viernes, 12 de junio de 2020

165. Bajo el signo de la ceniza

Observo que existe un determinado tipo de personas, o de caracteres, si se quiere (por utilizar un término clásico), entre los que creo encontrarme, para quienes el impulso motivador para embarcarse en un nuevo proyecto ilusionante viene con frecuencia acompañado del temor, súbito e irrracional, de no poder llevarlo a cabo debido a una enfermedad repentina e irremediable. 

(Me parece que hubo un tiempo en que leí demasiado -y con gran placer- a Schopenhauer.)


martes, 9 de junio de 2020

164. McEwan y los gorriones de Yeats

Me siento interpelado, aludido, por McEwan en su búsqueda insomne de un verso de Yeats a través de la trama de su biblioteca y su memoria adolescentes*. Así viven los versos en nuestra memoria (en nuestro cuerpo), como los memes de Dawkins, atrapados y atrapándonos; ocultos en las "galerías del alma" (Machado), dejando a veces mínimamente al descubierto esa clave que nos permitirá "reproducir su movimiento original" (De memoria, Aristóteles) y devolvernos así fugazmente momentos anteriores, pequeños, intensos y hondos, también luminosos, de nuestra vida.

Me gustaría imaginar que el novelista encontró un buen día (una buena noche) estos QSY (§128) en su inquieto (y al parecer productivo) confinamiento, y que también anduvo persiguiendo versos de Yeats, él sí, en sus propias huellas adolescentes, sin recurrir a Internet. Ahí están enterrados nuestros versos, en la arqueología profunda de lo que venimos siendo. Podría imaginar también, por qué no, que aquella búsqueda del Ozimandias de Shelley (también con la ayuda de Internet) resuena en otro lugar de su texto (§143). "El propio tiempo está cambiando. Se extiende por una vasta llanura a nuestro alrededor, dispersándose, quizá a punto de desaparecer."

¿Qué homeros de nuestra paideia podemos compartir con un escritor tan admirable como McEwan? ¿Cómo, viniendo de lenguas diferentes (de poetas casi siempre diferentes), podemos encontrarnos en esa inmensa casa del ser** que es el lenguaje humano?

Del poema que buscaba McEwan hay tres versiones (de 1891, 1892 y 1925***), y solo las dos últimas fueron publicadas. Estos son los versos (primer cuarteto, 1892) que él buscaba aquella noche (The Sorrow ofLove):


"The quarrel of the sparrows in the eaves,
The full round moon and the star-laden sky,
And the loud song of the ever-singing leaves
Had hid away earth's old and weary cry.
(...)"
                                                 
"La disputa de los gorriones en el alero,
La luna llena completa y el cielo cargado de estrellas,
Y la canción potente de las hojas eternamente sonoras
habían ocultado el antiguo y cansado lamento de la tierra."

Un placer, Sr. McEwan, hasta la próxima. 



* https://elpais.com/opinion/2020-05-09/notas-sobre-el-coronavirus.html

** M. Heidegger. Carta sobre el Humanismo.

*** https://www.uv.es/fores/poesia/sorrowlove.html



domingo, 31 de mayo de 2020

163. En bici con Kafka

En bici y a tumba abierta, decía en §157; eso apetece después del confinamiento físico. También apetece disfrutarlo físicamente, con el cuerpo entero, con su movimiento y sensibilidad. Disfrutando del movimiento cinestésicamente, como nos enseñó Merleau-Ponty. Cuerpo y mundo (el aire, hecho viento, en la cara) encontrándose y enlazándose ("quiasma") en el placer del equilibrio en movimiento. Placer, sensibilidad y movimiento, nada de ello hay sin imaginación (Aristóteles). Algo de todo esto atrapó la imaginación de Kafka en estas palabras:

"Wenn man doch ein Indianer wäre, gleich bereit, und auf dem rennenden Pferde, schief in der Luft, immer wieder kurz erzitterte über den zitternden Boden, bis man di Sporen liess, denn es gab keine Sporen, bis man die Zügel wegwarf, denn es gab keine Zügel, und kaum das Land vor sich als glatt gemähte Heide sah, schon ohne Pferdehals und Pferdekopf." (Wunsch, Indianer zu werden)*

Tengo delante una traducción que, como diría Carlos Boyero de una película, me deja un poco frío**. ¿Se puede traducir a otra lengua tanta emoción, tanto movimiento? ¿Se puede intentar decir en castellano "casi lo mismo"***? No lo sé, veamos.

"Si uno fuera un piel roja de verdad, bien preparado, y a caballo al galope, inclinado sobre el viento, se sintiera vibrar sobre el suelo trepidante, hasta dejar las espuelas, y es que espuelas no había, hasta soltar las riendas, y es que no había riendas, viendo apenas el terreno por delante como un campo segado, sin que haya ya ni cuello ni cabeza del caballo." ("Querer ser un piel roja")

Es difícil, ya lo decía Eco. Sin embargo, el ejercicio sirve para ver cómo todo el peso expresivo del texto gravita sobre esas cuatro palabras, "schief in der Luft", oblicuo en el aire, inclinado en el aire (en movimiento, que es viento), inclinado sobre el viento. El viento en la cara. (Bx)


* Franz Kafka. Die Erzählungen. Fisher, Frankfurt am Main, 2010.

** Franz Kafka. Narraciones y otros escritos. Trad. de Juan José del Solar B.. Galaxia, Barcelona 2003.

*** Umberto Eco. Decir casi lo mismo. Lumen, Barcelona, 2008.



viernes, 22 de mayo de 2020

162. (Casi) todo

"(...)
¿Por qué quien ama nunca
busca la verdad, sino que busca la dicha?
¿Cómo sin la verdad
puede existir la dicha? He aquí todo.
(...)"

                       Claudio Rodríguez,
                       Brujas a mediodía (Hacia el conocimiento)

...todo o al menos casi todo Aristóteles, que posiblemente diría: no, de ninguna manera.



martes, 19 de mayo de 2020

161. JRJ

"Creemos los nombres.

Derivarán los hombres.
Luego, derivarán las cosas.
Y sólo quedará el mundo de los nombres,
letra del amor de los hombres,
del olor de las rosas.

Del amor y las rosas,
no ha de quedar sino los nombres.
¡Creemos los nombres!"

                                Juan Ramón Jiménez,  
                                A un poeta (para un libro no escrito)

lunes, 18 de mayo de 2020

160. Seamos más

Volvíamos M. y yo de un dulce paseo, también extraño (mascarilla y distancia), a la hora en que es posible durante este confinamiento. Nos dieron las nueve al pasar por una placita cerca de casa, un sitio acogedor donde los chicos solían quedar con sus amigos para charlar y jugar. Ahora no, ahora era un espacio inhóspito, amenazador, ocupado por el ruido irritante de las cacerolas que un buen número de vecinos, algunos mostrándose en las ventanas o los balcones, golpeaban ostentosamente con violencia impostada. Durante unos instantes me imaginé discutiendo con ellos, explicándoles que no, que no podían comportarse así con las personas que estaban cuidando de su salud y su bienestar, como si fuera el Samuel de Upton Sinclair*, y como si pudiera acabar también como él, con la cabeza rota. Después, por encima o por debajo del ruido de esta gente frustrada, inútil, y en cierto modo también peligrosa (tenemos memoria), pensé que en realidad somos más los que no pertenecemos a ese mundo (Raimon), y quise también que fuéramos aun más, siempre más, para poder escuchar sin miedo y sin esta rabia los groseros desahogos de esa gente, en el fondo marginal, de nuestra sociedad. Seamos siempre más, no dejemos nunca de serlo.


* Samuel busca la verdad. ¿Quién no se ha sentido alguna vez como Samuel?


domingo, 17 de mayo de 2020

159. Con Heine

Mi exabrupto de ayer (§158), por lo que a determinada gentuza se refiere (gentaglia, ya que andábamos con uccellacci e uccellini), me hizo recordar, como un antídoto, unas palabras de Heinrich Heine, exquisito compañero para cualquier excursión intelectual. Son del Epílogo a su Romanzero (1851), que escribió sufriendo ya la enfermedad neurológica crónica que le acabaría matando. Considero, hasta donde puedo juzgar por mis propias lecturas, que la prosa de los poetas es de lo mejor que se ha escrito en todos los idiomas (que leo); de modo que cuidaré la traducción como si de un poema en verso se tratara. 

"Ich gestehe es, ich habe Manchen gekratzt, Manchen gebissen, und war kein Lamm. Aber glaubt mir, jene gepriesenen Lämmer der Sanftmut würden sich minder frömmig gebärden, besässen si die Zähne und die Tatzen des Tigers. Ich kann mich rühmen, dass ich mich solcher angebornen Waffen nur selten bedient habe."

"Reconozco que he arañado a algunos, que a algunos he mordido, y que no he sido ningún cordero. Pero creedme, esos celebrados corderos de la mansedumbre tendrían un comportamiento menos piadoso si poseyeran los colmillos y las garras del tigre. Puedo preciarme de haberme servido solo en contadas ocasiones de tales armas innatas."

Sonrío y le envío un nuevo abrazo fraternal a aquel tigre sagrado (§156).