Están por todas partes, algunos en su sitio, el que en algún momento les ha correspondido, en una de las estanterías, o en un cajón de madera, una estantería improvisada sobre la mesa. Muchos otros están sencillamente puestos, dejados (nunca "tirados", aunque pueda parecerlo) encima de la mesa, de la cama (los más), y también por las estanterías. No están solos, sino acompañados de muchos papeles, artículos sacados de internet, notas; y en todos ellos asoman marcapáginas y señaladores de colores. Seguir aquí, recordar esto, volver a esto otro en algún momento, no olvidar.
Están ahí, cada uno en un sitio, el suyo en cada momento, y también en una posición, a mano, "a pensamiento", mejor, si así se pudiera decir, mientras esperamos, ellos y yo, el siguiente encuentro.
Entre todos, lo leído ‒no olvidar‒, lo que se está leyendo ‒seguir aquí‒ y lo que está ya preparado para el futuro ‒ganas de leerlo en cuanto se pueda o cuando toque‒, forman la arquitectura invisible (relaciones, intenciones, intuiciones y algunos recuerdos insistentes) del trabajo en curso. Si alguna vez me perdiera (Hänsel und Gretel...), quiero pensar (para huir así de ciertas pesadillas) que solo con mirarlos, ahí, tal como están, como han quedado, expectantes y acogedores, me mostrarían de nuevo el camino.
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