miércoles, 27 de marzo de 2019

48. El horror de llegar


Hay cierta ineficiencia en este disfrute mío de lo que está aún por hacer, en descubrir con placer que hay mucho trabajo ahí delante ya preparado para ser realizado. Mientras siga habiendo, me digo y pienso, mientras el desarrollo del trabajo mismo siga llevando a nuevas posibilidades, ideas, proyectos, todo irá bien. Soy consciente, sin embargo, de que dedico demasiado entusiasmo a esta pura potencia de que algo sea hecho; y de que de este modo algunas cosas se retrasan indefinidamente. El horror de llegar. (De Huellas, 2013)


47. Les mots


Palabras mágicas, sagradas, de cada uno, de todos, para cada instante, para siempre. Si hay algo venerable (¿Venus?) son ellas. Basta con aprender a saborear su sonido y su significado. Eso es lo que nos ha enseñado siempre la poesía, que las grandes construcciones literarias tienen como elementos átomos puros de vida consciente, plenos de sentido. Les mots. (De Huellas, 2013)


viernes, 22 de marzo de 2019

46. Agrafia


Confieso que me gusta escribir, el acto, el proceso, ponerse durante unos momentos solo a eso, tranquilamente, el movimiento de la mano y el del pensamiento que busca y deja salir las palabras, las frases. Pero si la escritura, sobre todo cierto tipo de escritura, la más poética, como ya sé, implica dolor y sufrimiento, doy por bueno el silencio, la agrafia, si significa (¿significa?) que la vida se vive sin un dolor intolerable. (De Huellas, 2013)



domingo, 17 de marzo de 2019

45. El texto y la vida

Si alguna vez quisiera jugar a escribir una historia que pretendiera expresar mi propia manera de preguntar y de escuchar a la vida, esa historia tendría como núcleo (o como inicio, o final) un texto. En mi historia, este texto, probablemente corto, pero muy cuidado, se habría convertido por sí mismo en una realidad autónoma, implacable, al margen de la intención de su autor (¿quién sería?), al margen de la realidad (otra historia) a la que hiciera referencia, y sujeto a diversas interpretaciones (hasta las más trágicas).

Me gustaría poder explorar así la realidad que todo texto por sí mismo inaugura, el tipo de verdad que reclama, el acto irreversible de significación que comporta.

¿Qué tipo de realidad cambia al escribir un texto? ¿Qué no puede ser ya de otro modo una vez que se ha escrito? La realidad puede ser oscura, nebulosa, confusa, indeterminada, pero su descripción tiene que ser neta, definitiva, significativa, como la línea de tinta que da forma a estas palabras.  Estas y no otras, o bien estas y otras más, y otras y otras. Palabras, huellas que adquieren una realidad por sí mismas, más real, en algún sentido, que aquello que registran. (De Huellas, 2012)