jueves, 29 de julio de 2021

222. Antídoto

 Escribí hace unos meses sobre la "dieta de datos" (§203) a la que debía someterme para terminar un artículo a todo correr, dejando atrás, o a medias, seguramente, la sobredosis de filosofía del momento. Ahora, verano, inicio de vacaciones, perspectiva de largas lecturas, paseos y conversaciones, horizonte de calma, querría prescribirme (medice cura te ipsum*, como le gustaba decir[me] a Marcial Suárez) todo lo contrario, la anti-dieta de datos, la fiesta, la orgía de las ideas, las intuiciones, no necesariamente claras y distintas, como quería Descartes, sino vagas, inquietas, huidizas, como las ideas-liebre de Bergamín. El antídoto de los datos, nombre, por cierto, de un riquísimo vino soriano que Dionisos puede aportar a la fiesta.


* Lucas, 4, 23.



domingo, 25 de julio de 2021

221. Tras las huellas de Ricoeur

La memoria es cosa de huellas y de lo que las huellas evocan. Paul Ricoeur* ha señalado los diferentes sentidos en que la noción de huella se asocia a la de memoria en los textos platónicos: 1) la huella escrita de la que trata el mito de Theuth y Thamus, en el Fedro (274b - 275e), sobre la invención de la escritura (y sobre la que sabiamente escribió Derrida**, y no menos sabiamente Emilio LLedó***, con quien descubrí a Platón); 2) la huella que un acontecimiento deja escrita en el alma [“En mi opinión, nuestra alma se parece entonces a un libro”, Filebo (38c)]; y 3) la huella corporal, cerebral, hoy diríamos neural, (Teeteto, 190e - 196c), donde las percepciones y los pensamientos quedan impresos como el sello de un anillo en una tablilla de cera. Donde las neuronas (diríamos hoy con Derrida) escriben la memoria con su propia gramática, con su propia estructura molecular y celular (morphé).

 

* Paul Ricoeur. La memoria, la historia, el olvido. Fondo de Cultura Económica: Buenos Aires, 2004.

** Jacques Derrida. La Dissémination (Tel Quel). Ed. du Seuil: Paris, 1972. (Incluye La Pharmacie de Platon).

*** Emilio LLedó. El surco del tiempo. Meditaciones sobre el mito platónico de la escritura y la memoria. Ed. Crítica: Barcelona, 1992.



jueves, 22 de julio de 2021

220. Justicia hermenéutica (para Cuba)

 Hace ya unas cuantas semanas que mi lectura del Junco de Irene Vallejo quedó interrumpida en esa página donde la autora habla de las "cárceles castristas". Fueron esas palabras amigas-enemigas las que provocaron la reflexión, un tanto general, de §216. Por justicia hermenéutica, pensé entonces, y recordé que era eso lo que Marcuse dijo que había aprendido de su primer maestro, Heidegger. Para poder seguir leyendo el Junco, un poco de justicia hermenéutica, ante la ideología (esa ideología dominante, normativa, acrítica) que aflora a veces inesperadamente.

Algunos días después, una cena de amigos en nuestra terraza, con cierto desencanto político en el ambiente. La Asamblea General de la ONU acababa de aprobar, por vigesimonovena vez, una resolución pidiendo el fin del embargo de Estados Unidos a Cuba. Bloqueo, en realidad, porque el embargo implica la amenaza "imperial" a los países que comercien con Cuba. A aquellos que el Imperio puede amenazar, claro. Todos los demás suponen, sencillamente, una amenaza para el Imperio, y, por extensión, para todos los países sometidos a su vasallaje. Eso acaba creyendo tanta gente. Solo dos países votaron en contra de la resolución, Estados Unidos e Israel. Como alguien escribió entonces en Twitter, el mundo votó a favor del fin del embargo, no así los enemigos del mundo.

Allí, en Cuba, al parecer, la pandemia está llevando a la gente al límite de la resistencia, y más allá. Algo de eso debe de haber detrás de estos últimos "acontecimientos", proclamados urbi et orbi por los dispositvos mediáticos imperantes. Mucho sufrimiento cotidiano, nos consta. Sin embargo, ya me equivoqué al inicio de las llamadas "primaveras árabes", hace una década, y leí con cierto escepticismo los breves textos de advertencia que iba escribiendo Fidel, ya mayor y retirado de la vida política activa, en Granma. ¿Democratizar Siria, Libia, antes Iraq? A la vista del resultado (guerras interminables, millones de refugiados, estados desaparecidos o sometidos), se trató (trata) de una nueva forma, especialmente destructiva y homicida, de colonización. Bien lo saben los cubanos (de Cuba), y los palestinos (¿de dónde?).

Decimos "sí se puede", y hemos visto que algo se puede, sí, pero dentro de un rango de actuación, ay, demasiado estrecho, en algún sitio, en algún país, durante algún tiempo. Qué se puede contra el neoliberalismo depredador y salvaje, contra el Imperio, como entidad político-militar, en último término. Quién. Se puede resistir, y eso hacen algunos países (colectivos humanos) heroicos, pero, ay, cuánto tiempo. Cuba. Palestina. Como realidades vivas (millones de seres humanos) y como símbolos (de muchos millones más).

En unos textos recientemente publicados con el título de Alrededores del Ser (y traducidos al castellano por Teresa Oñate), Gianni Vattimo recuerda varias veces la idea de Walter Benjamin de que la izquierda occidental se ha guiado, mucho más que por la perspectiva (utópica) de un mundo futuro, por la exigencia de justicia, de reconocimiento, para el pasado. De comprensión, de justicia hermenéutica. Qué menos.