domingo, 26 de noviembre de 2023

341. Alcibíades, Sócrates y la democracia

 Me gusta cómo escribe Kallifatides, con una estructura narrativa y una escritura claras y sencillas. Ya dije hace unos QSY que a veces puede resultar algo sentencioso, pero eso no le resta sencillez, y con frecuencia contribuye a la claridad del texto. Hace unos días leí en su Timandra este sugestivo diálogo. (Timandra es la amante más bien unilateralde Alcibíades, y es también quien nos narra la historia de la novela).

"Estaba contenta gracias a él, y con frecuencia me ponía de su parte cuando Sócrates se empeñaba en aguarle la fiesta con su crítica constante y, desgraciadamente, cierta.

¿Qué sabes tú que no saben los atenienses? le preguntaba. ¿Por qué quieres gobernarlos? ¿Qué sabes tú lo que es el bien y el mal?

Por supuesto, a Alcibiades no le faltaban respuestas, pero Sócrates se las echaba abajo una tras otra, hasta que Alcibíades no tenía nada que decir y caía en un estado de melancolía que, por suerte, le duraba poco.

Pero ¡¿por qué no le preguntas a los atenienses?! le grité una vez. ¿Por qué no les preguntas por qué quieren que sea su general?

¡Exactamente! dijo Alcibíades, en tono triunfalista.

Sócrates no respondió en seguida, y sabíamos que cuanto más tardara en hablar, peor quedaríamos nosotros.

¡No preguntamos al asno por qué quiere albarda! ¡Preguntamos al arriero!

¡De modo que todos los atenienses son unos asnos! grité, defendiendo la democracia con una vehemencia histriónica.

Cada ateniense, considerado como individuo, no es un asno. Pero todos los atenienses en conjunto se tornan asnos. Los atenienses, como todos los demás, se olvidan y se convierten alegremente en una masa necia."*

No recogería aquí este curioso diálogo (Timandra no votaría en la democracia ateniense, pero podía permitirse pegarle unos buenos gritos a Sócrates), si no me trajera, atravesando eras, a nuestra actualidad política local y cotidiana. Y no pienso solo en los votantes de derechas, sino (lo que es aun peor a efectos prácticos) en los (y las) de izquierdas. 


* Kallifatides T. Timandra. Traducción del griego moderno de Carmen Vilela Gallego. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2022. (pág. 113)



sábado, 18 de noviembre de 2023

340. Martí

 Encuentro hoy en Tweeter (o como ahora se llame) esta cita de José Martí, y procede, claro, de una cuenta cubana:

"Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a su mesa; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir."

Debajo, el hashtag #FreePalestine y unas fotos terribles de niños ensangrentados o llorando, desesperados, en Gaza. 

Cuba rompió sus relaciones diplomáticas con Israel hace 50 años.

 

 

martes, 7 de noviembre de 2023

339. Releer, recordar, (re)descubrir

 Será la edad (que tiene uno ya), o será (también) haber pasado muchas horas leyendo, haber tenido la suerte de poder hacerlo, el caso es que hay pocas cosas en las que valga más la pena emplear el tiempo que en buscar (mejor, rebuscar*) textos, citas o referencias en la memoria (lectora), en un juego personal y colectivo no muy alejado del Glasperlenspiel de Hesse. En la memoria personal, en la de nuestro grupo humano, y en la memoria intemporal de los textos. Dejó escrito Borges (y no hace mucho que lo leí, aunque no sabría decir ahora mismo dónde) que no vale la pena leer algo que no merezca (o requiera) más adelante una relectura.

Releí con mucho gusto, recientemente, La consagración de la primavera, de Carpentier, que ya había leído hace no menos de 30-35 años. Iba en busca de un texto, recordado por Sigma (§323) en varias ocasiones, y relacionado (me pareció entender) con la trascendencia temporal, histórica de la Revolución de Octubre a lo largo del s. XX (y también, en nuestras conversaciones actuales, en lo que llevamos de s. XXI). 

Algo de contexto. Vera, personaje central de la novela (al igual que la propia obra de Stravinsky, e inspirado en la madre de Carpentier), es una bailarina rusa que llega a Cuba huyendo (como huyó su familia de Rusia) de las revoluciones y guerras del s. XX, también de la Guerra de España**. Vera no es comunista, y tampoco acoge con entusiasmo los primeros signos de lo que acabará convirtiéndose en la triunfante Revolución Cubana. Sin embargo, ante las enormes resistencias que encuentra (en la Cuba de Batista, en Nueva York y París) para montar una representación del ballet de Stravinsky (su prima-vera) ajena a un marco propiamente occidental, hace esta reflexión:

"Y empezaba yo a barruntarme que, tras de este empeño de «defender» un Occidente más amenazado en sus más finas tradiciones por una constante y agresiva invasión de la publicidad norteamericana que por cualquier otra cosa, lo real, lo inconfesado, estaba en un tremendo miedo a quienes, en la Batalla de Stalingrado, habían determinado el desenlace de la última guerra. El hecho de que los rusos hubiesen llegado a Berlín antes que nadie; el hecho de que Leningrado hubiese resistido un asedio de novecientos días; el hecho de que las gentes de mi raza hubiesen resistido con denuedo donde otros habían capitulado desde el primer momento, jodía ‒ésa era la palabra‒ a más de uno. A través de sus disfraces de puro intelectualismo, sus llamados a la neutralidad ante las cosas del espíritu, estos alardes de defender valores que nadie, en realidad, ponía en entredicho, apenas si podían ocultar el carácter político de iniciativas políticas manejadas por intelectuales y artistas conturbados por una perenne fijación política, adversa a cualquier brújula que apuntara hacia el Este, aunque presumieran de apolíticos, y amaran, por encima de todo, una Libertad que jamás acababan de definir de modo claro."***

Ante el horror, el horror abismal, de Gaza, un amplio grupo de intelectuales y artistas árabes, con Adonis, grandísimo poeta, al frente, nos han recordado también en estos días la incompetencia moral y política de tantos intelectuales occidentales.****


* Es oportuna aquí la segunda acepción de este verbo que podemos encontrar en el DRAE: "recoger el fruto que queda en los campos después de la cosecha."

** Así dice Carpentier. Por mi parte, siempre he preferido este modo de referirse a ella al usual de "Guerra Civil", y sé que en esto sigo, entre otros, a José Luis Barros, a quien se lo escuché decir siempre con especial énfasis dylaniano.

*** Carpentier A. La consagración de la primavera. Alianza: Madrid, 2015. Págs. 469-70.

**** https://www.pressenza.com/es/2023/11/carta-de-los-intelectuales-arabes-a-los-intelectuales-occidentales/

 

 

sábado, 28 de octubre de 2023

338. Gaza, el horror

 Muy al comienzo de estos QSY me propuse no tratar aquí de "lo obvio". Sin embargo, a veces los acontecimientos alcanzan un grado de horror, de monstruosidad, de maldad, que ni un prudente (o perplejo, o impotente) silencio vale como expresión de lo ya inexpresable. Duele decir y duele, sobre todo, no decir. "Silenci" tituló Lluis Llach aquella preciosa canción, donde decía (cantaba) esos versos finales, enigmáticos y amenazadores, "ara que tinc les mans / per a canviar de guitarra." También decía (cantaba) esto otro en Campanades a mort:

"Assassins de raons, de vides,
que mai no tingueu repòs en cap dels vostres dies
i que en la mort us persegeuixen les nostres memòries."

En Gaza, los padres escriben el nombre de sus hijos en sus cuerpos para poder identificar los cadáveres, y las familias tienen que decidir si morir todos juntos o separarse para que algún miembro, quizás, pueda sobrevivir.

Asesinos, tantas miles de veces asesinos como va creciendo, día a día, el número de asesinados.
 
 

sábado, 30 de septiembre de 2023

337. Vivir y sentir

 Otro pequeño descubrimiento (en ciernes, creo), aunque en este caso se trata de una pregunta: ¿es lo mismo vivir que estar vivo, o que sentirse vivo?



viernes, 29 de septiembre de 2023

336. La intimidad y un descubrimiento

 Venimos, por diferentes motivos, encontrándonos con lo íntimo, la intimidad, por cosas que nos pasan y también por alguna cosa artística en la que hemos tenido la oportunidad de participar. Y el descubrimiento: la intimidad no es cosa de uno, sino de dos. Es, precisamente, el mundo que comparten dos personas cuando tienen la suerte de compartir un mundo. 



viernes, 1 de septiembre de 2023

335. Las manos sucias de Goethe

 Vuelvo a enredarme con una cita poética de Riechmann, de nuevo procedente de su Simbioética*, libro denso que conviene leer despacio para no perderse nada. Se trata, avanzo, del eterno problema de la izquierda en torno a qué / cómo / quién (debe) hacer. Como cuando en estos QSY, no hace mucho, comentaba a Edgar Morin (§280) y Bruno Latour (§291). Todo bien, adelante, el camino (ideológico, humano, vital) está claro, ¿y ahora qué? ¿Cómo actuar políticamente en un mundo donde la (geo)política se hace con misiles y tanques, con magnicidios y mazmorras?** ¿Cómo ser pacifista en un mundo siempre en guerra (latente o efectiva)? La pregunta no cuestiona el pacifismo como principio moral y político, que no es cuestionable; es más bien modal: ¿cuál es el modo en que podemos ser hoy realmente pacifistas? Y, desde el pacifismo, combatir los males del mundo. Combatir, que implica algún grado o tipo de violencia, estatal o no, literal o figurada. Me atrae el debolismo de Vattimo, ¿pero puede tener hoy realmente alguna efectividad política?

Todo eso evocan los versos de Goethe que Riechmann trae a su discurso sobre la acción política posible frente al deterioro de la vida en el planeta (Gaia). Y lo hace de la mano de su colega y maestro F. Fernández Buey (en nota a pie de página). "Aquella siniestra copla de Goethe que aprobó Marx", dice Riechmann, en un tono más bien excesivo.

"Sollte diese Qual uns quälen
Da sie unsre Lust vermehrt,
Hat nicht Myriaden Seelen
Timur's Herrschaft aufgezehrt.?"
 
(de A Zulaika, en el Diván occidental-oriental)
 
"Quién lamenta los estragos
Si los frutos son placeres?
¿No aplastó miles de seres
Tamerlán en su reinado?***
 
 Marx cita los versos de Goethe, no sin ironía, al final de su artículo "La dominación británica en la India", de 1853, donde viene a decir que la ocupación y explotación de la India por Gran Bretaña dio lugar allí a cierta revolución social:

"Bien es verdad que, al realizar una revolución social en el Indostán, Inglaterra actuaba bajo el impulso de los intereses más mezquinos, dando pruebas de verdadera estupidez en la forma de imponer esos intereses. Pero no se trata de eso. De lo que se trata es de saber si la humanidad puede cumplir su misión sin una revolución a fondo en el estado social de Asia. Si no puede, entonces, y a pesar de todos sus crímenes, Inglaterra fue el instrumento inconsciente de la historia al realizar dicha revolución. En tal caso, por penoso que sea para nuestros sentimientos personales el espectáculo de un viejo mundo que se derrumba, desde el punto de vista de la historia tenemos pleno derecho a exclamar con Goethe: (...)" ****

 Las manos sucias de la Historia, "Las manos sucias" de Goethe, podríamos decir, antecesor en esto de Sartre, a quien, junto a Maquiavelo, le cayó para siempre el sambenito de teórico de las manos sucias (que son, cómo no, también las de Lady Macbeth). Sin embargo, en su obra, parece que Sartre nos quiere hacer pensar en diversos aspectos de la política, la Realpolitik, la efectividad de la acción política, la ubicuidad de los agentes políticos y de los poderes en juego, las estrategias cambiantes, sí, y también en la violencia política. Y en lo absurdo que puede llegar a ser todo ello. Absurdo, pero no irrelevante ni innecesario. 
 
Hay seres humanos, como nosotros, como "los nuestros", que quieren hacer el bien (común), hay estructuras y organizaciones políticas (incluso Estados), focos de poder más o menos efectivos, y hay grandes, inmensos, centros de poder, militar y económico, donde se decide todo lo importante. De eso hablaba Goethe (Tamerlán), y también Marx (el Imperio Británico) y Sartre (la URSS, el Pentágono y el Eje, en su obra). Greta Thunberg, tan joven, también entendió que solo en el juego de esos inmensos poderes puede estar la salvación de la biosfera (Gaia). Echando mano de cierta Realpolitik, diríamos que en una multipolaridad creciente, equilibrada y lo más pacífica que sea posible. Si es que aún es posible algo así como una salvación (Riechmann).
 
 
* Riechmann J. Simbioética. Homo sapiens en el entramado de la vida. Madrid: Plaza y Valdés, 2022. (p. 213)

** Entiéndase esto último, no en sentido equidistante, sino multipolar.

*** La traducción de los versos, más que libre, es la que figura en el texto traducido de Marx del vínculo (y la que Riechmann recoge en su texto). Me atrevo con mi propia traducción de los dos primeros:

"¿Debería atormentarnos este tormento
 Si nuestro placer multiplica ?

 **** https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/25-vi-1853.htm