En Nada se opone a la noche, Delphine de Vigan desmenuza* autobiográficamente la historia de su madre, Lucile en la novela, enferma de trastorno bipolar.
La historia es dura y se va haciendo, a medida que avanza, cada vez más desoladora, terrible y destructiva para la madre y sus dos hijas.
"Mi memoria recela de otras escenas referentes a Lucile, más violentas aún, que seguramente no escribiré jamás." **
¿Será la ficción lo que se escribe y la realidad (¿la historia?) aquello que no se puede escribir, lo intolerable, lo insoportable?
¿Era eso lo que le molestaba a Platón de los poetas?
* No se me ocurre otro término, aunque lo que la autora hace es aun más violento y doloroso, como si estuviera abriendo a golpes, rompiendo, cada episodio de unas vidas compartidas, para extraer un contenido doloroso y olvidado.
** De Vigan, D. Nada se opone a la noche. Barcelona: Anagrama; 2023, p. 284.
No hay comentarios:
Publicar un comentario