Los comentaristas de Aristóteles, tanto los antiguos como los más recientes, han considerado el Libro I de De partibus animalium (Partes de los animales) como una lección, más o menos independiente, sobre el objeto y la metodología de estudio de la biología aristotélica. El primer párrafo del texto que nos ha llegado, de acuerdo con algunos de ellos, como Pierre Aubenque, contiene, además, claves sobre aspectos más amplios o globales de la metodología y la lógica del estagirita, y en particular sobre su dialéctica (desarrollada en Tópicos), esto es, el modo en que la investigación se enfrenta al conocimiento general establecido (endoxa)*. Es el terreno en el que, en la Grecia de aquella época (siglos V y IV a. C.), desarrollaron su sutil arte los retóricos y los sofistas.
"En todo género de especulación y búsqueda, tanto en la más trivial como en la más elevada, parece que hay dos clases de actitud; podríamos llamar a la primera ciencia de la cosa (epistémen tou prágmatos), y a la otra una especie de cultura (paideían tiná), pues es propia del hombre cultivado la aptitud para emitir un juicio (jrinai) pertinente acerca de la manera, correcta o no, conforme a la cual se expresa quien habla."
Qué indican aquí hoy para nosotros los términos "ciencia" (epistéme) y "cultura" (paideía), constituye una cuestión previa a cualquier reflexión que podamos hacer, veinticuatro siglos después, sobre este texto. Así lo sugieren los diferentes términos de uso actual (siglos XX y XXI) en los que han sido vertidos. A. L. Peck, en una de las traducciones clásicas inglesas, recoge "conocimiento científico del sujeto" (a scientific knowledge of the subject) y "competencia de una persona educada" (an educated person's competence), respectivamente**. Por su parte, los autores de una traducción reciente al castellano eligen los términos "ciencia del objeto" y "especie de cultura".*** Para situar el binomio que propone Aristóteles en nuestro mundo actual del conocimiento (s. XXI), altamente intensivo y especializado, y con amplísimo acceso a cualquier contenido a través de la web, propongo utilizar, respectivamente, los términos "experto" y "persona informada". Si ello supone una devaluación de los términos originales, puede ser un buen motivo para medir la distancia, para bien y para mal, por decir así, que media entre aquel mundo y este, aunque eso puede quedar para otro momento (científico vs. experto, persona cultivada vs. informada, etc.).
¿Por qué establece Aristóteles esta diferencia?
"Pues es esa cualidad la que pensamos que pertenece al hombre dotado de cultura general (tón hólos pepaideiménon), y el resultado de la cultura (tó pepaidesthai) es precisamente esa aptitud. Debe añadirse, ciertamente, que este último hombre es capaz de juzgar (jritijón), según creemos, él solo ‒por así decir‒ acerca de todas las cosas, mientras que el otro solo es competente en una naturaleza determinada (peri tinos physeos aphorisménes)."
Para Aristóteles, y esa es la clave de su dialéctica, el diálogo entre la ciencia y el conocimiento general más alto (cultivado) no genera conocimiento verdadero sino crítica, y ese elemento negativo contribuye a la riqueza y a la precisión de la ciencia señalando aquello que, justamente, le falta en cada momento.
Si todo esto me parece pertinente es por la complejidad que entraña hoy la relación entre la ciencia y la filosofía ‒entre qué ciencia y qué filosofía, deberíamos preguntarnos inmediatamente. En este marco, puedo decir que mi propia aproximación a la ciencia es la de un experto en un ámbito específico de cosas, y a ello he dedicado mi vida profesional, mientras que ante la filosofía solo pretendo ser esa persona informada o cultivada en la que pensó Aristóteles, alguien a quien él mismo consideraba competente para juzgar (criticar) su pensamiento.
* Aubenque P. El problema del ser en Aristóteles. Traducción de Vidal Peña. Taurus: Madrid; 1987. Texto de PA citado en la p. 272, que transcribo aquí porque la traducción me parece más clara que las otras dos mencionadas.
** Aristotle. XII. Parts of animals. Movement of animals. Progression of animals. Translated by A. L. Peck and E. S. Forster. Harvard UP: London; 1983.
*** Aristóteles. Partes de los animales. Marcha de los animales. Movimiento de los animales. Traducción de E. Jiménez Sánchez-Escariche y A. Alonso Miguel. Gredos: Madrid, 2000.
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