lunes, 28 de julio de 2025

430. Pudor

 Asisto en un foro filosófico, en la web, a un debate, excesivo, quizás, sobre la extensión de las explicaciones/argumentaciones en las discusiones que allí se plantean. Lo retóricamente prolijo frente a la concisión, y sé que yo me encuentro en (por) principio de este lado, en el límite (ojalá) de lo poético. Es el pudor, creo, lo que gobierna en último término la expresión en estos QSY este experimento. 

 

 

sábado, 26 de julio de 2025

429. Sin memoria

 "Habito um país sem memória alguém sabe de lugar mais triste?" *

 

* Eugénio de Andrade, Soberania 



428. Aliosha en Gaza

 Asume Aliosha Karamázov, personaje inolvidable, siguiendo a su maestro, el stárets Zosima, que todos somos culpables "por todo y por todos", idea que denota con especial profundidad el humanismo existencialista de Dostoyevski. En la lectura de la novela, se nos plantea como una cuestión téórica, la más interesante que me dejó mi primera lectura del texto hace ya casi medio siglo. En cambio, en relación con el exterminio de Gaza, transmitido a diario con fría contabilidad necropolítica, esta misma cuestión se plantea en un plano práctico: ¿en qué medida estamos siendo culpables todos de esa solución final? ¿Hay algo que podamos hacer para ser (no solo para sentirnos) menos culpables? 

 

 

jueves, 24 de julio de 2025

427. Silencio

 Para los gnósticos, nos cuenta Trías*, de la cópula del Abismo (el Padre) con Sigé, el Silencio, nacieron la Inteligencia y la Verdad, y esta tétrada, la familia primordial, constituía la raíz y el principio de cuanto existe. 

Hay un buen número de estos QSY que nunca se publicarán, y que permanecerán, por así decir, en silencio. En unos casos, la mayoría, quizás, por respeto hacía alguien, para evitar algún dolor o algún malentendido. En otros, es justo lo contrario, por no rendirle un homenaje a quien no lo merece. Siempre en la (no siempre, quizá) modesta opinión de quien esto escribe. 

 

* Trías, E. La memoria perdida de las cosas. Madrid: Taurus, 1978 (pp. 71 y 72). 

 

 

miércoles, 16 de julio de 2025

426. De nuevo Murakami, siempre

 ¿De qué quiere hablar Murakami en La ciudad y sus muros inciertos? ¿De quién? Se le agradece al autor que en el Epílogo de la novela nos explique que las historias que la vertebran le acompañaron durante décadas en su vida de narrador. Como en otras novelas suyas, sé desde el principio de mi lectura que habla de nosotros, de mí, sí, no de un cualquiera e indiferenciado, sino de este fáctico, concreto, actual, de este decir y padecer que soy yo mismo. Habla de nuestros sueños, de la posibilidad constante en que consiste y se realiza nuestra vida. Habla también de lo posible más allá o más acá del sueño, o de la muerte. Habla de lo normal, pero especialmente de lo que no lo es, o de lo que no hay manera de saber si lo es (o si importa saberlo). Habla del amor, de los amores imposibles, quizás. Y habla, en fin, de la identidad y la continuidad de nuestra vida, de todas las vidas que somos (seríamos) capaces de vivir, de las que en realidad vivimos, y de lo esquiva y poco fiable que es precisamente esa "realidad". 

"Por otro lado, sostengo que no hay una sola realidad, sino que se nos ofrece un amplio abanico de posibilidades, de entre las cuales cada persona tiene que seleccionar una." *

 Tan inciertas son estas impresiones, estas huellas de la lectura, como los muros de aquella ciudad, y sin embargo no puede uno dejar de agradecerle esa intensidad y profundidad ontológicas, como también la serenidad reflexiva que nos deja.

 

Murakami, H. La ciudad y sus muros inciertos. Traducción de Juan Francisco González Sánchez. Barcelona: Tusquets, 2024, p. 530. 

 

 

domingo, 13 de julio de 2025

425. Filosofía y agobio

Vienen días de trabajo denso, concentrado, antes de las vacaciones; de aprovechar el tiempo al minuto, también para el descanso. Aquí el trabajo está del lado de la ciencia (una ciencia práctica, familiar, clara y agradable en su aplicación), y (al menos así tendrá que ser durante algunas semanas) a la filosofía le corresponderá el papel de la relajación (reflexiva), del descanso. Sin perderse, claro, esperemos; ahí siguen el marco, el horizonte y la dirección, pero en periodos como este la filosofía puede cumplir una función cuasi poética. Basta con leerla y dejarse llevar (reflexivamente) por el desarrollo del pensamiento del autor. Y mejor, como en la poesía (claro), si el texto se pensó y escribió originalmente en mi lengua materna. Ahí están esperándome los tres filósofos que seleccioné (en su momento tendré que explicar cómo) para el (posiblemente quinto) artículo sobre la memoria: Lledó, Trías y Martínez Marzoa.

 

 

domingo, 6 de julio de 2025

424. Dirección

 Todo esto que viene ocurriendo desde hace meses, desencadenado en gran medida por la publicación de la biografía de Cordón, y que me ha llevado a cierta dispersión (así lo llamaba hace poco), a una apertura simultánea de caminos (cuánto de divergentes, cuánto de paralelos, eso no lo sé), parece que va encontrando una dirección más o menos clara. O reencontrando, quizá, porque todos estos caminos (el artículo sobre la neurociencia de la memoria, el de los priones, el de la memoria colectiva, el excurso literario, el de la filosofía española), todos ellos, y las lecturas que implican, tienen en común (recuerdo que cuando se suman vectores ocurre algo así) la pregunta por la diferencia entre ciencia y filosofía, que ahora, y esto es lo nuevo que viene ocurriendo en los últimos meses, se amplía a la pregunta sobre el status (no sabría explicar ahora bien de qué tipo de status se trata) de la biología teórica (de aquella biología teórica que entonces, hace más de 30 años, hacíamos, aunque extraacadémicamente, totalmente en serio). Ese status (habrá que intentar definirlo mejor en el futuro) es doble, híbrido, mestizo o, por utilizar un término más directamente biológico, recombinante. Sí, la biología teórica, esta que buscamos, es ciencia (biología) y es también filosofía (biológica). Ese es su valor principal.