miércoles, 16 de julio de 2025

426. De nuevo Murakami, siempre

 ¿De qué quiere hablar Murakami en La ciudad y sus muros inciertos? ¿De quién? Se le agradece al autor que en el Epílogo de la novela nos explique que las historias que la vertebran le acompañaron durante décadas en su vida de narrador. Como en otras novelas suyas, sé desde el principio de mi lectura que habla de nosotros, de mí, sí, no de un cualquiera e indiferenciado, sino de este fáctico, concreto, actual, de este decir y padecer que soy yo mismo. Habla de nuestros sueños, de la posibilidad constante en que consiste y se realiza nuestra vida. Habla también de lo posible más allá o más acá del sueño, o de la muerte. Habla de lo normal, pero especialmente de lo que no lo es, o de lo que no hay manera de saber si lo es (o si importa saberlo). Habla del amor, de los amores imposibles, quizás. Y habla, en fin, de la identidad y la continuidad de nuestra vida, de todas las vidas que somos (seríamos) capaces de vivir, de las que en realidad vivimos, y de lo esquiva y poco fiable que es precisamente esa "realidad". 

"Por otro lado, sostengo que no hay una sola realidad, sino que se nos ofrece un amplio abanico de posibilidades, de entre las cuales cada persona tiene que seleccionar una." *

 Tan inciertas son estas impresiones, estas huellas de la lectura, como los muros de aquella ciudad, y sin embargo no puede uno dejar de agradecerle esa intensidad y profundidad ontológicas, como también la serenidad reflexiva que nos deja.

 

Murakami, H. La ciudad y sus muros inciertos. Traducción de Juan Francisco González Sánchez. Barcelona: Tusquets, 2024, p. 530. 

 

 

domingo, 13 de julio de 2025

425. Filosofía y agobio

Vienen días de trabajo denso, concentrado, antes de las vacaciones; de aprovechar el tiempo al minuto, también para el descanso. Aquí el trabajo está del lado de la ciencia (una ciencia práctica, familiar, clara y agradable en su aplicación), y (al menos así tendrá que ser durante algunas semanas) a la filosofía le corresponderá el papel de la relajación (reflexiva), del descanso. Sin perderse, claro, esperemos; ahí siguen el marco, el horizonte y la dirección, pero en periodos como este la filosofía puede cumplir una función cuasi poética. Basta con leerla y dejarse llevar (reflexivamente) por el desarrollo del pensamiento del autor. Y mejor, como en la poesía (claro), si el texto se pensó y escribió originalmente en mi lengua materna. Ahí están esperándome los tres filósofos que seleccioné (en su momento tendré que explicar cómo) para el (posiblemente quinto) artículo sobre la memoria: Lledó, Trías y Martínez Marzoa.

 

 

domingo, 6 de julio de 2025

424. Dirección

 Todo esto que viene ocurriendo desde hace meses, desencadenado en gran medida por la publicación de la biografía de Cordón, y que me ha llevado a cierta dispersión (así lo llamaba hace poco), a una apertura simultánea de caminos (cuánto de divergentes, cuánto de paralelos, eso no lo sé), parece que va encontrando una dirección más o menos clara. O reencontrando, quizá, porque todos estos caminos (el artículo sobre la neurociencia de la memoria, el de los priones, el de la memoria colectiva, el excurso literario, el de la filosofía española), todos ellos, y las lecturas que implican, tienen en común (recuerdo que cuando se suman vectores ocurre algo así) la pregunta por la diferencia entre ciencia y filosofía, que ahora, y esto es lo nuevo que viene ocurriendo en los últimos meses, se amplía a la pregunta sobre el status (no sabría explicar ahora bien de qué tipo de status se trata) de la biología teórica (de aquella biología teórica que entonces, hace más de 30 años, hacíamos, aunque extraacadémicamente, totalmente en serio). Ese status (habrá que intentar definirlo mejor en el futuro) es doble, híbrido, mestizo o, por utilizar un término más directamente biológico, recombinante. Sí, la biología teórica, esta que buscamos, es ciencia (biología) y es también filosofía (biológica). Ese es su valor principal.

 

 

sábado, 5 de julio de 2025

423. Sobre héroes y tumbas

 Veo en la web que hace unos días, el 2 de julio, se conmemoró el centenario del nacimiento de Patrice Lumumba (1925 - 1961). Panafricanista, anticolonialista y antimperialista, el artículo de la Wikipedia describe bien sus logros políticos y el papel del Occidente colonial en su derrocamiento y asesinato*. Pienso entonces en otra figura también admirable, Thomas Sankara (1949 - 1987), envuelto en la misma lucha, y comunista, como Nelson Mandela, y en su muerte ordenada también por los gobiernos imperialistas y coloniales. De nuevo todo está bien recogido en el artículo correspondiente de la Wiki.** Conviene detenerse un momento en el papel de Mitterrand (nada menos) en su muerte. Hay más casos, claro, como el de Amílcar Cabral*** (1924 - 1973) y Sylvanus Olympio**** (1902 - 1963). Conviene no olvidar estas cosas cuando pensemos en ese continente desgraciado desde nuestra orgullosa posición de europeos. Entre esos países y el nuestro hay hoy 20 años de diferencia de esperanza de vida. 

 

* https://es.wikipedia.org/wiki/Patrice_Lumumba

** https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Sankara

 *** https://es.wikipedia.org/wiki/Am%C3%ADlcar_Cabral

**** https://es.wikipedia.org/wiki/Sylvanus_Olympio

domingo, 29 de junio de 2025

422. Disperso

 Uno se pierde por falta de camino, y se dispersa por exceso de caminos. El límite, si existe, es función del tiempo (disponible). Y también, cuando uno se pierde, suele ser cuestión de tiempo que vuelva a encontrar el camino, aunque sea otro. El tiempo machadiano, "siempre todavía".

 

 

sábado, 28 de junio de 2025

421. Perdedores

 Sigue desarrollando su joven vida de libro recién publicado la biografía de Faustino Cordón*. El catedrático de Historia de la Ciencia de la UAM Javier Ordóñez Rodríguez, que nos sorprendió gratamente en la primera presentación del libro (Residencia de Estudiantes, Madrid, noviembre de 2024) con su referencia a Hobbes y al exilio interior (§390), acaba de publicar una reseña en la revista Llull** El tono y el marco son los de aquella presentación, pero (me) cuesta (quizás ahora más, en el texto escrito) asociar el recuerdo personal, vivo (revivido) y apasionado***, a la objetividad del discurso historiográfico. El autor no conoció personalmente a Cordón, ya lo dijo en la Residencia de Estudiantes, y tampoco conoce en profundidad su obra y su pensamiento (también lo dijo). Lo que conoce bien es la biografía que reseña detalladamente, y aun mejor, sin duda, el país en que se inscribió esa vida singular:

 "La historiografía española ha prestado una gran atención al exilio que se produjo a raíz de la guerra civil, pero se ha limitado a explorar el destino de los que debieron salir a México, Argentina u otros lugares extramuros. Sin embargo, poca atención ha recibido el exilio interior. El destino de los que debieron quedarse fue siempre ser considerados como perdedores. Perdieron la guerra, la posguerra, y finalmente la transición. Este colectivo está formado por personas como Faustino Cordón, pero también por un contingente numeroso de mujeres y hombres que quedaron disueltas en la sociedad franquista, condenadas a la invisibilidad. Tal vez sea el momento de dar voz a este colectivo. Ya es hora de honrarlos."**

Perdieron  (también) la transición, y nosotros, los de mi generación, los conocimos y admiramos (dignos, activos y pacientes, en cierto modo resignados, pero también confiados en un futuro de justicia y esperanza), y tenemos una responsabilidad especial en esa honra (memoria) colectiva. 

 

De Miguel, E, Cordón, E. Faustino Cordón. El biólogo insumiso. Madrid: El Garaje Ediciones, 2024.

** Llull, Vol. 48 (N.º 96) 2025 - ISSN: 0210-8615 (impresa) / 3020-6014 (en línea), pp. 213-241. 

*** Hay un testimonio visual inolvidable del valor y la verdad de este recuerdo personal en la exposición de los dibujos y las historias de Paco Roca que ha tenido lugar recientemente en el Instituto Cervantes de Madrid: https://cultura.cervantes.es/espanya/es/la-memoria.-viaje-emocional-por-los-c%C3%B3mics-de-paco-roca/178770

 

 

domingo, 22 de junio de 2025

420. Lingua franca, lingua belli

 Llevo varias semanas resistiéndome a escribir este QSY (intento evitar eso de "estoy harto" de...), a pesar de que se trata de una cuestión antigua y recurrente para mí: el uso (y abuso) del inglés (y especialmente del inglés hablado) en nuestro trabajo científico cotidiano. Sesiones, seminarios de personas castellanohablantes, que además trabajan juntas, intentando discutir en inglés cuestiones llenas de matices, y en especial de todos los matices, grandes y pequeños (suposiciones, sugerencias, bromas o ironías), que implica cualquier diálogo. Lo que se escucha al final en una reunión de este tipo (he participado en muchísimas y en lugares diversos) es un lenguaje estándar, impersonal, gramatical y léxicamente pobre y plano, en el que se repite un corto número de giros, a veces expresados, paradójicamente, con cierta pretensión (más bien patética) de originalidad personal. En esas ocasiones, no sé si echo más de menos el castellano (lo ricas y agradables que serían esas discusiones en nuestra lengua) o el inglés (esa riquísima lengua, con aproximadamente el doble de palabras que el castellano, en la que creo haber disfrutado hasta ahora de la literatura como en ninguna otra, salvo, claro aunque a muy corta distancia, en mi lengua materna).

Es la lingua franca, te dice alguien enseguida cuando haces algún comentario al respecto. Sí, alguna vez fue el latín, y ahora esto es lo que toca, lo que hay, ya conocemos ese tipo de argumento normativo (normativísimo). La lengua de la industria, la economía, el comercio, la ciencia (te dicen), al menos en esta parte del mundo; la lengua colonial, de la metrópoli (piensa uno). Anoche, el ejército más poderoso del mundo, ejército imperial, que se expresa y mata en esa lengua, actuó una vez más de forma infame y al margen de la legalidad internacional, contra un país con el que no estaba en guerra. Me he decidido finalmente a escribir este QSY convencido ya de que esta lengua que se nos ha impuesto para tantas cosas (no la de Shakespeare o la de Melville, por decirlo con el muy respetable tópico) no es ya tanto una lingua franca como una lingua belli