicamente) encuentro entre neuropatólogos portugueses y españoles.

Dice cosas como estas Tolentino en su presentación:

"Sobretudo, não consentia em distrair-se da responsabilidade que é viver diante das coisas tão elementares como a luz da manhá, os goivos que florescem, o branco da página, o silente grito das vítimas ou o olhar do seu gato."

Sí, así se escribe de un poeta de la sensibilidad y nítida expresión de Eugénio de Andrade, que recuerda a Cernuda y en algo también a Claudio Rodríguez.  

Y también, más adelante, cuenta esto sobre cierta prosa del poeta:

"Foi, do princípio ao fim, desconcertante como um adolescente insolente e límpido. Ouvi Álvaro Siza contar uma historia passada em 74, que o demostra bem. Andava um grupo de alunos de Belas-Artes a pintar um mural quando viram aproximar-se Eugénio de Andrade que, nessa altura, no Porto, era já um mito. Vencendo o obstáculo da reverência que sentiam, dirigiram-se a ele perguntando-lhe se nâo queria deixar nada escrito no mural. Esperavam, naturalmente, um verso, uma dessas palavras que só um poeta pudesse grafar. Eugénio assentiu, pegou no pincel e escreveu:«abaixo o fascismo»."

Solo en eso se equivoca el comentarista: nada desconcertante.



lunes, 1 de agosto de 2022

269. In memoriam

 ¿Puede uno ir a un velatorio que es una verdadera tragedia humana -hijas, (ex)marido, amigos, todos destrozados, horrorizados- y acabar hablando apasionadamente de Heidegger, Derrida y Nancy, entre otros, como si se hubiera colado uno sin darse cuenta en un seminario de filosofía, a salvo de las contingencias de la finitud y la muerte? Sí, seguramente, pero solo si se trata del velatorio de Mu-Épsilon, amiga del alma y de toda la vida, que murió tan enigmáticamente como había vivido estos últimos años, refugiada ‒en el lugar de su infanciaen una soledad ásperamente buscada y defendida. Por un vecino y librero con quien compartió una de sus principales pasiones durante estos años leer y comentar lo leído con una extraña lucidez, tan característica de ella pudimos saber que su vida, lejos de todos nosotros, había sido agradable (me detengo aquí un momento para precisar la impresión que nos dejó la charla, ciertamente agradable, con el librero, su último amigo), o al menos inscrita en una cotidianeidad no muy diferente de la que compartimos con ella durante tantos años.

Allí estabamos todos, en ese seminario, un puñado de amigos fieles, que nos (re)conocíamos bastante bien por lo bien que ella nos conoció, a pesar de nosotros mismos, a pesar de ella misma y de sus apasionados y generosos excesos. La quisímos muchísimo, y discutimos también mucho con ella, quizás porque no alcanzábamos su altísima intensidad de vida a veces tan dolorosa para ella misma. "Llegó con tres heridas / la del amor / la de la muerte / la de la vida (...)", así vivió ella, con sus heridas y también con las de los demás, las nuestras. 

No había conseguido irse de nuestras vidas, no, y a partir de ahora la recordaremos aun más. 



viernes, 22 de julio de 2022

268. Suerte tan frágil

 "(...)
al comprender la suerte tan frágil de vivir,
los ojos que acertaron a cruzarse,
en la infinita soledad del tiempo."

                         Luis García Montero, Cabo Sounion
 
 

martes, 19 de julio de 2022

267. Vivir de las rentas

 Vengo preparando desde hace algún tiempo el segundo artículo de la serie sobre "ciencia y filosofía de la memoria". Poco a poco, lentamente, de acuerdo con mi metodología vegetal, que también podría llamar en cierto modo machadiana, ya que brota "derecha o torcida / con esa humildad que cede / solo a la ley de la vida / que es vivir como se puede"* (el apóstrofe del poeta va dirigido a una encina). Como se puede, así es como van haciéndose estos artículos. 

Entre la Antigüedad Clásica y el siglo XXI, principio y fin del itinerario trazado en el primer artículo de la serie (§261), decidí dar un pequeño salto atrás de un siglo para situarme, con todas mis preguntas, en las primeras décadas del siglo XX. ¿Cómo eran entonces la ciencia y la filosofía del ser vivo? ¿De qué discutían los filósofos con los científicos? ¿Qué era entonces hacer ciencia y qué era hacer filosofía? Es durante aquellas décadas, intuyo, cuando se desarrollan modos de pensar y de hacer que permiten entender aspectos importantes del pensamiento actual. Veremos.

Descubro, entre otras cosas (o redescubro con una mirada nueva, porque ese periodo me viene interesando desde hace bastante tiempo), la importancia, también en esas controversias científico-filosóficas que persigo, de los "ismos" teóricos, no menor que la que tuvieron otros "ismos" en el arte o en otros ámbitos culturales. Mecanicismo, vitalismo, reduccionismo, holismo, emergentismo o las distintas formas de darwinismo o evolucionismo, p. ej., son términos, que, junto a otros, definen el marco teórico de los debates de aquellos años. En esas controversias participaron filósofos, científicos, y en ocasiones también científicos que pasaron en algún momento a hacer filosofía, o que, en todo caso, dejaron de discutir desde su experiencia científica inmediata. Ejemplos de esto último podrían ser Hans Driesch (1867 - 1941), C. von Monakow (1853 - 1930), J. S. Haldane (1860 - 1936), e incluso, posiblemente, el propio Freud (1856 - 1939). 

Reconozco que me interesan especialmente estas figuras, por decir así, híbridas, que no escasean en la historia de las Neurociencias, ni en aquellos años fundacionales, ni ahora. De ellos, haciendo referencia específicamente a Driesch, zoólogo y embriólogo, nos dice G. Canguilhem (maestro indiscutible en estas cuestiones):

"El biólogo vitalista que se convierte en filósofo de la biología piensa que trae consigo cierto capital a la filosofía, pero en realidad lo que trae son solo rentas, que se reducen continuamente en el mercado de los valores científicos por la sencilla razón de que la investigación empírica, en la que ya no participa, continúa avanzando."**

"No se puede estar en misa y repicando", parece decirnos Canguilhem, una de mis primeras lecturas contra el reduccionismo en biología. O, quizás, más bien, ¿hasta cuándo se puede vivir de las rentas de una vida (o buena parte de ella) de trabajo científico? Veremos cómo se desempeñaron aquellos precursores, sin olvidar, como parece advertirnos el maestro de Foucault y Derrida, que también hoy deberíamos aplicarnos el cuento.


* Las encinas, Campos de Castilla.

** No tengo ahora a mano el texto original de Canguilhem (de El conocimiento de la vida), pero traduzco del inglés a partir de la cita que aparece en: Garret B. Vitalism versus emergent materialism. In: Vitalism and the scientific image in post-Enlightment life-science, 1800 - 2010. Ed.: S. Normandin and C. T. Wolfe. Dordrecht: Springer, 2013. (p. 136)



sábado, 2 de julio de 2022

266. Char

 "(...) la vulnérabilité qui ose se découvrir nous engage étroitement. (...)"*

Uno de los versos que va (viene) siempre conmigo. 

Ese instante fugaz de temblor y cuidado que puede vincularnos para siempre a unos con otros.


* "(...) la vulnerabilidad que se atreve a descubrirse nos compromete íntimamente (...)". Con todo mi respeto para el poeta (y activista) traductor, que es grande, aunque entiendo que no haya traducido "ose" directamente por "osa", aun  perdiendo ahí algo de intensidad en el sentido, tropiezo, como le habrá pasado también al traductor, probablemente, con la dificultad de traducir "étroitement" sin reproducir algo así como el gesto de un estrecho (y sí, también íntimo) abrazo.

Éléments (Elementos), Fureur et mystére (Furor y misterio). 

René Char. Poesía esencial. Traducción de Jorge Riechmann. Galaxia Gutenberg: Barcelona, 2005.


jueves, 30 de junio de 2022

265. ¿Por qué discutimos tanto de política?

No sé la gente de derechas, apenas conozco de qué se discute en ese mundo que me resulta tan lejano, pero los de izquierdas discutimos mucho de política, de las políticas posibles e imposibles, especialmente en estos últimos tiempos de crisis y guerras (o, quizás mejor, con motivo de las crisis y las guerras de estos últimos tiempos). Muchas veces, al terminar una discusión (en lo más alto o en lo más bajo, según el caso), nos vamos a casa pensando que hemos discutido demasiado, y nos preguntamos también, algo perplejos, para qué discutiremos tanto. 

¿Será para convencer, para convencernos, para aclararnos las ideas al tiempo que pretendemos aclararles las suyas a los demás? ¿O será solo porque tenemos una necesidad esencial de expresarnos, y nos ponemos a discutir lo mismo que nos podría dar por cantar o por recitar poesía? ¿O es que, en fin, imaginamos que así, con esa pasión desenfrenada, encontraremos entre todos la verdad? 

Qué se yo, me da por pensar que, a pesar de los inconvenientes (algunos rasguños, a veces) no debemos dejar de discutir, sin muchos límites, con la vehemencia de siempre, a ver si así descubrimos alguna vez, en alguna dimensión oculta a la que accedamos en el calor de la discusión, por qué será que discutimos tantísimo (entre nosotros).