sábado, 14 de marzo de 2020

140. Realpolitik y biopolítica

Reconozco que el QSY anterior (§139) se encuentra en un camino, sinuoso y difícil ("los nuestros"), que últimamente me estaba llevando a revisar esa noción aparentemente tan útil (tan a-la-mano, por decirlo también con Heidegger), sobre todo en su dimensión peyorativa*, la noción de Realpolitik. En esa dimensión, se trataría más bien de la política (de gobierno) que hacen "los otros". ¿Hay también una Realpolitik de "los nuestros"? Parece que sí, cuando son "los nuestros" quienes gobiernan, en nuestro país o en cualquier otro**.

Ese camino de reflexión se ha visto interrumpido súbita, dramáticamente, por la reciente pandemia***. En una crisis sanitaria como esta, de proporciones todavía desconocidas, y en gran medida dependientes de la capacidad de los Gobiernos/Estados para controlar el movimiento de la población y de proporcionar una asistencia sanitaria bien organizada y a la altura del "estado del arte" en cada momento, en una situación como la que vivimos, digo, solo es posible (y también necesario) aplicar una auténtica Realpolitik (valga la tautología o la circularidad del argumento). Cuando además está en juego la vida de miles de personas, esa política "real" debe ser sobre todo una biopolítica que ponga en el primer plano la vida humana amenazada y todos los instrumentos científico-técnicos (biomédicos y biotecnológicos), sanitarios, sociales y políticos para preservarla. ¿Quiénes son aquí "los nuestros"? En un sentido amplio, cómo no, nos sentimos profundamente solidarios (unidos) con todas las personas que trabajan y luchan ahora mismo, con su cuerpo, con sus manos, contra esta amenaza. Ese sentimiento tiene también una dimensión política, y todos ellos son también de "los nuestros". En sentido estricto, sin embargo, pensamos en quienes toman las decisiones de mayor alcance. Y llamamos "los nuestros", precisamente, a los que en momentos como estos son capaces de hacer una política real, radical, directa y eficaz; no ya la posible, sino la absolutamente necesaria. Además, porque, como nos pasa con los trabajadores/profesionales mencionados (admirados), podemos confiar en ellos****.


* Digo peyorativa porque la definición que da el DRAE es: "Política basada en criterios pragmáticos, al margen de ideologías." Ay, la ideología, siempre aparece de una u otra manera, aquí por su ausencia, poco creíble por lo demás. Veamos qué dice de ella el propio DRAE, en el que no debemos buscar la esencia de la cosa definida (¡lástima!), sino la objetividad del uso actual del término: "Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc." Vaya, por si la cosa no era lo bastante amplia, se le añade un etcétera. Habrá que volver sobre esto. Cuando lo hagamos, no deberemos olvidar ese otro término, clave, que aparece en la primera definición, "pragmáticos". Sí, lo pragmático y lo ideológico forman un tándem, un binomio o un dipolo, un campo de fuerzas (táctica y estrategia), que hay que abordar en conjunto.

** Sobre la importancia de ser ciudadano de un país determinado (sea cual sea) en un mundo global/cosmopolita dice algunas cosas muy lúcidas Martha Nussbaum en esta entrevista:  https://www.thenation.com/article/culture/interview-cosmopolitan-tradition-martha-nussbaum/

 *** Esto está siendo escrito desde Madrid, uno de los focos mundiales más activos, hoy, de la pandemia. 

**** Para decirlo (cantarlo) esta vez con Raimon, poeta y trovador, "I, per què no dir-ho també? / Una fe, una gran fe / En determinada gent / És el que jo cante."