Veremos muchas encuestas electorales en las próximas semanas, y escucharemos muchos análisis. ¿Qué pasará, qué votará la gente? ¿Es previsible el resultado? (¿Para qué sirve saberlo?, me pregunto yo.)
Sin embargo, puestos a hacer encuestas, no estaría mal, quizás, hacer otro tipo de preguntas más directas, por si después nos resultaran útiles para entender los resultados.
"¿En qué está pensando usted en este momento? ¿En qué tipo de cosas suele pensar? ¿En qué suele pensar, concretamente, cuando se dirige al colegio electoral? ¿De qué cosas suele hablar con los amigos, con su pareja o con sus hijos?"
Estaría bien hacer esa encuesta, y después la otra, la habitual, la del voto. Y comparar.
¿Cuánto pensamiento hay en un voto? ¿Mucho, poco, nada? Habría que hacer campaña, no para pedir el voto, sino para pedir que se piense en lo que se vota, o si se vota. Para que cada uno piense en la vida real antes de votar.