viernes, 10 de junio de 2022

263. Aporías de la democracia: lo intolerable

 Nos enseña Didier Fassin que los grupos humanos (colectivos) definidos por intereses, valores o formas de vida comunes pueblos, clases o grupos identitarios más o menos estables, esenciales se rebelan solo frente a lo que consideran intolerable*. Esto es menos tautológico de lo que parece, porque para cada grupo, en su propio contexto histórico, lo intolerable se constituye de acuerdo con factores culturales y materiales determinados. Es algo que está presente, como una posibilidad extrema, un límite, en la vida de cada grupo de seres humanos.

Las próximas elecciones en Andalucía y las correspondientes encuestas preliminares presagian una nueva derrota ejemplar de la izquierda real. ¿Cómo es posible que tantos gobiernos se hayan dedicado en nuestro país a destruir sistemáticamente los sistemas públicos de sanidad, educación y dependencia sin que el resultado haya llegado a ser intolerable para la mayoría de la población? Podría pensarse que, de los opios del pueblo, el más eficaz entre nosotros es el de la concertación; esa ilusión privada, financiada, naturalmente por el Estado, de que el Estado (la cosa pública) es innecesario en las cuestiones esenciales de la vida. Un dispositivo, en el sentido de Foucault (esto es, un dispositivo de poder, de gobierno), realmente eficaz, prodigioso. Tanto, que resulta inmune a su denuncia. No se oculta, sino que se exhibe, transparente, obsceno. La Concertada, decimos, como paradigma.

¿Qué hacer, que no sea desespèrarse? Repolitizar el mundo nos dice Fassin. Luchar, no solo contra lo intolerable, sino también, hoy especialmente, para que sea conocido, reconocido. Para que no llegue a ser, en modo alguno, tolerado. 

Crear conciencia de clase, decíamos. Instinto de clase, dice Gopegui. Mejor, quizá, con el permiso de Lukács.


* Fassin, Didier. Por una repolitización del mundo: Las vidas descartables como desafío del siglo XXI. Buenos Aires: Siglo XXI, 2018.



jueves, 2 de junio de 2022

262. Reaccionarios, irracionales, idealistas

 Comienzo a leer El asalto a la razón (Die Zerstörung der Vernunft, pero en la versión inglesa, The destruction of reason, que es la que he podido bajar fácilmente de la web) con un ánimo medio divertido, esperando que el amigo Lukács, a quien he leído siempre con gusto, la emprenda a palos con estos filósofos que, por las cosas de la vida (en varios de los sentidos posibles de la expresión), han llegado a fascinarme tanto. "Ninguna posición filosófica puede ser inocente", nos recuerda y nos advierte (discite moniti) el filósofo húngaro. Haríamos bien en no olvidarlo.

"A cualquiera que haga política le definen sus enemigos", escribía hegelianamente Pablo Iglesias en un tuit reciente. ¿También a quien haga filosofía?



miércoles, 11 de mayo de 2022

261. Ciencia y filosofía de la memoria (I)

 Aquí el comienzo (deo volente, como solía decir en broma Cordón) de una serie de artículos sobre ciencia y filosofía actuales, en el ámbito de la memoria, si es que soy capaz al final de sujetar bien esos fogosos caballos.

https://nah.sen.es/es/numeros/numero-actual/498-ciencia-y-filosofia-de-la-memoria-en-el-siglo-xxi-1-una-aproximacion-hermeneutica



domingo, 8 de mayo de 2022

260. That is the question

 Cómo decir (escribir) lo que se quiere decir, y no otra cosa, that is the question

Las ganas (la voluntad), el poder y, sobre todo, el modo de hacerlo. (Dx)



259. La realidad y el deseo

 Un ideal inalcanzable, deseable, algo borgiano y también bastante impracticable: hacer muchas cosas diversas, pero muy despacio. 

(En la estela de otra cefalea tensional, esta última especialmente violenta.)



lunes, 2 de mayo de 2022

258. Dylan, 1963

 "(...)
I've learned to hate Russians
All through my whole life
If another war starts
It's them we must fight
To hate them and fear them
To run and to hide
And accept it all bravely
With God on my side
(...)"

 

Acabábamos de nacer los que estamos (casi) para jubilar, y ya estaban las cosas así. Toda la vida ("all through my whole life") bajo la doctrina (y la política) del Imperio, qué hartura.

 

 

miércoles, 27 de abril de 2022

257. Recordando a Carlos Álvarez bajo una morera machadiana

 En el barrio de Tetuán, en un sitio elevado desde donde se ven las afueras de Madrid, hay una morera grande y vieja que los vecinos quieren salvar del pelotazo urbanístico de turno. En el invierno pasado parecía seca, muerta, condenada, y en el plan de algún constructor estaba cortarla; pero la movilización de los vecinos le dio una prórroga a su ya larga vida, y "con las lluvias de abril" se ha vuelto a vestir de verde en este "otro milagro de la primavera". 

Allí estuvimos reunidos el pasado 23 de abril, Día del Libro, unas 10 - 15 personas en un sencillo, sencillísimo, homenaje a Carlos Álvarez, poeta (y) comunista recientemente fallecido (sirva la conjunción entre paréntesis para recordar a Marcial Suárez y su teoría de la resistencia de los adjetivos*). La amistad, el respeto y la admiración que ambos se profesaron tenía bastante que ver con que Mu y yo nos hubiéramos incorporado a aquel pequeño círculo sagrado de lectores de poesía. Hacía frío, soplaba un viento potente desde la sierra, lloviznaba, y el descampado abandonado donde sobrevive la morera nos había llenado los zapatos de barro. Daba igual, allí pudimos escuchar, dignamente recordadas, recitadas, las ásperas y atormentadas palabras del poeta, como aquellos "cantos agresivos, duros, de aristas afiladas (...)" convertidos por el tiempo y la vida en esos cantos rodados, oscuros, del lecho del río, que el poeta perseguía, "¡cantos que ayer gritaban y hoy meditan mientras el río fluye contra el cielo!**


* De acuerdo con esta teoría, no todos los adjetivos serían capaces de resistir la fuerza de algunos sustantivos, pero el adjetivo "comunista" parece resistir bien la del potente sustantivo "poeta". Hay así una consistencia y solidez en la expresión "poeta comunista" (y un buen número de ejemplos notables) que no se percibe, p. ej., en la de "poeta socialdemócrata".

** Cantos y cuentos oscuros.