domingo, 29 de junio de 2025

422. Disperso

 Uno se pierde por falta de camino, y se dispersa por exceso de caminos. El límite, si existe, es función del tiempo (disponible). Y también, cuando uno se pierde, suele ser cuestión de tiempo que vuelva a encontrar el camino, aunque sea otro. El tiempo machadiano, "siempre todavía".

 

 

sábado, 28 de junio de 2025

421. Perdedores

 Sigue desarrollando su joven vida de libro recién publicado la biografía de Faustino Cordón*. El catedrático de Historia de la Ciencia de la UAM Javier Ordóñez Rodríguez, que nos sorprendió gratamente en la primera presentación del libro (Residencia de Estudiantes, Madrid, noviembre de 2024) con su referencia a Hobbes y al exilio interior (§390), acaba de publicar una reseña en la revista Llull** El tono y el marco son los de aquella presentación, pero (me) cuesta (quizás ahora más, en el texto escrito) asociar el recuerdo personal, vivo (revivido) y apasionado***, a la objetividad del discurso historiográfico. El autor no conoció personalmente a Cordón, ya lo dijo en la Residencia de Estudiantes, y tampoco conoce en profundidad su obra y su pensamiento (también lo dijo). Lo que conoce bien es la biografía que reseña detalladamente, y aun mejor, sin duda, el país en que se inscribió esa vida singular:

 "La historiografía española ha prestado una gran atención al exilio que se produjo a raíz de la guerra civil, pero se ha limitado a explorar el destino de los que debieron salir a México, Argentina u otros lugares extramuros. Sin embargo, poca atención ha recibido el exilio interior. El destino de los que debieron quedarse fue siempre ser considerados como perdedores. Perdieron la guerra, la posguerra, y finalmente la transición. Este colectivo está formado por personas como Faustino Cordón, pero también por un contingente numeroso de mujeres y hombres que quedaron disueltas en la sociedad franquista, condenadas a la invisibilidad. Tal vez sea el momento de dar voz a este colectivo. Ya es hora de honrarlos."**

Perdieron  (también) la transición, y nosotros, los de mi generación, los conocimos y admiramos (dignos, activos y pacientes, en cierto modo resignados, pero también confiados en un futuro de justicia y esperanza), y tenemos una responsabilidad especial en esa honra (memoria) colectiva. 

 

De Miguel, E, Cordón, E. Faustino Cordón. El biólogo insumiso. Madrid: El Garaje Ediciones, 2024.

** Llull, Vol. 48 (N.º 96) 2025 - ISSN: 0210-8615 (impresa) / 3020-6014 (en línea), pp. 213-241. 

*** Hay un testimonio visual inolvidable del valor y la verdad de este recuerdo personal en la exposición de los dibujos y las historias de Paco Roca que ha tenido lugar recientemente en el Instituto Cervantes de Madrid: https://cultura.cervantes.es/espanya/es/la-memoria.-viaje-emocional-por-los-c%C3%B3mics-de-paco-roca/178770

 

 

domingo, 22 de junio de 2025

420. Lingua franca, lingua belli

 Llevo varias semanas resistiéndome a escribir este QSY (intento evitar eso de "estoy harto" de...), a pesar de que se trata de una cuestión antigua y recurrente para mí: el uso (y abuso) del inglés (y especialmente del inglés hablado) en nuestro trabajo científico cotidiano. Sesiones, seminarios de personas castellanohablantes, que además trabajan juntas, intentando discutir en inglés cuestiones llenas de matices, y en especial de todos los matices, grandes y pequeños (suposiciones, sugerencias, bromas o ironías), que implica cualquier diálogo. Lo que se escucha al final en una reunión de este tipo (he participado en muchísimas y en lugares diversos) es un lenguaje estándar, impersonal, gramatical y léxicamente pobre y plano, en el que se repite un corto número de giros, a veces expresados, paradójicamente, con cierta pretensión (más bien patética) de originalidad personal. En esas ocasiones, no sé si echo más de menos el castellano (lo ricas y agradables que serían esas discusiones en nuestra lengua) o el inglés (esa riquísima lengua, con aproximadamente el doble de palabras que el castellano, en la que creo haber disfrutado hasta ahora de la literatura como en ninguna otra, salvo, claro aunque a muy corta distancia, en mi lengua materna).

Es la lingua franca, te dice alguien enseguida cuando haces algún comentario al respecto. Sí, alguna vez fue el latín, y ahora esto es lo que toca, lo que hay, ya conocemos ese tipo de argumento normativo (normativísimo). La lengua de la industria, la economía, el comercio, la ciencia (te dicen), al menos en esta parte del mundo; la lengua colonial, de la metrópoli (piensa uno). Anoche, el ejército más poderoso del mundo, ejército imperial, que se expresa y mata en esa lengua, actuó una vez más de forma infame y al margen de la legalidad internacional, contra un país con el que no estaba en guerra. Me he decidido finalmente a escribir este QSY convencido ya de que esta lengua que se nos ha impuesto para tantas cosas (no la de Shakespeare o la de Melville, por decirlo con el muy respetable tópico) no es ya tanto una lingua franca como una lingua belli

 

 

miércoles, 11 de junio de 2025

419. 300 palabras

 Decía Graham Greene que a él le bastaba con escribir 300 palabras al día para llevar adelante (cómodamente) su vida de novelista e ir escribiendo así, poco a poco, sus novelas (estupendas, por cierto). Naturalmente, escribir una novela implica mucho más que escribir(la), y exige sobre todo, siguiendo el aforismo latino, primum vivere.

 Viene esto al caso por las cosas de la memoria, que nunca descansa. Va a buen ritmo la escritura del artículo de los priones, y hoy, cuando ya me he dicho "basta", he contado con Word las (nuevas) palabras escritas: 305. 

 

 

domingo, 1 de junio de 2025

418. El exilio interior

 Este concepto, que se evoca de forma natural en el artículo (in progress), adquiere una dimensión cada vez más clara y significativa para nosotros a medida que va ampliándose la perspectiva histórica, de la memoria personal (autobiográfica) y transgeneracional (colectiva). Recojo aquí una referencia del artículo de Miguel Salabert en L'Express (octubre de 1958), donde se utilizó por primera vez (en francés, claro) este término. Poco después, Salabert publicaría una novela autobiográfica con ese mismo título (en castellano).

 https://www.marcel-carne.com/les-films-de-marcel-carne/1958-les-tricheurs/les-tricheurs-temoignages-de-marek-hlasko-pologne-bill-hopkins-royaume-uni-miguel-de-salabert-espagne-lexpress-1958/#sud

 

 

miércoles, 28 de mayo de 2025

417. Escritos exotéricos y esotéricos

 En enero de 2019, mientras se estaba gestando la biografía de Faustino Cordón, escribí una nota para aclararme un poco las ideas. Después la perdí, o al menos la perdí de vista. Se quedó, como archivo de Word, en algún lugar poco visitado. A veces, cuando la he recordado durante este tiempo (hasta la publicación del libro), tenía una sensación algo incómoda de haber "pecado" un poco contra la ciencia (en el caso de Cordón) o contra la filosofía (en el caso de Lledó, de quien también hablaba en esa nota). Ahora, en la preparación del artículo sobre los priones, la he recuperado, y la dejo aquí para que no se me vuelva a "trasarchivar":

 Me propongo responder a la pregunta que nosotros mismos nos hemos formulado (cuál ha sido el impacto de la obra de Faustino Cordón en la ciencia actual), y reconozco que no encuentro el marco adecuado para la respuesta. Así de personal, de singular, fue la vida y la obra de Faustino.

Esta mañana he estado revisando todas las páginas web que podrían darme algunas claves para la respuesta. He encontrado referencias, siempre interesantes, en algunas páginas institucionales (p. ej., de la Real Academia de la Historia), un mayor número de referencias a su labor como traductor de Darwin y de otros biólogos darwinistas, pero no citas académicas de su obra, salvo en el Diccionario de P. Tort. Esta es la realidad, Faustino no ha tenido (“aún”, como recuerda Gustavo Bueno en la citada referencia de la RAH) un impacto (para utilizar un término habitual en la ciencia actual) en el mundo científico académico. Eso no implica en absoluto que no lo pueda tener en el futuro.

En nuestras conversaciones anteriores, hemos hablado de figuras como A. Damasio, S. Jay Gould o R. Penrose, que son científicos con un alto nivel de impacto académico, en el sentido tradicional, y también (mucho más, posiblemente) en el mundo de la divulgación o de la cultura científica. Podemos buscar (y encontrar) algunas analogías entre los enunciados teóricos de estos autores y los de Faustino. Eso puede ser interesante desde el punto de vista de la Historia de la Ciencia, pero creo que no iría más allá algunas analogías formales y, sobre todo, de la participación en una tradición común, científica, darwinista y materialista, con los matices propios de cada autor.

Me parece que, en relación con Faustino, debemos enfocar la cuestión de otro modo. Para ello creo que debemos separar los aspectos generales, culturales, de su obra, de lo que podríamos llamar sus aspectos “técnicos”. Esto es algo que ocurre con frecuencia en el ámbito filosófico. Hay filósofos (y economistas, historiadores, filólogos, etc.) que se hacen bastante populares durante un tiempo porque enuncian o promueven determinadas ideas, que por lo general se insertan en una tradición determinada, y que escriben libros muy leídos (al menos durante unos años), pero cuyas aportaciones “técnicas” originales a la filosofía contemporánea (o a la disciplina correspondiente) son más difíciles de alcanzar para el lector no especializado (entre otras cosas, porque no suelen ser fáciles de entender). Pero hay otros filósofos, y pienso ahora en nuestro respetadísimo Emilio Lledó, que conocemos solo por sus aportaciones generales a la continuidad de la mejor tradición filosófica occidental, la que procede de la Grecia clásica más auténtica. (También podríamos considerar la figura de Agustín García Calvo, pero creo que Lledó se ajusta mejor a lo que quiero decir). Lledó tiene, con toda seguridad, una obra más “técnica”, en el sentido académico, pero no es la principal. La obra que vengo siguiendo desde hace ya décadas tiene una gran altura filosófica (pocos autores escriben y hablan de Platón como él), pero no es (ni pretende ser) una obra “técnicamente” original. Lledó se propone ofrecer a nuestras generaciones de estudiantes y lectores la oportunidad de leer y apasionarse con la cultura y la filosofía griegas (eso que conocemos todavía como Paideia), y con su inmensa estela en la historia del pensamiento occidental. Lledó cree, con razón, en el poder formador y transformador de la educación clásica y filosófica.

Creo que es este el lugar donde debemos situar a Faustino Cordón para evaluar el impacto cultural, científico y social de su obra. Lo que ha hecho Lledó con el pensamiento griego lo hizo Faustino con Darwin y el evolucionismo, y también con los principios racionales de la ciencia, y con la función de la ciencia en la educación y la cultura. Y con ello tuvo un gran impacto en muchas personas durante décadas, estudiantes, científicos, profesores, filósofos.  Ese lugar que estoy describiendo y en el que estoy situando a Faustino Cordón es el del maestro que sigue una tradición, la cultiva y la entrega a los demás, sus lectores, su escuela.

Ateniéndome al esquema que he planteado, creo que gran parte de lo que hemos venido considerando como obra “técnica” de Faustino no lo es realmente, sino que representa una extensión más o menos elaborada y especulativa del trabajo de enseñanza, de continuidad de la tradición darwinista en el que estaba embarcado. Creo que eso no lo vio él entonces, y tampoco lo vimos nosotros, sus discípulos. No estábamos, en gran medida, ante trabajo “técnico” original, sino ante determinados (y excelentes) desarrollos (en algunos casos personales, el de cada uno de nosotros) de esa tradición darwinista compartida por todos.

Faustino fue un maestro del darwinismo y de la racionalidad científica aplicada a todos los ámbitos de la realidad. Un maestro sin cátedra (académica) y sin escuela, pero con un impacto real sobre la cultura de su país y de su época.

Sí, también hay, con toda seguridad, una parte puramente “técnica” en su trabajo, especialmente el de los últimos años, cuando buscaba la coherencia total (con su modelo) de su interpretación de la evolución molecular. Eso es algo que, ciertamente, no parece haber tenido (“aún”, para recordar de nuevo a Gustavo Bueno) un impacto evidente en la ciencia actual. Sin embargo, es posible que eso no sea lo más importante de la obra de Faustino. (Hasta aquí la nota)

Esa diferencia entre lo técnico y lo divulgativo (qué poco me ha gustado siempre este término, que ahora se asocia tanto a ese otro, tan consumista, de "entretenimiento"; ¿no deberíamos decir simplemente "formativo"?) me parece ahora más abordable si establecemos una analogía (salvando las distancias de todo tipo, naturalmente) con la diferencia que se ha sugerido entre los escritos exotéricos (para cualquier ciudadano) y los textos esotéricos (para los alumnos del Liceo) de Aristóteles. Así lo plantearemos en el artículo. Aplicando ese criterio, por cierto, desaparece, creo, la antedicha sensación de "pecado".

 

 

sábado, 24 de mayo de 2025

416. Faustino Cordón y los priones

 La biografía de Cordón ha sido, sin duda, la magdalena de Proust que nos ha devuelto de un forma tan vívida a aquellos años (1980, fundamentalmente) en que creímos sincera y apasionadamente en la biología teórica, en una determinada biología teórica. Mi participación en la difusión del libro (entrevistas, actos de presentación y artículos) han acabado siempre en una defensa de la biología teórica. Hace unos días me vi haciendo un alegato en favor de una biología teórica "no reducida a meros modelos matemáticos", frente a las miradas de incomprensión (así las interpreté) de los asistentes (profesores y alumnos) a la presentación del libro en la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid. Recordé entonces la pasión (y la seriedad) con que comencé a escribir mis Huellas (Huellas. Veredas. Contrapunto). Se trataba entonces de pequeñas notas, de anotaciones rápidas de ideas, planes o estrategias de trabajo, también de guiones para organizar lo escrito, que acabaron formando un pequeño diario. Hace diez años comencé a "poner en limpio" (y a comentar y anotar) aquel diario en esas Huellas que ahora me resultan tan derridianas y que no han dejado nunca de "depositarse" desde entonces. La Nota previa que escribí entonces (2015) pretendía (lo mismo que la evocación que ahora intento), no perder (en el olvido) aquella pasión y aquel impulso originario:

 "A los 24 años, en lo más alto de mi romanticismo científico, enamorado de la Neurología Comparada, devoto (ya para siempre) de Darwin, y presunto continuador del pensamiento de Faustino Cordón, maestro en tantas cosas, decidí iniciar algo así como un diario científico para anotar informalmente todo lo que en adelante iba a vivir en el desarrollo de esa singular ciencia evolucionista. A esas páginas, llenas de dibujos y esquemas sobre experimentos entre audaces y fantásticos, de momentos de extrema confianza en mí mismo, y también de duda y perplejidad, jalonados de signos de admiración e interrogación, fueron siguiendo otras, más serenas, en las que poco a poco buena parte de mis lecturas y reflexiones iban dejando algunas huellas. Desde entonces, aunque cada vez con menos frecuencia, he seguido escribiendo esos textos, siempre con la idea de registrar algún momento de reflexión, por breve que fuera, si me parecía que no debía perder del todo su pequeña estela verbal; y también, confieso, por el puro placer de escribir. Ahora, más de treinta años después de aquellas primeras notas, convertido ya en científico profesional y filósofo amateur, me parece oportuno volver sobre ellas -no todas, quizás-, y especialmente sobre aquellas que transcriben y comentan textos literarios, filosóficos o científicos que quise, de este modo, conservar para más adelante. Es posible que así sea el camino de la reflexión y de la vida, un camino marcado por innumerables huellas, antiguas o recientes, huellas de otros, y también algunas, pocas, nuestras."

 ¿Es posible que esa línea de sutura que he venido imaginando entre la ciencia y la filosofía del ser vivo, entre zoé y bíos, resulte ser un espacio virtual, como el que existe entre dos membranas anatómicas (como las que Foucault evocaba en las descripciones de Bichat), y que sea ese el lugar propio de la biología teórica? Quizás, y también es posible que Alfonso Ogayar y yo podamos recuperar ese espacio en un gesto de justicia (hermenéutica) hacia la figura y la obra de Cordón. Se dice en la biografía, y se viene repitiendo en las presentaciones y en algunos artículos de prensa, que Cordón descubrió los priones décadas antes de que Stanley Prusiner formulara su hipótesis del prion. Por diferentes motivos, Alfonso y yo nos hemos visto envueltos en cuestiones relacionadas con los priones, más teóricos los suyos y muy prácticos los míos. No, Cordón no descubrió los priones, eso podemos discutirlo bien. Sin embargo, la teoría evolucionista de Cordón constituye un marco idóneo para entender la existencia de los priones y de las propiedades prionoides de las proteínas. Por ahí empezaremos.

 

 

lunes, 12 de mayo de 2025

415. With a little help from Eugenio Trías

 Vivimos entre textos, los que leemos, escribimos, pensamos o decimos; y también los que somos (diría Derrida). Este de Eugenio Trías, luminoso, viene a salir al paso oportunamente de la oscuridad (de sentido y de ánimo) que parece impregnar el QSY anterior. 

El filósofo catalán acaba de plantear su crítica a la noción heideggeriana de Dasein, que podríamos alinear, en cierto modo, con el poema de Borges, desde su propia filosofía del futuro. Y dice esto:

"Quien no se apropia de su historia personal a través de la expresión verbalizada activa de su sí-mismo ya sido, al horizonte del fulgor de la palabra plena y poética capaz de abrir el horizonte de advenimiento y desbordamiento, quien no ilumina con el rayo de la palabra-acción el trastero o desván donde malviven los escombros históricos propios existentes en asociación libre, hiriendo y rasgando la tiniebla de un futuro de incertidumbre y vehiculando a través del fulgor del rayo de su palabra-acción su propio deseo, eros; quien, por tanto, no se adueña de su eros, en toda su magnitud de verdad, placer, brillo, horror y pesadilla, su eros configurador y tanático, creador y destructor, ese ser humano se ve en la condena sisífea a la compulsión de la repetición, a repetir lo no memorizado, a repetir sin diferencia en el futuro, pues solo el buzo de sí mismo, el espeleólogo de su historia personal puede abrir campo de novedad y futurición, pasto al futuro."

 "...a repetir lo no memorizado", quizás esté ahí el origen de aquellas Huellas y, en su evolución, de estos QSY, en alguna intención inconsciente de no repetir sin diferencia (de nuevo aquí Derrida). En cualquier caso, nos da cierto ánimo Trías, lo mismo que Machado y, por concluir con el QSY previo, también Aristóteles (ánimo/ánima).

 

* Trías, Eugenio. Filosofía del futuro. Barcelona: Ariel, 1983 (p. 49).

 

 

domingo, 11 de mayo de 2025

414. Tener y no tener

Me cruzo de nuevo con unos versos que activan ese "click poético" que ya conozco bien. Son de Borges esta vez, y los escuché cantados en Café del Sur (RNE, Radio 3). Al parecer, y eso lo descubrí también en ese programa, Borges ha sido el poeta más cantado en la música popular del siglo XX. El poema se titula 1964, año en el que el poeta argentino cumplió 65 años (vaya por Dios), y el primer verso (del poema I) es así de inclemente:

"Ya no es mágico el mundo. Te han dejado."

Ese es el tema, y también el tono. En ese ambiente de desolación, más adelante, se inscriben mis versos:

 "Adiós las mutuas manos y las sienes
Que acercaba el amor. Hoy solo tienes
La fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
Sino lo que no tiene y no ha tenido
Nunca, pero no basta ser valiente
Para aprender el arte del olvido."

 Repites vanamente... sí, la idea es sutil y yo me la he repetido unas cuantas veces, o una idea parecida (veremos), en relación con otro poema, esa maravilla dedicada por Machado a Francisco Giner de los Ríos:

"Vivid, la vida sigue
Los muertos mueren y las sombras pasan;
Lleva quien deja y vive el que ha vivido."

Borges habla "en vida", aunque en sentido decadente, descendente, y Machado evoca la vida ya concluida y proyectada hacia el futuro (en sentido, por decir así, ascendente). Ambos textos se cruzan (como planos que se cortaran) en la idea de que no importa dejar de tener si se ha tenido, que bien podría traducirse en un consejo (melancólico, vano, en Borges, y esperanzado en Machado), de no renunciar a nada porque pueda ser finito o efímero. Así la propia vida, "vive el que ha vivido", idea muy bergsoniana, en la que resuena otra del Aristóteles biólogo: "es mejor vivir que no vivir".

 

 

sábado, 10 de mayo de 2025

413. Vertumno

 Algunos días ya bajo la influencia del dios Vertumno*, el que gobierna los cambios de estación (y de tiempo). Se vuelve uno un poco cartesiano, algo platónico (el carro y los caballos del Fedro), cuando el cuerpo, el pobre, quiere seguir otro camino. 

 

* Descubrí a este dios hace muchos (muchos) años en el exergo que Diderot incluye al comienzo de su El sobrino de Rameau. Se trata de una cita de Horacio (Lib. II, sát. VII):

"Vertumnis quotquot sunt,
natus iniquis."
 
"Nacido bajo la influencia maligna de todos los Vertumnos juntos." Así se traducen estos versos en nota (2) a pie de página en la edición de Ed. Cátedra (Madrid, 1985). Encuentro otra traducción por ahí, en la web: "(...) nacido siéndole, cuantos hay Vertumnos, inicuos." (UNAM, México D. F., 1993, traducción de Rubén Bonifaz Nuño). 

Siempre pensé que Horacio aludía a los efectos de los cambios de tiempo sobre nosotros, más que a la mera volubilidad de las personas, similar a la de las estaciones. Ahora que he ido al poema original, no lo tengo tan claro, aunque ambas interpretaciones no parecen incompatibles.
 
 
 

domingo, 4 de mayo de 2025

412. Entre las voces, una

 Me encanta discutir, especialmente si es de política, o de esa extraña mezcla de política cotidiana, ideología y teoría (o filosofía) política en que suelen acabar muchas discusiones políticas en la izquierda. Y todo ello sobre el fondo semi-consciente de nuestra memoria colectiva, y de las memorias (y amnesias) autobiográficas que también se ponen ahí en juego. No me gusta tanto el regusto amargo que a veces dejan estas discusiones, sobre todo (de esto me he dado cuenta últimamente) cuando se producen en la red, de forma, como solemos decir ahora, no presencial. 

Independientemente del formato y del contexto de la discusión, me pregunto ahora (a raíz de una experiencia reciente, claro), en qué medida nos escuchamos personalmente, escuchamos lo que cada uno tiene que decir desde su propio mundo, su experiencia y reflexión personal. En ocasiones (por no generalizar demasiado), escuchamos (y también adoptamos, de forma especular) "tipos", "posiciones", en discusiones muy previsibles, impersonales, poco productivas y no exentas del ejercicio de algún "micropoder". Cuando ocurre eso, en realidad, no nos escuchamos. Ojalá pudiéramos seguir, también en esto, el ejemplo poético de Machado:

"A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una." *


* Retrato, Campos de Castilla.



viernes, 2 de mayo de 2025

411. Apagón

 Ni siquiera una reflexión, más bien una impresión efímera (me temo) después del apagón de hace unos días, y de algunos textos que se han publicado después con ese motivo. (El recuerdo todavía reciente de conducir por calles llenas de gente, sin semáforos, pero con mucho cuidado por parte de todos, y con una especie de sonrisa generalizada, una inusual conexión con los demás, una comprensión compartida de la situación excepcional que estábamos viviendo). 

El concepto de "pueblo", tan difícil de entender (e incluso de creer) en circunstancias normales, parece evocarse de forma natural en estas situaciones de crisis colectiva. Y eso es siempre un motivo de esperanza (política).



410. El mundo de Hamlet

 El mundo de uno, de cada uno de nosotros (chacun, dicen en francés), ha de ser grande y rico, en el sentido de Heidegger, y también de Bloom. Y no debe dejar nunca de crecer con nosotros.

El sentido de Heidegger: el de su curso de 1929 - 30; la piedra no tiene mundo, el animal es pobre de mundo, mientras que el hombre es rico de mundo. Y el sentido de Bloom: el mundo rico, inmenso e inteligente de Hamlet. 

Riqueza de mundo, bendita sea, siempre más. 



409. Nini (ni filósofo ni poeta)

 Una nota de apoyo, mínima reflexión lateral, durante la preparación de la charla de Oporto. Quiero tenerla aquí a mano, por más que pueda parecer que, de tanto hablar de Cordón en estas últimas semanas, y de las innumerables notas que entonces escribimos todos, el tono recuerda al de aquellos tiempos.

De mí puedo decir que soy un filósofo amateur, o ni siquiera eso. Mi relación con la filosofía es parecida a la que tengo con la poesía. Me considero competente, realmente competente, para apreciarla (y juzgarla, como el ciudadano educado de Aristóteles), pero no, bien lo sé, para producirla.



sábado, 12 de abril de 2025

408. Una charla atípica en la biblioteca

 Esto mismo me ha pasado otras veces, es algo así como un patrón de conducta, no del todo inconsciente, por lo demás. Se trata (es solo una imagen para describirlo) de llegar al límite, o aun un poco más allá, algo de lo que en algún momento me he sentido capaz, sin saber, a la vez, muy bien cómo. Hay ahí telos, hay fe (animal), y una necesidad un tanto oscura de intentarlo. Quiero explicarme así, post hoc, esa sensación ambigua que tuve hace unos días en aquella preciosa biblioteca del Rectorado de La Universidad de Oporto, cuando terminé de dar una charla con el título de Science and philosophy of brain donation. ¿Me habré pasado?, pensé inmediatamente. Sí, seguramente me pasé, más allá de la esperable ética de la donación, hacia cuestiones netamente ontológicas. Por allí desfilaron, espero que no como mero name dropping, Nietzsche, Heidegger, Vattimo, Foucault, Deleuze y Derrida. El cuerpo, la muerte y el don, estos son los tres núcleos de reflexión que planteé en la charla. Es solo un comienzo, y eso es precisamente, creo, lo que pretendía: iniciar esta línea de reflexión, e iniciarla en serio, esto es, en público. Como conclusión, de momento solo un concepto denso y profundo: la generosidad corporal. 



domingo, 30 de marzo de 2025

407. Mauri

 Ayer por la noche, en un contexto tan modesto como auténtico (un teatro del barrio, pocos espectadores), vimos a un joven (muy joven) bailarín volar sobre el escenario, lleno de rabia, de creatividad, de belleza, y también (la salvación que él mismo parecía proponer), de ironía. Delicada e inteligente ironía para poder seguir creando y viviendo. Ya en casa, y poco antes de caer dormido, encontré en Eugénio de Andrade unas palabras esenciales que podrían resumir lo que habíamos visto.

"É dentro de ti
que toda a música é ave."


* Branco no branco.
 
 

sábado, 29 de marzo de 2025

406. Miedos

 Dejo aquí anotada una frase especialmente lúcida que le escuche ayer a Eduardo Mendoza en una entrevista: "Antes, cuando era joven, tenía muchos miedos, pero pequeños, y ahora tengo pocos miedos, pero grandes."

La edad, esta que vamos teniendo, entonces, ¿aumenta o disminuye el miedo? 



lunes, 24 de marzo de 2025

405. Campo a través

 He escrito "a contracorriente" como metáfora espacial para indicar cómo nos movíamos, cómo nos orientábamos, durante aquellos años en FIBE (Fundación para la Investigación de la Biología Evolucionista). No era así, exactamente. Nuestra trayectoria, en muchas ocasiones, no iba en sentido contrario a lo esperado en el marco del paradigma vigente, sino más bien "campo a través". Y creo que no he dejado nunca de recurrir después, de vez en cuando, y aun casi sin darme cuenta, a ese no-camino. 



sábado, 22 de marzo de 2025

404. Faustino Cordón

"En un lugar de mi autobiografía del que no quiero acordarme", dice un texto de Julio Cortázar que escuché hace poco, en voz del propio autor, en el Café del Sur de Dimitri Papanikas. No quisiera acordarme yo, precisamente, del momento y el motivo de mi despedida de Cordón, yo en busca de mi propio camino, intuido, y él muy cerca ya del final del suyo. Estos breves textos que acaba de publicar Mundo Obrero quieren, muy modestamente, hacer justicia a lo que aprendí de él y a todo lo que compartimos (preguntas, ideas, esperanzas y desalientos) en aquellos años inolvidables.

https://mundoobrero.es/2025/03/21/faustino-cordon-pensamiento-y-obra/

https://mundoobrero.es/2025/03/21/actualidad-de-la-biologia-evolucionista/

https://mundoobrero.es/2025/03/21/la-ciencia-en-la-vanguardia-del-desarrollo-social/

 

 

domingo, 9 de marzo de 2025

403. Filosofía del don

 Llevo un tiempo dándole algunas vueltas, a ratos, a esto del don (the gift, en inglés), de la filosofía del don, y a las perspectivas filosóficas que poco a poco voy descubriendo en este ámbito teórico: Derrida, Han, Heidegger, Vattimo, Jaspers, y otros/as. Para mi propia orientación/navegación, lo dejé mencionado en el congreso reciente sobre Foucault. La vida, la existencia, como un don, como parece indicar Heidegger en sus Beiträge, aunque todavía me queda mucho para llegar ahí (y en el fondo, quizás, la cuestión estribe en llegar precisamente ahí). Ahora, con motivo de la celebración del décimo aniversario del banco de cerebros de Oporto (y Portugal), y de las exposiciones y conferencias sobre ciencia y arte programadas a tal efecto, se me ha ocurrido desarrollar ("armar", como dicen en Argentina y Uruguay) un ensayo de análisis más modesto y controlado (y también más práctico y vivido) sobre la donación de cerebro. Science & philosophy of brain donation, se titulará la charla. Si la (buena) divulgación científica es difícil, ¿no lo será aun más este intento de divulgación filosófica eficaz, es decir, fácilmente comprensible?

 

 

sábado, 22 de febrero de 2025

402. El placer de expresar(se)

 No recuerdo ahora un final de novela tan fulgurante o tan luminoso, tristemente luminoso, como el de La chica de ojos verdes, de Edna O'Brien. La protagonista (y voz narrativa), Caithleen, se ha instalado en Londres con su amiga Baba, huyendo primero de la vida estrecha del pueblo (Las chicas de campo, título anterior de la saga) y de la vida absurda y hostil de Dublín. Caithleen ha dejado atrás (a duras penas) un amor roto, a un solitario Pigmalión que la ha querido y despreciado, diríase que a partes iguales. Y estudia Filología. Es inevitable buscar a la propia autora transfigurada detrás de esa voz.

"Hasta Baba se da cuenta de lo mucho que he cambiado, y me dice que como no deje de estudiar por las noches acabaré hecha una pobre desgraciada con gafas y zapatos planos. Lo que Baba no sabe es que por fin estoy aprendiendo a ser yo misma, y cuando sea capaz de expresarme imagino que no me sentiré tan sola ni tan lejos del mundo al que él trato de llevarme demasiado pronto."*

Ser capaz de expresarse, ese afán, ese placer.

 

* O'Brien E. La chica de ojos verdes. Traducción de Regina López Muñoz. Madrid: Errata Naturae; 2014, pp. 330-1. 



domingo, 2 de febrero de 2025

401. Sádaba desenfadado

He leído con gusto y algo de desconcierto (a veces) El arte de filosofar, donde un Javier Sádaba desenfadado (y a veces también muy enfadado) habla de lo humano y lo divino con brevedad y claridad wittgensteinianas. El gusto viene seguramente de ver cómo la alta competencia "técnica" de un reconocido experto en Ética puede dar lugar a reflexiones muy oportunas sobre cuestiones cotidianas (lo humano) lo mismo que sobre asuntos de filosofía más bien "académica" (lo divino). "Duchémonos con la bondad pero sequémonos con la justicia"*, dice, p. ej., enlazando hábilmente ambas orillas del discurso. El desconcierto (pequeños tropiezos, digamos, en la lectura) se debe a una tensión (que el autor intenta abordar críticamente en algún lugar) entre la invitación a la reflexión y el diálogo, a la crítica fundamentada, por una parte, y la declaración del "porque me da la gana", por otra. Breve, pues, y claro, y también honesto.


* Sádaba, Javier. El arte de filosofar. Córdoba: Almuzara, 2023 (p. 73).

 


domingo, 19 de enero de 2025

400. De los usos de la tumba de Darwin

 Hace unos días (13 de enero) dos señoras inglesas mayores (que yo) nos recordaron, escribiendo sobre la tumba de Darwin, en la Abadía de Westminster*, que en 2024 el planeta superó el límite de calentamiento global de 1,5 grados C establecido como margen de seguridad en los Acuerdos de París de 2015**. Lo hicieron con pintura de tiza, que se puede lavar fácilmente con agua. Sorprende ver las reacciones escandalizadas de algunos científicos y divulgadores de la ciencia. ¿Es acaso más sagrada la tumba del autor del Origen que las especies (la vida) cuya extinción masiva se acelerará a partir de este umbral ya (prematuramente) alcanzado de calentamiento global***? "Darwin se removería en su tumba si supiera esto", declararon entonces las activistas. Y también se alegraría de que su tumba tuviera este buen uso (pienso yo).


* https://juststopoil.org/2025/01/13/1-5-is-dead-darwins-grave-painted-as-world-passes-safe-limits-threatening-mass-extinction/

** https://unfccc.int/es/acerca-de-las-ndc/el-acuerdo-de-paris

*** https://en.wikipedia.org/wiki/Extinction_risk_from_climate_change



domingo, 12 de enero de 2025

399. Aporías de la democracia: biopolíticas públicas

No es fácil precisar el concepto de biopolítica, porque los autores que han pensado en este ámbito de cuestiones (Arendt, Foucault, Negri, Esposito, Sloterdijk, Zizek, entre otros) han destacado diferentes aspectos de un tema común (amplio y de límites difusos). El propio Foucault, que nos enseñó a pensar cómo el poder político alcanza los niveles más profundos de nuestra existencia biológica, llegó a proponer y a utilizar tres nociones diferentes de "biopolítica"*. Hace un tiempo hice un primer viaje (de ida y vuelta) a la biopolítica, y me emplacé a mí mismo a ir recogiendo materiales para lo que entiendo desde entonces como una (posible) biopolítica afirmativa, de signo contrario a la "necropolítica" dominante**. 

En algunas de estas recientes comidas navideñas, Mu y yo, de nuevo, a vueltas con la defensa de la sanidad y la educación públicas; cuando las correspondientes entidades privadas, cada vez más poderosas (como ponen de manifiesto el affaire MUFACE y la proliferación ilimitada de las universidades privadas en el país, a punto de superar en número a las públicas) se permiten desafiar al Estado negociando con las vidas de miles, cientos de miles de personas. En alguna de esas discusiones se me ocurrió recurrir a la ingenua sugerencia de Edgar Morin [§280], en cuanto a la posible capacidad de una masa (una multitud, diría Negri) de consumidores o usuarios para enfrentarse a una política (o anti-política) determinada. Asumimos el deterioro progresivo de la sanidad pública en los últimos años, deterioro limitado a los tiempos de demora en las citas para las patologías o condiciones no graves ni urgentes, esto es, cuidadosamente calculado para trasladar toda esa carga asistencial "de bajo riesgo" a la sanidad privada). Asumimos también el empeoramiento de las condiciones de trabajo de los profesores de la enseñanza pública, la reducción forzada de plazas para alumnos y la creación de guetos sociales disuasorios. Bien (es un decir), sin embargo... ¿y si, con una precisa organización política en cuanto a su organización espacio-temporal, como si de una huelga general se tratara, decidiera todo el mundo, a la vez, renunciar a la sanidad y a la educación privada (concertada) (todo el mundo con la suficiente conciencia política y social, se entiende) y reclamar su derecho (humano, constitucional) a un servicio público de calidad? Eso es imposible, es la respuesta inmediata, nadie se va a jugar la vida (biológica o biográfica) de esa manera. Y esa es precisamente la cuestión, cuya ambivalencia Foucault supo diseccionar perfectamente, y que de alguna forma representa los dos signos, positivo y negativo, de la biopolítica. Una buena política (pública) hoy, en un país como el nuestro (esto conviene no olvidarlo), permitiría curar, cuidar y educar en un grado (técnico y de equidad) excelente. Sin embargo, esas mismas políticas alcanzan niveles tan profundos y frágiles de la vida, que dejan a la población inerme cuando, en malas manos, van dirigidas, en último término, contra la vida, la vida mejor de la mayoría.


*Lemke, T. Introducción a la biopolítica. México: Fondo de Cultura Económica, 2017 (p. 49).

** https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8773159

 


lunes, 6 de enero de 2025

398. Malos tiempos para Sartre

 En un reciente artículo, Barco lleno, barco vacío, Antonio Muñoz Molina asocia, con el calor de lo recién vivido y del vivo recuerdo lejano, autobiográfico, la noción de fraternidad a las reuniones familiares propias (aunque no exclusivas) de las semanas navideñas que hoy concluyen*. Celebro (casi) todo en el texto, la sensibilidad con que recoge el heterogéneo encuentro trans-generacional, la diversidad compartida y respetada, e incluso, cómo no, la nostalgia que dejan, cuando concluyen, estas reuniones y su recuerdo. Si no tuviera suficiente con la mía propia (con solo unos pocos años menos que el novelista), tengo la mirada de mi madre nonagenaria, con la mejor memoria del mundo, para recordarme el abismo existencial que puede comenzar ahí. 

Lo que no puedo celebrar, y me impulsa a dejarlo aquí inscrito, es la cita de la (manida) frase de Sartre, "el infierno son los otros", contrapuesta a esa idílica fraternidad familiar, y acompañada de un comentario, diríamos que, como poco, un tanto apresurado: "es en gran medida una tontería". Quizás lo fuera (aunque habría que pararse a pensar un par de veces antes de tildar de tontería una frase de Sartre) si el filósofo, en A puerta cerrada (Huis clos), situara la acción de su obra teatral en una comida familiar, p. ej., y no en el propio infierno, donde debaten claustrofóbicamente tres personajes bastante malvados. Ya en 1964 (veinte años después del estreno de la obra), el propio Sartre hablaba del uso incorrecto y banal de su cita en una entrevista, que se encuentra directamente accesible desde la entrada de la Wikipedia dedicada a la obra teatral.** Lo peor es la corrupción de lo mejor, como decían los escolásticos; eso es lo que Sartre quería decir, o mejor, de lo que nos quería advertir. Y una cita inteligente mal hecha puede, sí, ser una tontería.


* https://elpais.com/opinion/2024-12-28/barco-lleno-barco-vacio.html

** https://es.wikipedia.org/wiki/A_puerta_cerrada_(obra)



viernes, 3 de enero de 2025

397. Descubrimiento de un poeta (y redescubrimiento, quizás, de otro)

 Siempre es una alegría descubrir a un(a) poeta, y reducir así algo más la oscuridad en que (sin saberlo hasta entonces) vivimos. Este último hallazgo se lo debo al excelente programa radiofónico de Dimitri Papanikas (Café del Sur), que vengo escuchando últimamente en podcasts, con afán de coleccionista, desde sus primeras emisiones en el verano de 2009. En una entrevista con Paco Ibáñez, ambos hablan de los poetas latinoamericanos que han dado lugar a canciones (los primeros programas de Café del Sur estaban dedicados al tango), y el cantor de poetas dice que para él solo había dos poetas importantes: Pablo Neruda y Raúl González Tuñón. Vaya, otro poeta que no conozco, me digo, y me pongo a buscar. 

Otro poeta comunista, es lo primero que encuentro, y este, al parecer, lo fue toda la vida. Encuentro, además, un texto de Joaquín Sabina, cuya fuente no consigo encontrar, y que está, citado y accesible, en la presentación de la antología poética de González Tuñón publicada por Visor en 2021. Vale la pena leerlo entero:

"Raúl González Tuñon (Buenos Aires, 1905-1974), bendito sea; porque uno, en su ignorancia bautismal, ni sabe ni quiere saber cuáles son los mecanismos sutiles y misteriosos por los que un racimo de versos imborrables queda tatuado a fuego en la memoria de los veinte años como jamás, por sublime que fuera, lo haría después otro poemario. ¿Cómo no iba a gustarme si hablaba del farolito de la calle en que nací, del balcón donde volverían a colgar sus nidos las más oscuras golondrinas, de las Magdalenas imposibles con las que nunca dormiría, de las patadas en la puerta que, a media noche, me desvelarían? ¿Cómo no iba a amarlo si yo también coleccionaba tarjetas postales y quería viajar y ser feliz y, antes que nadie, sí, que nadie, estuve enamorado de Rosita? Luego llovió, diluvió sobre mojado y leí y canté y viví y rodé y bebí y olvidé y jugué y perdí y cada vez que, a ratos, escampaba, allí seguían los versos de Raúl grabados para siempre en la piel del corazón de la memoria. Porque le deben todo mis canciones, porque lo quiero tanto todavía, por su muerte tan viva y tan insomne, porque me hace llorar a pleno día, por los años impíos y fugaces, por la primera piedra en tantos barrios, por mi guerra de España tan perdida, por su Rosa blindada, porque todos somos humanos, inhumanos / fatalistas, sentimentales, / inocentes como animales / y canallas como cristianos."

La rosa blindada es un poemario, publicado en 1936, que el autor argentino dedicó a la Revolución de Asturias. Ya solo me faltaba acudir a mi enciclopedia de poesía, la colección completa de la revista Litoral (Revista de la poesía, el arte y el pensamiento), que heredé de mi padre, y que mantengo, año a año, actualizada. En el número dedicado en 2007 a Argentina (poesía y arte contemporáneos), encuentro algunos poemas excelentes de González Tuñón. Sigo buscando en la web, y de una extensa antología (Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013), quisiera destacar este poema, quizás porque me recuerda a mi querido Miguel Torga, El caballo muerto

"Media noche. Sobre las piedras
de la calzada hay un caballo muerto.
Aún faltan cinco horas
para que venga el carro de 'La Única'
y se lo lleve. Ese caballo viejo,
hedoroso de sangre coagulada,
ese pobre vencido, fue un obrero.

Un hermano del pájaro, un hermano del perro.
Fue el hermano caballo que anduvo bajo el sol,
que anduvo bajo el agua, que anduvo entre los vientos
tirando de los carros
con los ojos cubiertos.
Fue el hermano caballo. Ninguno irá a su entierro."