sábado, 13 de julio de 2019

66. Sicut nubes

En una calurosa mañana de julio (empieza a despuntar el calor), riego las plantas de la terraza, nuestra casa vegetal, y procuro no hacer ruido. Dentro, en casa, los hijos siguen durmiendo, juntos de nuevo por unos días. He quitado el aspersor de la manguera, y el agua sale ahora en un chorro compacto y fresco, lento, que inunda silenciosamente los tiestos. Siempre riego con el aspersor puesto, que escupe el agua en mil pequeños chorros potentes, veloces, histéricos. Así se mojan bien las hojas, y después de regar uno puede sentarse un rato en la terraza a disfrutar de esta humedad vegetal. Sin embargo, qué diferente me ha parecido hoy este fluir natural, pleno y plácido del agua bien fría (lo noto en los pies descalzos). Así debería fluir siempre (que sea posible) el pensamiento, la vida, todo lo que vamos pensando y haciendo día a día. Sicut nubes... (De Huellas, 2019)