miércoles, 16 de diciembre de 2020

194. De ciencia y filosofía (once again)

 Para un análisis profundo y sereno del mundo no nos deben interesar tanto la última ciencia y la última filosofía (en cuyas olas todavía nos mecemos) como las penúltimas, que constituyen en realidad la última imagen del mundo.

 (...)

No hay que buscar una síntesis entre ciencia y filosofía (no me resisto a pensar que el resultado de esa síntesis es ya la filosofía misma), ni un todo en el que ambas disciplinas sean complementarias (algo que, quizá, sería posible en un mundo de soluciones, pero no en uno de problemas): basta por ahora con adoptar una ciencia y una filosofía que no se nieguen entre sí, que puedan ser pensadas a la vez.

(De Huellas, 1991)

Es posible que fuera demasiado decir “a la vez”. Bastaría, quizá, con decir “sucesivamente”.

 


lunes, 7 de diciembre de 2020

193. Jubilosa jubilación

 Cuando hay tiempo y tranquilidad, voy haciendo copias de los textos de este QSY, que quién sabe si un buen día podrían desaparecer de golpe y sin avisar. No puedo evitar releerlos, aunque solo sea un poco, y medir esa extraña distancia que nos separa. Extraña porque existe y no existe, porque el texto está en el pasado y a la vez aquí y ahora cuando lo leo. El texto y lo que el texto cuenta. (También está en el futuro porque, si no, para qué iba uno a escribirlo, pero eso será mejor obviarlo ahora.)

Releo, así, §24, que trata quejosamente de ciertos problemas interpersonales/profesionales de entonces y de otros problemas similares de un "entonces" más remoto. Aquellos, los más antiguos, ya caducaron, afortunadamente, como consecuencia del paso del tiempo y aún más de algunas situaciones (bastante "límites") en que los agonistas pudimos mostrarnos finalmente nuestro elemental fondo humano (por dentro de la apariencia lupina). 

El otro, el más reciente, sin embargo, venía persiguiéndome hasta hace muy poco como un mal sueño. Aprovecho esta superficie de inscripción (me gusta cómo lo dice mi profesora) para certificar que ese otro problema ya se ha resuelto. También tuvo algo que ver el paso del tiempo, porque en este caso fue por jubilación del perseguidor. Jubilosa (para mí, entre otros) jubilación. 



domingo, 6 de diciembre de 2020

192. Las palabras y (la intensidad de) las cosas

 Palabras, dice el poeta (de las palabras del poeta) (§191). Reviso los textos de Huellas, jugando con la superposición y la dirección de los tiempos (miro hacia atrás lo que una vez escribí hacia adelante y después releí -y reescribí- hacia atrás y adelante) mientras los tiempos, la memoria y los recuerdos juegan conmigo en ese mismo laberinto (las galerías del alma, decía ese otro poeta mayor). Me doy cuenta de que ahora tengo más palabras o una mayor facilidad para decirlas. Más que entonces, cuando lo importante era anotar rápidamente la intuición o el episodio emotivo o significativo. 

No, creo que ahora no me faltan (tanto) las palabras (en todo caso, sobran), pero en aquellos años lo que no me faltaba era la pasión. (Dx)

"(...)
For we, which now behold these present days,
Have eyes to wonder, but lack tongues to praise."*

                                                             Shakespeare, Soneto 106.


* Vamos allá con la traducción:

"(...)
Mas nosotros, que contemplamos estos tiempos presentes,
tenemos ojos para maravillarnos, pero no lenguas para celebrarlos."



191. Bergamín (algo más)

 "Tus palabras, poeta,
no son más que palabras:
pero tiene el oído
que aprender a escucharlas,

para oír esa música
tan sonora y tan clara
como la voz del viento
como la voz del agua;

son las palabras tan hondas
que le llegan al alma
tal vez para decirle
lo que el corazón calla."

                       De La claridad desierta

 

 

viernes, 4 de diciembre de 2020

190. De la inexperiencia

 Encuentro esto en Huellas (1991), en medio de una concienzuda reflexión sobre algún cruce de caminos, como en el famoso poema de Frost*:

Alguien dijo una vez de Saint-Saëns: “lo sabe todo, le falta un poco de inexperiencia.”

Pues ese sería el camino, en busca de la inexperiencia.


* The road not taken.

Recojo aquí la última estrofa del poema:

"I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I-
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference."

Aventuraré aquí mi traducción (en este caso, un poco, solo un poco, libre):

"Esto os contaré con un suspiro,
desde algún lugar, mucho tiempo después:
dos caminos se separaban en un bosque, y yo-
yo tomé el menos transitado,
y eso marcó la diferencia."



sábado, 28 de noviembre de 2020

189. Los cinismos de la Concertada

Si quisiéramos buscar una muestra de las desigualdades de esta sociedad, tal como se generan y reproducen en nuestro país, y de sus claves estructurales (también en términos arquitectónicos, como quiere el pensamiento deconstruccionista), bastaría con que señaláramos a la enseñanza y a la sanidad concertadas. Nos quedaremos ahora con la enseñanza, la Concertada por antonomasia (escrita con mayúscula, como señalaba García Calvo lo condenable), con motivo de la aprobación de una ley (con alguna participación de "los nuestros") que por fin pone algunos límites a este subterfugio al servicio de la enseñanza religiosa y (en consecuencia) de clase*. 

Por encima, o mejor, por debajo, de todo el blablablá ideológico de la derecha (la máscara liberal y en ocasiones anarcoide de sus privilegios hereditarios), aprendí con Mu y nuestras amigas profesoras a reconocer los trucos de la Concertada (cada vez con más recursos) para congregar a los alumnos de "familias bien" y despachar (segregar, dice la Ley) a la enseñanza pública (cada vez con menos recursos) a todos los demás. Ellas han visto y sufrido (en el alma) las consecuencias de esa segregación durante décadas, todos los alumnos, nombres, rostros (diría Lévinas), que se han ido quedando en el camino. Ahí naciste, ahí te quedas. Y, si sales, que no te queden medios (ideológicos) ni fuerzas para luchar contra el statu quo (como los inmigrantes que en EE.UU. votan para que echen del país a los que han llegado después).

Esos trucos de los centros, sobre todo religiosos, recordemos, amparados hasta ahora por las leyes y los gobiernos, y homólogos de los trucos mentales, ideológicos que han llevado, también, a tantos, también profesores de la enseñanza pública (siempre hay alguna excusa) a entregar a sus hijos a la Concertada. Para protegerlos, ¿de qué, de quién? Yo quiero lo mejor para mis hijos. Tantos cinismos.

"Una vez, al volver del paseo, papá puso a Lucien sobre sus rodillas y le explicó lo que era un jefe. Lucien quiso saber cómo hablaba papá a los obreros cuando estaba en la fábrica, y papá le enseñó cómo había que comportarse. Y su voz era muy diferente. «¿También yo llegaré a ser un jefe?», preguntó Lucien. «Pues claro, hijo mío, para eso te he hecho yo.» «¿Y a quién voy a mandar?» «Bueno, pues cuando yo me muera, tú serás el patrón de mi fábrica y mandarás a mis obreros.» «Pero entonces ellos también estarán muertos.» «Bueno, pues entonces mandarás a sus hijos, y tendrás que saber hacerte obedecer y querer.'** (Las cursivas son de este QSY).


*https://www.eldiario.es/sociedad/ley-celaa-pone-bases-lucha-segregacion-escolar-dependera-autonomias_1_6455662.html

 ** Jean-Paul Sartre. La infancia de un jefe. Traducción de Miguel Salabert. Alianza: Madrid, 1994.



miércoles, 18 de noviembre de 2020

188. Francisco Brines

 "No desdeñes las pasiones vulgares.
Tienes los años necesarios para saber
que ellas se corresponden exactamente con la vida.
No reduzcas su acción,
pues si del breve tiempo en que consistes
las sustraes,
es todavía el existir más deficiente.
Descubre su verdad tras la apariencia,
y así no habrá falsía,
y no podrás mentir que fue razón de vida lo que solo fue tránsito.
Más ellas te evitaron el fiel aburrimiento de las horas.

Exigen lucidez, no en su experiencia,
sino en su escaso ser;
valóralas exactas,
para lo cual has de saber lo que la vida vale,
y esa sabiduría hace tiempo que es tuya.

Si cometes error cuando las midas,
hazlo siempre en tendencia de la degradación.
Nunca mejores lo que vale poco.
Y que no tengan nombre, ni tiempo detenido,
y queden confundidas en su promiscuidad.
Sabes que tu memoria es débil, y te ayuda.
Todas son una sola,
como es una la vida.
Y las otras pasiones, que merecen un nombre
y el cobijo de un tiempo,
sálvalas lejos de ellas,
y siempre te recuerden lo que la vida no es.
Y agradece a la vida esos errores."

                                           Los placeres inferiores
 
 ...y agradezcamos también a Brines, recien premiado, estos versos, y cumplamos el último, ambiguo y certero, sobre algunos errores de la vida.