sábado, 4 de enero de 2020

126. Una (otra) cuestión de método

Como es previsible que estos QSY vayan haciéndose referencia, cada vez más, unos a otros, cada entrada (cada título) de QSY estará identificado con un número. La referencia a un QSY irá señalada con ese número precedido por un símbolo (§). No tendría sentido que esos números fueran asignados aleatoriamente, y por eso serán correlativos. El orden temporal tiene en esto cierta importancia, aunque no mucha. Se  trata de intentar aquí también un experimento sobre la memoria, en la que el orden, por lo general, brilla por su ausencia. 



125. Con Epicuro

Para tratar (de) la enfermedad, la ciencia; y para tratar (d)el miedo, la filosofía. (Dx)



miércoles, 1 de enero de 2020

124. Soneto (José Hierro)

Por cierto, aquí está el soneto que buscaba (entre otros posibles).

"Sol de febrero. Nieve todavía
sobre los picos ágiles y agudos.
Fui poniendo en los árboles desnudos
Las verdes hojas de la fantasía.

El mundo alrededor amanecía.
Era un prodigio de temblores mudos.
Y por útima vez sentí los nudos
que me amarraban a la lejanía.

Ya queda atrás, ya para mí se pierde,
-madeja del soñar, corazón verde,
nieve que finge el blanco de la nube-.

Mi cristal de emoción en cien pedazos,
que aunque de nuevo duerma entre mis brazos
ya nunca lo tendré como lo tuve."

                                           Despedida del paisaje



123. José Hierro

Iba en busca de un soneto para añadir a la colección (ver QSY de 03/04/2019) y encontré (de momento) este bonito (y claro) texto en la Introducción del poeta*.

"El soneto existe -ya lo sabemos de sobra- porque Andrea Navagiero le contó el truco a Boscán y éste a Garcilaso. El bueno del Marqués de Santillana estuvo a punto de frustrar el invento con sus espantosos cuarenta y dos sonetos fechos (eso creía él desde su sordera para el endecasílabo) al itálico modo. Eran como el  artilugio volador de alas de pájaro de Leonardo, comparado con los de alas inmóviles de Bleriot y Compañía. Dios le perdone por su buena voluntad. Después de Garcilaso, todo ha sido fácil, Dios le premie por su delicadísimo oído."

La técnica del arte, oculta y transparente en el soneto, que sostiene el texto eminente en alto, como indica Gadamer (aquí la asociación no es nada gratuita).

Disfruto muy especialmente de la prosa (no sin técnica) de los poetas (JRJ, Machado, Salinas, Cernuda, Lorca, Ángel González... y Shelley, Gide, Pessoa, Char, Auden, y tantos otros**).

* José Hierro. Sonetos. Madrid: Ayto. de S. Sebastián de los Reyes, 1999.

** No querría liarme, pero en otro plano, algo inclinado con respecto a este, habría que situar a los escritores de (más o menos abundante) prosa que además son poetas, y muchas veces enormes (por decir algunos a salto de mata, Goethe, Víctor Hugo, Hardy, Unamuno, Poe, Borges, Hesse, Günther Grass, Handke,... y amplíese -si procede- esta lista y la anterior de acuerdo con la experiencia y las preferencias de cada cual).



martes, 31 de diciembre de 2019

122. Con Zenón

(de Elea)

Cada vez más lejos, y (no "pero", ni "aunque") cada vez más despacio. (Bx) (De Huellas, 2019)




lunes, 30 de diciembre de 2019

121. Usuario


De la filosofía, de la poesía, la novela, el pensamiento, ser usuario, en el sentido más anticomercial del término*. No ser productor, salvo si acaso, en algún momento e inconscientemente (esto es, tampoco negarse a serlo). No serlo, fundamentalmente, en lo académico. Ya no, eso tiene su edad (y, según algunos, su época, ya pasada). (Bx) (De Huellas, 2019)

* Sería el primero de los tres que recoge el DRAE: "Que usa algo". Es descriptivo y genérico, y no hace referencia, como los otros dos, a ese uso (se veía venir la redundancia) del término que me lo ha hecho, por lo común, tan antipático, en lugar de "paciente", o en general, de persona que es atendida por un servicio público. Cuando uno lee o escucha "usuario/a", lo privado (por lo general ex-público) anda cerca.



miércoles, 25 de diciembre de 2019

120. Para qué un texto, dónde


No podía prever, o quizá sí en el fondo, en algún fondo que llegara a establecerse (término este -fondo- demasiado duro y definitivo), una competencia (o algo así) entre estos textos ocasionales (ya Huellas) y esos otros públicos (aunque tan discretamente) del Qué sé yo. Y eso que en muchas ocasiones se trata de textos compartidos, los mismos textos, o casi. Veo que han bastado unos cuantos meses de QSY, estos últimos más intensos, y más activos, en la reflexión política (ontología política, me decía, no sé si algo irónicamente) para que me haya dado cuenta de lo específico (y mejor, diríamos aristotélicamente) de cada una de esas “superficies de inscripción” (me gusta esta expresión de T. Oñate, otra maestra). Hay ya una tensión entre estas Huellas y los QSY, que me lleva a defender ambos textos por su propia singularidad (valga, o no, la redundancia) performativa (término que tomo prestado de la filosofía del lenguaje, a la que nunca le he quitado ojo, aunque la mirada de estos últimos años haya sido un tanto oblicua). 

Cada nuevo texto de QSY, sea cual sea su origen, obliga a una construcción de su estructura y de su sentido, y (en consecuencia) a una claridad expresiva que forma parte ya de la mera intención de escribirlo. Porque, más o menos leídos (eso no es relevante para el experimento gadameriano en que, como he insistido varias veces, consisten), se trata de textos públicos, publicados. He podido experimentar durante estos meses lo que eso supone, la diferencia esencial entre una nota personal y un texto ¿trans-personal?. 

Hay un límite, sin embargo, una asíntota, mejor, hacia el que tienden (podrían tender) estos textos, y en el que se muestra un riesgo, el de (no se trata de un juego, de un jugar con las palabras) lo impersonal. A veces, se elige ahí, o surge sencillamente (se elige, en el fondo, en algún fondo) escribir lo más claro y directo, ¿lo más tópico? Cuando percibo ese riesgo, me parece poder refugiarme en estas Huellas, como decía, "performativamente", escribiendo a mano con pluma, irregularmente, tachando cuando hace falta, sin un objeto claro, sin una clara necesidad expresiva o transmisiva, valdría decir. Por el mero placer de escribir, de detener el tiempo, como pedía Goethe (Fausto). Exageras esa oposición de los textos, podría decirme yo o podría decirme otro (¿otra oposición más o menos ficticia?), y decirme también que no se trata sino de momentos de un mismo proceso dialéctico. Sí, ciertamente, es una forma de ver las cosas (muchas, al menos) que ayuda a relativizar (en el sentido más superficial del término). El deseo (órexis) y el placer (hedoné) de escribir en cada momento, invoquemos de nuevo ahora, mejor, esas dimensiones (funciones) profundas del alma, como en cada momento nos hagan más felices, siquiera en el momento preciso de hacer efectiva la escritura.

Cada uno de ellos, QSY y Huellas, tiende, podríamos decir si quisiéramos buscar aquí alguna conclusión, a su propio género de verdad. Por decirlo (muy) clásicamente, una verdad externa y una verdad interna (respectivamente). Umwelt e Innenwelt (der Tiere), aquellas dos nociones de J. von Uexküll que vuelvo a encontrar en el lenguaje naturalista y poético de Ida Vitale*.

Fueron estas notas, ahora Huellas, las que me dieron acceso, o crearon, no sé, este espacio en el que a veces puedo refugiarme y respirar; este espacio que no sé nombrar, pero que sé que existe. Cuando se convierten en QSY, ¿qué le ocurre a este espacio? ¿Es posible compartirlo? (De Huellas, 2019)


* Ida Vitale. De plantas y animales. Barcelona: Ed. Tusquets, 2019.