lunes, 30 de diciembre de 2024

396. Peixoto, Saramago y el fin de año

 Me dejo deslumbrar, con mucho gusto, por quien escribe así, de forma deslumbrante, escritor(a) o filósofo/a. 

"Somos todos escritores, só que alguns escrevem e outros não." * 

Es cuestión de luz, de iluminación, de claridad, y de lenguaje, dice una y otra vez Heidegger. Uno de mis últimos descubrimientos en este terreno es José Luís Peixoto, y su Autobiografia, deslumbrante (sí) juego de espejos entre biografía y autobiografía, entre el propio (auto) Peixoto y Saramago. También hay algo especular y muy autobiográfico en todo fin de año. Así lo viven Saramago y Pilar del Río en la ¿novela?:

"O fim de ano desregulou as rotinas, não terminaba apenas o dia, terminava um ano inteiro, a responsabilidade de cada minuto era muito maior, os sentimentos potenciados. Depois da meia-noite, no entanto, o tempo voltou à sua duração habitual." **

Y ahí andamos, esperando a que vuelva el tiempo.


* Citado en la novela de Peixoto como "Saramago, 1997", seguramente de Cuadernos de Lanzarote (pendiente de confirmación).

** José Luís Peixoto. Autobiografia. Lisboa: Quetzal, 2019 (p. 197).



domingo, 29 de diciembre de 2024

395. Hesse, entre unos versos portugueses y una novela irlandesa

Como si de una prueba del juego de los abalorios (en la novela homónima de Hesse [§21]) se tratara, como si  hubiera estado yo oficiando, en esta última siesta dominical, entre somnolencias, de magister ludi, la contingencia de la lectura (algo de poesía, algo de novela) creó una conexión (tan improbable como inevitable*) entre unos versos de Ana Luísa Amaral y el curso de la narración en la novela de Edna O'Brien que me puse a leer a continuación. Aquí los versos (del poema Perguntas, incluido en el poemario What's in a name**):

"(...)
os minúsculos gestos de que a vida é feita
quando a guerra é ausente
(...)"

 Qué hay en un nombre, qué hay en un verso, qué va de un verso a otro. Edna O'Brien, con una mezcla de ligereza y profundidad que me recuerdan a Carmen Martín Gaite, nos hace con-vivir en Las chicas de campo con las protagonistas, en una inmersión profunda que me recuerda a Hardy y a Conrad. Cuando de verdad nos importa lo que allí ocurre, como suele decir Carlos Boyero, hay arte; hay, en el sentido de Merleau-Ponty, carne. Vidas agridulces, adolescentes, llenas de minúsculos gestos, felices o tristes, de miedo o de esperanza; vidas que se dan la vuelta, como el viento, cuando llega, de repente, con toda su crueldad, la pérdida, la guerra.


** Algo así como lo que dicen los versos de Bien Sur, de Kevin Johansen: "Te lo voy a decir en francés / así, sur la table / lo nuestro no es imposible, solo es inevitable."

* Para complicar el juego de Hesse, la autora nos recuerda la referencia del título al verso de Shakespeare (Romeo y Julieta, Acto II, Escena 2: "What's in a name? that which we call a rose / By any other name would smell as sweet;"



miércoles, 25 de diciembre de 2024

394. Lecturas-brújula

 A veces conviene recordar cuánto de lo que leemos no nos ayuda a saber (más), sino a seguir estando más o menos orientados, a no perder el camino. Como una brújula, o mejor, como los hipocampos que llevamos dentro, con los que recordamos a la vez el mapa de nuestro mundo y nuestra propia ubicación en él. Como bien propone Vattimo, conocer el mundo es habitarlo.



domingo, 15 de diciembre de 2024

393. Deleuze, Foucault y la ballena

 En estas últimas lecturas de y sobre Foucault, he descubierto cuánto admiraba Deleuze a Melville, y con qué frecuencia utiliza el filósofo las imágenes y metáforas del novelista para explicar sus propios conceptos ("para mí es uno de los más grandes escritores que alguna vez haya existido", dice en un curso sobre Foucault*). Algunos autores se han interesado especialmente por este triángulo**. Donde me llamaron primero la atención estas citas fue en el Foucault de Deleuze***, texto nada fácil que leí con lupa y (por completar la metáfora con algo incorporado recientemente a mi vida cotidiana) también con audífono, porque no se puede perder ningún registro, ninguna frecuencia de onda, en esta lectura si uno quiere comprender bien el diálogo entre estos dos gigantes.  

Quiero recoger aquí solamente una de las referencias del texto citado de Deleuze, que, como un rayo, me hizo recordar un episodio de Moby Dick. Como tantos otros pasajes de la novela, este debió de resultarme especialmente significativo en su momento. Dice Deleuze, hablando del difícil concepto del afuera en Foucault, y de los pliegues del afuera que dan lugar a la subjetivación:

"Las fuerzas proceden siempre del afuera, de un afuera más lejano que toda forma de exterioridad. Al mismo tiempo, no solo existen singularidades de fuerzas sino también singularidades de resistencia, capaces de modificar esas relaciones, trastocarlas, cambiar el diagrama inestable. E incluso existen singularidades salvajes, todavía no ligadas, en la línea del afuera, y que se agitan particularmente justo encima de la fisura. Una terrible línea que mezcla todos los diagramas por encima de los propios huracanes, la línea de Melville, libre por los dos extremos, que rodea toda la embarcación con sus complicados meandros, que se entrega, cuando las condiciones lo requieren, a horribles contorsiones, y que cuando parte siempre existe el riesgo de que arrastre a un hombre (...)." ****

La fisura que describe Deleuze es la que crea el afuera, en Foucault, plegándose, para constituir la subjetividad, en un proceso, una estructura, que recuerda esa invaginación del neuroectodermo que acaba generando el tubo neural en el embrión de los cordados (que somos) y, en último término, el sistema nervioso central. La línea, la cuerda, cuidadosamente enrollada o rápida, vertiginosamente extendida cuando, atada a un arpón, sigue a la ballena en su huida, arrastrando al hombre que lo lanzó. La cuerda, la línea que delimita y a la vez une el afuera de la fuerza, del juego terrible y caótico de las fuerzas, con la subjetividad que quiere hacerse con ella, aun a riesgo de verse arrastrado para siempre a las profundidades. Y la vida, como también indica Deleuze, en los dos extremos de esa línea.


*  https://editorialcactus.com.ar/blog/subjetivacion-deleuze-foucault-2daedicion/

** P. ej.: T. Hugh Crawford (1997) Captain Deleuze and the white whale: Melville, mobydick, and the cartographic inclination, Social Semiotics, 7:2, 219-232, DOI: 10.1080/10350339709360382

*** Deleuze G. Foucault. Traducción de José Vázquez Pérez. Barcelona: Paidos, 1987.  

**** Ibid., p. 157.

 

 

domingo, 8 de diciembre de 2024

392. Teoría o historia del ser vivo

 Será, en parte, por la reciente inmersión, intensa, profunda, en el pensamiento de Foucault y de Canguilhem (biología, memoria, historia); será por la publicación, también reciente, de la biografía de Cordón, que ha convertido de una manera tan vívida para mí, tan autobiográfica, aquel "problema del ser vivo" que nos obsesionaba en la historia de esa obsesión; el caso es que podría resultar que una de las respuestas a nuestra pregunta "¿qué es un ser vivo?" (si no la propia solución del problema) haya que ir a buscarla en la historia de esa misma pregunta, desde la más remota hasta la más próxima y en continuidad con la ciencia y la filosofía del ser vivo actuales.



domingo, 1 de diciembre de 2024

391. Gérmenes de orden

Hace unos días, cuando participé en la presentación de la biografía de Faustino Cordón que se acaba de publicar (§390)*, recordé un pequeño texto suyo que yo, con 16 o 17 años, había copiado en un papel y tenía pinchado en un panel de corcho, delante de mi mesa de estudio. Tenía algunas frases más allí pinchadas, aunque solo recuerdo ahora esta y una de Einstein. El texto, que pertenece a La función de la ciencia en la sociedad (1966), está muy oportunamente citado en la p. 222 de la biografía.

"Por desalentador que nos resulte, tenemos que aplicarnos en construir pequeños gérmenes de orden y hacerlo sin perder las coordenadas del orden general, a fin de, en lo posible, prepararlo y facilitarlo. Este es nuestro destino actual que tenemos que aceptar animosamente; sin duda, el orden desde abajo trasciende con más dificultad hacia arriba, pero también lo hace, y, por lo demás, la organización es una tarea permanente (...)."

Más allá de su propia y singular teoría biológica, y también de su figura personal, tan carismática, tiene interés en Cordón algo que podríamos llamar su imagen del mundo. Ahora que he vuelto a leer sus textos, y los míos de entonces, veo que esta Weltanschauung, también singular, que le sirvió siempre de emblema, de bandera, a la vez que de escudo protector, está centrada, creo, en su concepto de pensamiento general. Merece alguna atención este concepto: lo común, lo impersonal, y también lo más verdadero en cada momento histórico, o al menos lo que tiende a ello. Lo más alto, decía él siempre, pero no hipostasiado desde arriba, sino alzado, como escribió Saramago.

 

* De Miguel, E, Cordón, E. Faustino Cordón. El biólogo insumiso. Madrid: El Garaje Ediciones, 2024.