Busco en las palabras de los poetas la expresión casi imposible del horror y el odio que vienen sufriendo los palestinos desde que tengo uso de razón (y, naturalmente, desde mucho tiempo atrás, desde la primera Nakba de 1948*). Una expresión especialmente significativa del poder eugenésico del que habla Antonio Negri en sus escritos biopolíticos**.
"En la playa hay una niña, la niña tiene familia
Y la familia una casa.
La casa tiene dos ventanas y una puerta.
En el mar, un acorazado se divierte cazando a los que caminan
Por la playa: cuatro, cinco, siete
Caen sobre la arena. La niña se salva por poco,
Gracias a una mano de niebla,
Una mano no divina que la ayuda. Grita: ¡Padre!
¡Padre! Levántate, regresemos: el mar no es como nosotros.
El padre, amortajado sobre su sombra, a merced de lo invisible,
No responde.
Sangre en las palmeras, sangre en las nubes.
La lleva en volandas la voz más alta y más lejana de
La playa. Grita en la noche desierta.
No hay eco en el eco.
Convierte el grito eterno en noticia
Rápida que deja de ser noticia cuando
Los aviones regresan para bombardear una casa
Con dos ventanas y una puerta."
La niña / el grito. Mahmud Darwish***
* Vale la pena leer este artículo de la Wikipedia para recordar la larga serie de crímenes e infamias que jalonan esta historia: https://es.wikipedia.org/wiki/Nakba#Manipulaci%C3%B3n_de_los_textos_de_l%C3%ADderes_hebreos
** Antonio Negri. El monstruo político. Vida desnuda y potencia. En: Ensayos sobre biopolítica. Excesos de vida. Comps.: Gabriel Giorgi y Fermín Rodríguez. Buenos Aires: Paidós, 2007.
*** Traducción de María Luisa Prieto.
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